Economía

Así desperdicia España el 20% de su mano de obra: 4,9 millones de personas aún esperan una oportunidad

Foto: EP

El mercado laboral español cerró 2024 con un récord en el número de ocupados y unas cifras de paro inéditas desde la Gran Recesión, una tendencia que contrasta con el enfriamiento económico en la Unión Europea. El Gobierno destaca que España es el país que más empleo crea y que la cifra de nuevos trabajadores supera la de Alemania y Francia juntas. Pero esta comparativa tiene truco: el nuestro es también el mercado laboral que más mano de obra desaprovecha, entre parados, desanimados que se han rendido en la búsqueda de trabajo y subempleados que solo encuentran uno por horas. Todos ellos aún suman 4,9 millones de personas, un 19,4% del total de la fuerza laboral española.

Aunque el descenso de los parados en los últimos años ha reducido la cifra al mínimo de la serie histórica de la holgura laboral que elabora Eurostat, desde 2009, España sigue siendo el líder europeo con el mencionado 19,4%, una métrica que mide el desencaje entre un mercado laboral y sus potenciales trabajadores. En la media de los Veintisiete es del 11,7% y en Francia un 14,4%, aunque Alemania y otros países se mantienen en el nivel del 7%. Una diferencia que sorprende en un contexto en el que cada vez más empresas españolas hablan de dificultades para encontrar trabajadores.

La principal diferencia entre la holgura laboral y las encuestas de población activa, es que incluye a personas que no trabajan y quieren hacerlo, pero no cumplen algunos de los requisitos de búsqueda de empleo o disponibilidad inmediata que definen a un parado según los estándares de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Por ello entran en la categoría de inactivos.

Así, la tasa de holgura laboral no se calcula sobre población activa sino sobre el concepto de 'fuerza laboral ampliada'. Según esta métrica, los 2,79 millones de parados suponen el 11% del total, a los que se suman otros 1,14 millones de subempleo, el 4,5%, mientras que los colectivos de desempleados considerados inactivos suman 1,01 millones, un 3,9% (un 3% de personas dispuestas a aceptar un trabajo pero que no lo buscan, y un 0,9% que sí lo buscan, pero no están disponibles). Con ello, los componentes que no se consideran paro añaden 8,4 puntos al que ya es el nivel de desempleo estándar más alto de la UE.

Ante estos datos, la afirmación de que España crea más empleo que el resto de las economías europeas no resulta tan positiva. Tiene toda la lógica que el país con la mayor holgura laboral tenga mayor margen de crear empleo, sobre todo, en un contexto de fuerte repunte del PIB. Pero no tiene mucho sentido compararse con países que tienen un desempleo y una holgura muy inferior, es decir, menor margen para sumar nuevos empleos.

La sombra del paro oculto

El debate sobre si estas personas que no trabajan son 'paro oculto' o no ha estado vigente desde la pandemia, ya que hablamos de personas que no pueden buscar empleo o están 'desanimados' por la falta de expectativas. Una polémica que nace también de las aparentes discrepancias entre metodologías estadísticas. La Encuesta de Población Activa española detecta a unos 125.000 inactivos 'desanimados' que quiere trabajar, pero no buscan activamente empleo. Sin embargo, la metodología de Bruselas los eleva a 771.000.

La diferencia es que Eurostat cuenta para la holgura a todos los que quieren un trabajo, pero no lo buscan activamente. El INE considera 'desanimado' a aquel que dice explícitamente que no busca empleo porque cree que no lo encontrarán.

A esta cifra, el organismo europeo añade otros 240.000 'desempleados' que sí buscan trabajo, pero no están disponibles para incorporarse inmediatamente a uno, un dato que la EPA convencional no desglosa.

Una pregunta recurrente sobre estos 'parados no declarados como tales' es si España los 'esconde' en sus estadísticas. Pero, aunque la EPA, por su propia metodología, no los recoja, el INE sí publica un anexo con las cifras de 'inactivos especiales' según los criterios de Eurostat. Así que no cabría hablar de opacidad.

Por otro lado, el 3,9% que aportan a la fuerza laboral ampliada es inferior al 7,2% de Italia, al 6,2% de Suiza, el 5,8% de Finlandia, el 5,7% de Luxemburgo o el 4,4% de Irlanda. Países, todo ellos con un porcentaje de paro estándar menor que el de España, lo que implica que el nuestro no es el mercado laboral que más desempleo 'esconde' bajo las definiciones estadísticas.

En lo que España sí campeón europeo es en subempleo. Las personas que trabajan a tiempo parcial y querrían trabajar más horas suponen el 4,5% del total de la fuerza laboral ampliada. Es un dato que queda por debajo de Países Bajos (4,8%) y Finlandia (4,6%). Pero hay que tener en cuenta que ambos países tienen una tasa de empleo a tiempo parcial superior a la española.

Más allá del paro

La holgura, igual que el paro, ha tenido un comportamiento muy volátil en los últimos años. Aunque la serie histórica llega a 2009, cuando ya había estallado la crisis inmobiliaria y financiera en España, los datos muestran que el mayor factor de su evolución en los últimos quince años es el porcentaje de parados, que sí se ha reducido sustancialmente desde el primer momento, mientras el resto ha registrado una variación más tibia.

Así, los componentes 'adicionales' de la holgura sumaban 8,2 puntos a la tasa general en el primer trimestre de 2009 y 8,4 puntos porcentuales en el tercer trimestre de 2024, últimos datos disponibles. En este periodo, alcanzaron un máximo del 12,1% del total de la fuerza laboral ampliada en 2014 (y un 12,2% coincidiendo con la pandemia). Es una variación mucho menor a la anotada por el paro.

Esto supone que, por mucho que España recorte su tasa de paro a un ritmo histórico, sigue manteniendo un elevado diferencial de holgura elevado respecto al resto de la UE, en términos de mano de obra mala aprovechada. Un desafío que refleja las debilidades de un modelo productivo incapaz de utilizar (o aprovechar mejor) a un volumen ingente de trabajadores.

El problema no responde a las explicaciones habituales del desencaje entre mano de obra y demanda de trabajadores, que cita la inexperiencia o falta de formación de los jóvenes (cuya tasa de paro es mucho más alta que la media) o los trabajadores seniors, que se consideran con mayores problemas para adaptarse a los nuevos desafíos del mercado laboral y suelen optar por anticipar su retiro.

Los menores de 25 años tienen una holgura laboral del 42% y los mayores del 17,8%. Pero la franja de edad entre 25 y 54 años, considerada la edad 'prime' para el análisis laboral en términos de análisis macroecónómico, es del 17,1%, también la más alta de la Unión Europea (cuya media es del 10%). Y no solo por su porcentaje de paro: también registran el mayor nivel de subempleo entre los 27.

Esto confirma que se trata de un problema generalizado en todos los colectivos de edad y supone un problema de encaje mucho más profundo y enraizado en la economía española de lo que la simple evolución del desempleo pueda hacer pensar.

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