
¿Se pagan muchos impuestos en España? Pues la respuesta dependerá del sujeto pasivo al que se pregunte. Si bien es cierto que la presión fiscal general muestra que España se encuentra levemente por debajo de la media de la zona euro, hay otro indicador que pone el foco únicamente en los trabajadores que coloca a los españoles en los puestos de cabeza de los países avanzados. Los impuestos al trabajo en España son más altos que en la media de los países desarrollados, quedando incluso por encima de Dinamarca o Noruega, economías que presentan una presión fiscal general de las más elevadas del mundo. Además, la tendencia de este indicador es clara: los trabajadores pagan cada vez más impuestos. Así queda reflejado en la nueva edición 'Taxing Wages' (impuestos sobre los salarios) que publica anualmente la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), más conocida como la cuña fiscal, y que este año recoge un nuevo incremento del IRPF y, más sensiblemente, de las cotizaciones sociales.
La cuña fiscal para los trabajadores solteros y sin hijos es el indicador más usado para comparar los impuestos al trabajo entre los diferentes países. En 2023, la cuña fiscal en España superó el 40% de los costes laborales en España, un umbral que no tocaba desde 2014 (tras las fuertes subidas de impuestos aprobadas en un contexto de fuerte déficit público tras la crisis de deuda soberana) y que revela la creciente presión fiscal a la que se ve sometido el 'sector más productivo' de la población, es decir, los trabajadores. España ha subido dos puestos en el ranking de la cuña fiscal desde el año 2021, adelantando a la República Checa y Turquía.
En concreto, la cuña fiscal española fue del 40,2%, siete décimas más que en 2022 y casi un punto porcentual más que en 2021. De esos 40,2 puntos, la OCDE aclara que 12 puntos se deben al IRPF, 4,9 a las cotizaciones sociales que aporta el trabajador y 23,3 puntos a las cotizaciones que paga el empresario. En total, el coste laboral medio para los trabajadores solteros y sin hijos en España fue de 63.383 dólares (en paridad de poder adquisitivo). De esta cantidad, se marcha en impuestos 25.480 dólares.
Resulta pertinente aclarar que las cotizaciones sociales no suelen definirse como un impuesto al uso, puesto que el pago de estas contribuciones generar un derecho futuro o contraprestación (las pensiones, prestaciones por desempleo) de cobro. El pago de estas cotizaciones funciona como una suerte de salario diferido que se recibirá en la vejez o por otros motivos. Sin embargo, de forma coloquial, se suele considerar como un impuesto del trabajo, puesto que tiene muchas de las cualidades que definen a los impuestos.
Por qué sube la cuña fiscal en España
Todo hace indicar que los españoles están pagando una cantidad cada vez mayor de impuestos al trabajo por varios motivos, entre los que destacan lo que se conoce como aumento de la presión fiscal en frío, producto de no deflactar el IRPF (los salarios suben con la inflación, pero los tramos del impuesto se mantienen y, por tanto, el tipo efectivo aumenta de forma automática) y el incremento del tipo nacional del IRPF a las rentas más altas.
En el sentido normativo también afecta la última reforma de pensiones, que incorporó una subida del tipo de cotizaciones sociales que pagan las empresas y el trabajador. El llamado Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) arrancó en 2023 aplicando otro 0,6% en las nóminas, mayormente a cargo de la empresa (0,5%) y otro tanto a cargo del trabajador (0,1%) que explican parte del incremento de la llamada 'cuña fiscal'.
La entrada en vigor del MEI provocó una subida que la OCDE cuantifica del 0,36%. De hecho, España cerró el curso como uno de los países desarrollados donde más subió el tipo aplicado en cotizaciones sociales. Y, en este caso, sí es un impuesto puro y duro: los ingresos generados por esta 'cuota' van a la hucha de pensiones y pagarán una parte de las pensiones del baby boom, pero no generan ningún derecho adicional en prestaciones futuras.
La OCDE aclara en este trabajo, la 'cuña fiscal' pondera el peso del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF por rendimientos del trabajo), las contribuciones a la seguridad social (tanto del trabajador como del empresario) y otros impuestos que aparecen la nómina sobre los ingresos salariales brutos. Esta suerte de presión fiscal sobre el trabajo no incluye impuestos como el IVA, Sociedades o los impuestos sobre las ganancias del capital, por ejemplo. Es decir, es un indicador que muestra solo los impuestos sobre la renta salarial, incluyendo los impuestos pagados por el trabajador y por el empleador.
La reciente propuesta de la CEOE, que reclamaba una mayor transparencia salarial, permitiría al trabajador ver de una forma más clara este indicador. Con estos datos, la cuña fiscal de España es mucho más elevada que la media de la OCDE (34,8%), pero también más alta que la de países como Noruega o Dinamarca (ambos con una cuña del 36,4%) o Islandia (31,7%). Estos países compensan la menor imposición al trabajo con otros impuestos, principalmente indirectos, como son un IVA con un tipo efectivo más elevado u otros impuestos especiales, por lo que terminan presentando una presión fiscal general superior a la de España.
Bélgica, Alemania, Austria y Francia se encuentran a la cabeza de este ranking de impuestos sobre el trabajo, con una cuña fiscal que supera el 46% en todos los casos. En la parte baja de la tabla aparecen Colombia, Chile, México, Nueva Zelanda o Israel. También destacan por su baja presión fiscal al trabajo importantes economías como EEUU, Reino Unido, Irlanda o Suiza, cuya cuña fiscal no supera el 35% (más de cinco puntos por debajo de España).
¿Cómo son las ayudas fiscales por tener hijos?
Uno de los aspectos determinantes para fomentar la natalidad son los impuestos, una palanca que puede activar el Estado para favorecer fiscalmente a las familias que decidan tener hijos. Sin embargo, la presión fiscal que soportan las familias españolas no se ve tan relajada como en el promedio de las economías desarrolladas.
La diferencia entre un solo trabajador con salario medio (sin hijos) y una pareja casada con una única nómina y dos hijos que gana el salario promedio resulta en una presión fiscal del 35,5%. Es decir, las bonificaciones fiscales al nacimiento y cuidado de menores apenas consiguen que una pareja pague 4,7 puntos menos de su salario en impuestos.
Este es uno de los aspectos donde la OCDE señala a España por su negativo desempeño fiscal, pues en el ranking está colocada en la tabla baja. Alemania es la gran economía del euro con mejor desempeño, pues las parejas con hijos pagan 14,7 puntos menos en impuestos por su salario. En promedio, las economías desarrolladas 'premian' a las familias aliviando 9,1 puntos, una presión fiscal que por sí ya es inferior a la española.
De hecho, España también tiene una de las 'cuñas fiscales' más elevadas de la OCDE para una familia con dos hijos en la que ambos progenitores ingresan un salario, pagando de media un 37,1% de su nómina en IRPF y cotizaciones sociales. De su lado, las economías desarrolladas gravan el 29,5% del salario. España no es un país para jóvenes ni para niños.