
La crisis existencial que atraviesa el tradicionalmente poderoso sector industrial alemán (el sector manufacturero supone el 20% de su Producto Interior Bruto) se agrandó un poco más en diciembre. El sector secundario de Alemania sigue sufriendo su depresión particular. La producción cayó en diciembre un 1,6% en comparación con noviembre, según los últimos datos publicados este miércoles por la Oficina Federal de Estadística (Destatis). El descenso fue claramente mayor que el anticipado por el consenso de analistas (que esperaba que fuera de solo cuatro décimas) y, para más inri, se trata de la séptima bajada mensual consecutiva. Aunque el dato de noviembre se ha revisado al alza, sigue mostrando una caída (del -0,7% al -0,2). De hecho, la producción industrial ya se sitúa ahora un 10% por debajo de su nivel prepandémico. Las señales no pueden ser peores.
"La producción en 2023 en su conjunto fue un 1,5% inferior a la de 2022, registrándose los descensos más significativos en las industrias de gran consumo energético y en la producción de energía", señala Destatis en su nota. De esta manera, la producción industrial de la mayor economía de Europa acabó el año pasado "un 10% por debajo de los niveles anteriores a la pandemia", constata en un comentario Carsten Brzeski, jefe de Macro de ING Economics.
Si bien el resultado de diciembre se vio favorecido por una subida del 4,1% intermensual de la producción energética y del 4% de la producción automovilística, la producción cayó fuertemente en la construcción (-3,4%) y en la mayoría de los sectores manufactureros, especialmente en el químico (-7,6%). La producción de la industria intensiva en energía disminuyó bruscamente (-5,8% intermensual) a pesar de la bajada de los precios del gas natural ese mes. Esto respalda la opinión entre los analistas de que, con unos precios del gas aún superiores a su media anterior a la pandemia, la producción de los sectores intensivos en energía seguirá siendo moderada este año.
Las perspectivas para la producción industrial global también son malas. Es cierto que los pedidos industriales aumentaron un 8,9% intermensual en diciembre, según los datos publicado este martes. Pero el fuerte repunte de los pedidos se debió principalmente a los pedidos a gran escala, en particular de aviones. Sin ellos, los pedidos habrían caído un 2,2% intermensual, hasta su nivel más bajo desde la pandemia. Y las encuestas siguen coincidiendo con una contracción de la producción en términos interanuales.
"En el cuarto trimestre, la producción cayó casi un 2%, lo que constituye una razón importante de la contracción de la economía alemana (-0,3% en el último cuarto del año, según el dato preliminar del PIB). De cara al futuro tampoco hay buenos augurios. De hecho, la débil evolución de la entrada de pedidos hace temer que la producción siga cayendo en los primeros meses del nuevo año", apunta Ralph Solveen, analista de Commerzbank en una nota para clientes. "Como suele ocurrir en diciembre, el calendario de las fiestas navideñas puede haber influido en estas cifras, cuyo efecto no suele ser totalmente absorbido por el ajuste estacional. En consecuencia, podría producirse un movimiento contrario en enero. Sin embargo, es poco probable que esto cambie la tendencia a la baja de la producción", añade.
Haciendo un examen de la producción por sectores, Solveen destaca que el significativo avance en la automoción viene precedido de datos que se han movido lateralmente en los últimos meses. Asimismo, achaca la importante caída en la construcción, en parte, a las condiciones meteorológicas. Sin embargo, advierte, la tendencia viene determinada cada vez más por la débil evolución de la entrada de pedidos, sobre todo en la construcción residencial. "En vista de la débil tendencia subyacente en la entrada de pedidos hasta hace poco, se espera que la producción también caiga en los próximos meses, a pesar de un posible ligero movimiento contrario en enero", zanja el experto de Commerzbank.
Ralph Solveen (Commerzbank): "Se espera que la producción también caiga en los próximos meses"
"Seguimos pensando que los elevados costes de la energía y la debilidad de la demanda interna y externa harán que la producción industrial alemana siga disminuyendo en 2024. Esta es una de las razones por las que esperamos que la economía alemana se estanque este año", coincide Franziska Palmas, de Capital Economics.
También para Brzeski, de ING Economics, la fuerte caída tanto de las exportaciones como de las importaciones, así como de la producción industrial de hoy, no sólo ilustra "la debilidad de la columna vertebral de la economía alemana", sino que también aumenta el riesgo de una revisión a la baja del crecimiento del PIB del cuarto trimestre.
"Las razones de lo que se ha convertido en una debilidad estructural de la industria alemana son bien conocidas. Las vacaciones de Navidad pueden haber exagerado el desplome de diciembre, pero incluso con algunas posibles revisiones de los datos, el panorama de uno de los peores años para la industria alemana no cambiará. Por ejemplo, la producción de la industria química en 2023 se situó en el nivel más bajo desde 1995", escribe el analista.
Un rayo de luz al final del largo túnel
De cara al futuro e intentando ser optimista, el analista del servicio de estudios del banco holandés subraya que los datos de pedidos industriales de ayer -aunque empañados por varios factores puntuales-, así como el giro gradual del ciclo de inventarios, enviaron una señal alentadora de que al menos la parte cíclica de la debilidad industrial alemana está tocando fondo. Sin embargo, reconoce, "Alemania no sería Alemania estos días si no hubiera nuevos problemas que pesan sobre las perspectivas a corto plazo: las huelgas de maquinistas de tren, personal de aeropuertos y aerolíneas, y las interrupciones de la cadena de suministro como consecuencia del conflicto militar en el Mar Rojo han hecho aún más probable otra contracción de la economía alemana en el primer trimestre del año y podrían alargar el proceso de tocar fondo. La reciente caída de las expectativas de producción apunta exactamente en esa dirección".
"La industria alemana sigue estancada entre la debilidad cíclica y la estructural, pero el reciente aumento de los pedidos industriales trajo al menos una vaga luz al final de lo que cada vez parece más un túnel muy largo", remata Brzeski.
"Nos preocupan las perspectivas alemanas: es nuestra principal pieza de esta semana. En el cuarto trimestre de 2023, el PIB se situó solo un 0,1% por encima de su nivel del último cuarto de 2019. El sector manufacturero lleva en recesión desde 2018. El sector está operando más de un 10% por debajo de su nivel de 2017, o al menos un 20% por debajo para casi el 40% de 186 subsectores. Algo tendrá que ceder, en algún momento. O la política fiscal se vuelve proactiva, o la demanda interna y el mercado laboral se rompen, o lo hará el crecimiento salarial. Creemos que será esto último", argumenta el equipo europeo de Bank of America (BofA) encabezado por Rubén Segura-Cayuela.
El 'misterio' de 2023
"Hemos tratado de encontrar culpables y creemos que la historia de la fabricación viene en múltiples actos. Una forma de mostrarlo es con los niveles de actividad en determinados agregados sectoriales: en 2018-19, el sector del automóvil estuvo en el centro de la debilidad. La combinación de la nueva normativa sobre emisiones WLTP (Worldwide Harmonised Light Vehicles Test Procedure), que entró en vigor en septiembre de 18, junto con la guerra comercial entre EEUU y China, fue probablemente el detonante. Los cuellos de botella en la oferta de la industria automovilística, en particular, volvieron a estar presentes en 2021. Pero mientras el sector automovilístico se recuperaba (desde niveles de actividad extremadamente bajos hasta los actuales, que siguen siendo bajos), los sectores intensivos en energía iniciaron un descenso de la actividad de casi el 20%, antes de estabilizarse en torno a mediados de 2023. Lo ocurrido desde entonces, sin embargo, es menos claro", desarrollan desde BofA.
"Otra forma de mostrar lo mismo es comparar el rendimiento sectorial con la exposición del sector a la demanda final de China, EEUU o la zona euro, la integración en la cadena de producción de automóviles (basada en datos de la Cadena de Valor Global) o la intensidad energética (en Terajulios por unidad de valor añadido real en todos los sectores) utilizando simples coeficientes de correlación. La exposición a China no ha ayudado a los resultados de crecimiento en 2018/19, pero la exposición a EEUU y al sector automovilístico posiblemente explican mejor la debilidad. En 2022, los resultados del crecimiento estaban correlacionados con la intensidad energética y la exposición a la zona euro (que incluye a la propia Alemania)", agrega el equipo de Segura-Cayuela.
En 2023, prosiguen, el agudo impacto negativo de la crisis energética se desvaneció: "Todavía puede explicar los bajos niveles de actividad en determinados sectores, pero ya no el comportamiento del crecimiento. La exposición a EEUU parece ser un tímido factor común. Sin embargo, dado que el crecimiento de EEUU (incluso en la demanda de bienes) supera las expectativas, la exposición a EEUU puede explicar un crecimiento menor, pero no totalmente negativo, del sector manufacturero alemán. O, dicho de otro modo, no podemos dar sentido a la evolución de 2023".
"Los optimistas argumentarían que esto crea potencial para una corrección. A los pesimistas, como nosotros, les preocuparía que hayamos iniciado una tendencia a la baja más sostenida y generalizada, y quizá endógena, en el sector manufacturero alemán, que podría arrastrar consigo al resto de la economía", sentencian desde BofA.