
Si por algo se ha caracterizado siempre China es por tener una cultura del trabajo y del esfuerzo muy diferente a los países occidentales. Ya son varios los empresarios españoles afincados en el gigante asiático que han contado su experiencia allí, así que ahora les toca a los chinos que emigraron a nuestro país y que pueden ofrecer una versión diferente del relato, como Alejandro Zuhang, de 24 años y nacido en Jerez de la Frontera (Cádiz) después de que sus padres llegasen a España desde China hace ya más de dos décadas.
En 'Sísifo Podcast', Zuhang cuenta que se crio a medio camino entre España y China, ya que aunque nació aquí, estudió la primaria en el país natal de sus padres para regresar a hacer la ESO más adelante en tierras españolas. Tras seis años viviendo en el gigante asiático para después volver a España, aunque era pequeño, se dio cuenta de lo que diferencia a los trabajadores españoles de los chinos y de cómo estos últimos han sabido aprovechar "la pereza" de los españoles.
El joven destaca que los chinos vieron que "los españoles son vagos" y lo supieron aprovechar, llegando a la siguiente conclusión. "Lo que vamos a hacer es abrir una tienda donde haya muchas viviendas porque son vagos, a lo mejor por una lata de cerveza no se van a ir al supermercado". Esto cuando vieron que montar bazares o pequeñas tiendas de alimentación les salía rentable, aunque la familia de Zuhang decidió apostar en un principio por la restauración china, rama que en los últimos años se ha echado a perder.
Cuando la generación de sus padres emigró, admite que muchos chinos venían a España porque su país era pobre, se ganaba poco dinero y había mucha competencia. Hoy en día, el panorama ha cambiado radicalmente: China se ha convertido en uno de los países más ricos del mundo, económicamente hablando, e incluso se sitúa hasta una década por delante en lo referente a tecnología.
La jornada laboral y cómo afecta a la mentalidad
Pero hasta llegar a este punto, hay que ver cómo Zuhang percibe a los trabajadores chinos en España y cuáles son las diferencias con el gigante asiático, que empiezan desde bien pequeños. "Te inculcan que tienes que ser trabajador. La disciplina va por delante de todo lo que aprendes en lo que es cultura. Aquí (en España) son mucho más flexibles: si un día o dos no vas a clase, no pasa nada. Pero allí (en China) es una locura", recalca el joven.
Asimismo, añade que otra cosa que le extraña muchísimo "es que aquí muchas veces aunque el profe da tres páginas muchas veces no te queda claro. Pues allí es una locura. Te meten contenido de 20 páginas y eres capaz de entenderlo". Y esta no es la única diferencia que observa Zuhang, también ve que los chinos que viven en España son muy ahorradores, algo que si estuvieran en su país no serían.
Con respecto a la jornada laboral, cuenta que "aquí está hecho un sistema que trabajas 40 horas y allí está otro que si terminas el trabajo, da igual cuantas horas estés, te vas a tu casa. Ahí si se te lía el trabajo puedes estar 60 horas y aquí son 40 fijas", continúa. De hecho, una de sus afirmaciones más sorprendentes es que los españoles, a pesar de ser vagos, trabajan más horas que los chinos, aunque con matices:
"Un español por ley trabaja 40 horas, pero en China no hay ley. En el contrato no pone cuántas horas tienes que trabajar, puedes trabajar 50 o 20, el que termina antes se va a su casa y puede cogerse cinco días de vacaciones porque los primeros dos días de la semana ha terminado todo su trabajo".
Mientras, en España aunque termines el trabajo el martes, el miércoles tienes que acudir de nuevo a tu puesto: "Da igual cuanto trabajes en un día, si total al siguiente vas a tener que trabajar igual. Por qué me voy a matar a trabajar un lunes si también lo voy a tener que hacer el martes". Eso sí, "tu nunca verás a un chino que se pega su horita de descanso para tomarse una cerveza. Es capaz, si hace falta, de tirarse 14 horas seguidas trabajando para terminar todas las tareas que tiene".
Es casi como si Zuhang estuviera poniendo el ejemplo perfecto a la famosa frase "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy", diciendo que los chinos lo dejan todo hecho ayer mientras que los españoles piensan en que al día siguiente tienen otras ocho horas obligatorias para terminar el trabajo.
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