
En los dos últimos años, el Ministerio de Trabajo ha pasado de minimizar el problema de la falta de mano de obra en España a dedicar varios estudios a las razones que lo explican. Eso sí, sigue poniendo el foco en las "condiciones laborales desfavorables" que ofrecen las empresas. El Servicio Público de empleo Estatal (SEPE) las sitúa como una de las principales causas de los problemas para encontrar trabajadores, "especialmente en la construcción, en la hostelería y en el comercio", sectores en los que el rechazo a las jornadas, horarios, sueldos o "penosidad" de los trabajos está provocando una auténtica "fuga de talento".
El análisis recalca que no se trata solo de una cuestión de "bajos salarios", sino que influye un ambiente laboral "inapropiado". Esto incluye cuestiones como la organización del tiempo de trabajo , la "movilidad geográfica" que impone a los trabajadores, el tipo de contrato, su temporalidad o carácter estacional y la "dureza o precariedad" o precariedad del puesto. Por ello, se plantea la necesidad de "aumentar la inspección y mejorar las condiciones laborales" como una posible solución para atajar unos problemas que ahuyentan a los potenciales trabajadores.
Según las estimaciones del Observatorio de las Ocupaciones del SEPE, el hecho de que nadie se presente a una oferta de empleo explica el 25% de los puestos que se quedan sin cubrir, un impacto mayor que el de los descartes de candidatos con la formación requerida. Pero la negativa a aceptar las condiciones es también la primera causa por la que los proceso de selección en los que sí aparece un aspirante adecuado acaban naufragando.
Como consecuencia, las personas preparadas para cubrir el puesto acaban probando suerte en ocupaciones diferentes a las correspondientes a su formación, lo que agrava todavía más el desencaje "entre oferta y demanda de empleo".
En su último informe anual sobre Tendencias del Mercado de Trabajo, el Observatorio insiste en una tesis defendida por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ante las denuncias de las empresas y patronales de esos mismos sectores acerca de las dificultades para encontrar trabajadores. Pero las avala con un amplio sondeo a servicios públicos de empleo autonómicos, cámaras de comercio, agencias municipales de colocación, agencias privadas de colocación, portales de empleo, organizaciones empresariales, sindicatos, universidades y empresas.
Sin embargo, su diagnóstico sobre la situación en construcción, hostelería y comercio no deja de ser paradójica, porque también han sido las actividades en las que más se ha incrementado la contratación indefinida tras la reforma laboral. Especialmente en la construcción, que se ha beneficiado de un contrato especial, "indefinido adscrito a obra" que puede extinguirse si el proyecto concluye sin que la empresa pueda recolocar al trabajador en otro. Una fórmula que a muchos laboralistas recuerda a la de los antiguos contratos por obra y servicio, aunque ahora la indemnización por cese es levemente mayor incluso que la de un despido objetivo.
Pero que estos trabajos cuenten con un tipo de contrato más estable no es una ventaja si siguen funcionando bajo unas condiciones de mayor "penosidad", lo que explica que el organismo dependiente del Ministerio ponga el foco en ellos. Y esta situación se aprecia en los resultados de su investigación.
Cuatro de cada diez vacantes quedan 'desiertas'
La encuesta del Observatorio detecta 19 ocupaciones que registran las mayores dificultades para contratar, una lista encabezada por camareros y cocineros, albañiles, conductores, fontaneros, soldadores, electricistas, mecánicos o enfermeros en la que no aparecen profesiones vinculadas al sector digital o tecnológico, pese a aparecer entre las que más han incrementado el número de vacantes. También hay que tener en cuenta que muchas de esas búsquedas de empleo no se gestionan a través de los servicios públicos de empleo y las empresas "tienen relativamente menor problema en encontrar personal cualificado".
Como media general, la falta de candidatos hizo imposible contratar en el 24,5% de los casos estudiados, mientras que la falta de formación mínima sumó otro 16,9%, algo que puede responder a la "fuga de talento" que lleva a los candidatos a probar suerte en ocupaciones para las que no están suficientemente preparados.
Pero una vez superado el filtro inicial, que explica un 41,4% de los puestos sin cubrir, la pregunta es qué impide cuando sí se presenta un candidato. Aquí, la primera causa es el desacuerdo con las condiciones laborales: alcanzaron el 15,9% del total. Un porcentaje mayor que el 11,4% de procesos en los que el candidato carecía de "competencias técnicas" para el puesto, o el 9,3% en el que no reunía con la experiencia suficiente. Otro 8,9% carecía de "competencias personales" y un 5,62% de "competencias transversales" (como el dominio de idiomas), mientras que un 7,9% se achacó a otras causas.
Sin embargo, estos datos fluctúan enormemente según la ocupación. Así, se da la paradoja de que en actividades en las que la falta de candidatos adecuados lastró menos la cobertura de vacantes que en el resto, el desacuerdo por las condiciones se convirtió en la causa de que no se produjera la contratación. Esto ocurre ente los camareros y cocineros, y cuidadores a domicilio.
Por otro lado, en profesiones sanitarias con mayor cualificación, como enfermeros y médicos, en los que la falta de candidatos fue el mayor problema, el desacuerdo en las condiciones de trabajo tuvo un peso mayor que el resto a la hora de que el puesto no se cubriera. Aquellos en los que esta causa jugó un papel mayor fueron los fontaneros, soldadores, electricistas y mecánicos.

Estos resultados parecen contradecir en parte la tesis de Trabajo. Así, en las actividades vinculadas a la construcción, aunque el desacuerdo sobre las condiciones laborales es relevante a la hora de provocar que un puesto quede vacante, no lo son más que las competencias técnicas del candidato.
Pero el Observatorio señala que aquí hay que fijarse en los candidatos 'desaparecidos', que en una gran parte se explicarían por su rechazo a las condiciones laborales, especialmente entre los profesionales de menor edad. "Sectores como la agricultura, transporte, hostelería, comercio y construcción no resultan atractivos para muchos jóvenes, lo cual agrava la dificultad de cobertura", incide el estudio.
Para la construcción, esto se traduce en una situación en la que se combina un "serio problema de envejecimiento de los trabajadores y de escasez de mano de obra". Aunque hay que distinguir ente los puestos de menor cualificación, como los albañiles, y los que exigen mayor formación, como fontaneros, electricistas y similares). "Faltan técnicos en Formación Profesional, principalmente, no solo en construcción, sino en la industria en general y en el transporte, lo cual es un factor limitante de atracción de talento y modernización", apunta el estudio.
Relacionados
- Retrato de la 'nueva' precariedad: el 36% de los temporales no pasa de 7 días y solo un 5% llega a fijo
- Algo no cuadra en España: el país con más paro y menos vacantes dispara los sueldos ofertados más que Alemania
- La escasez de mano de obra impacta en los precios de construcción y empieza a asfixiar al sector
- El 'milagro' del empleo indefinido en la construcción se sustenta en un despido más fácil