
La inflación sigue abrasando a los británicos y sigue impidiendo que el Banco de Inglaterra (BoE) ponga fin a las subidas de tipos. La lectura de IPC de marzo publicada este miércoles por la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS por sus siglas en inglés) vuelve a arrojar una tasa general de dos dígitos por séptimo mes consecutivo cuando en EEUU este índice ya bajó al 5% en marzo y en la Eurozona se situó en el 6,9%. Al mismo tiempo, la moderación salarial que busca el banco central para desactivar una posible espiral salarios-precios no llegan tan rápido como se pretende.
En marzo, el IPC británico arrojó una lectura del 10,1% interanual frente al 10,4% de febrero y el 9,8% que esperaban los analistas. Por su parte, el IPC subyacente, que excluye alimentos y energía, se mantiene en el 6,2% de febrero, por encima del 6% que esperaban los analistas. La lectura mensual ha sido del 0,8% para el IPC general (1,1% en la lectura anterior y 0,5% esperado) y del 0,9% para el subyacente (1,2% en la lectura anterior y 0,6% esperado).
La caída de la inflación de los carburantes del +4,6% al -5,9% interanual la situó por debajo de cero por primera vez en dos años y pone de relieve cómo la inflación de los precios de la energía se está desvaneciendo rápidamente.
De hecho, reseña Paul Dales, analista de Capital Economics, la gran subida del 47,5% intermensual de los precios de los suministros energéticos en abril de 2022 desaparecerá de la comparación anual y los precios se mantendrán sin cambios este mes de abril. Esto significa que la inflación de los precios de los servicios públicos caerá del 85,6% en marzo a alrededor del 26%, lo que restará 2,9 puntos porcentuales a la inflación general del IPC, explica el economista.
Sin embargo, volviendo a la lectura de enero, la desinflación fue escasa en otros ámbitos. La inflación de los precios de los alimentos siguió desafiando a la gravedad al subir de nuevo del 18,3% al 19,6%, lo que supone un nuevo máximo de varias décadas. Y lo que es más importante, el hecho de que la inflación subyacente no haya bajado del 6,2% sugiere que las presiones inflacionistas subyacentes son más persistentes de lo esperado.
"Los datos de inflación del Reino Unido se ralentizaron más de lo esperado. Los precios de los alimentos suben a un asombroso 19,2% interanual (parece que parte de la culpa la tienen los precios de los pasteles). Esta inflación tiene poco que ver con los agricultores, y como inflación impulsada por los beneficios, es probable que sea un foco de atención política cada vez mayor", valora Paul Donovan, de UBS.
La inflación de bienes duraderos se mantuvo estable en el 5,7%. Esto sugiere que la inflación subyacente de los servicios, que el BoE considera la mejor medida de la inflación nacional, se mantuvo estable en torno a los 6 puntos.
"En general, la inflación de los precios de la energía reducirá la inflación total del IPC de forma más significativa en los próximos meses. Y el estancamiento de la economía seguramente conducirá también a una cierta relajación de la inflación nacional. Pero esa relajación se está produciendo mucho más lentamente de lo que esperaba el BoE", señala Dales.
"La noticia principal de las cifras de inflación del miércoles en el Reino Unido es que el IPC subyacente se mantuvo en el 6,2%, tras haberse esperado que retrocediera hacia el 6%. La inflación general se mantuvo inesperadamente en dos dígitos, en el 10,1%, aunque esto empezará a cambiar en abril, cuando el efecto de la subida de los precios de la electricidad y el gas del año pasado se filtre en la comparación anual. Esperamos que el IPC general alcance el 8% el mes próximo, el 5% en verano y aproximadamente el 3% a finales de año si se mantienen las tendencias actuales", apunta James Smith, economista de ING.
Sobre el papel, recalca Smith, esta cifra de inflación subyacente parece bastante sombría para el BoE antes de su reunión de mayo, pero pide recordar que el banco ha venido haciendo una clara distinción entre la inflación de los servicios y la de los bienes en los últimos meses.
"La primera se considera mucho más importante para la formulación de políticas porque las tendencias de la inflación del sector servicios tienden a ser más persistentes y, por tanto, relevantes en un horizonte de política monetaria. Y si excluimos cierta volatilidad temporal a principios de año, el efecto neto de los últimos meses es que la inflación de los servicios se ha estabilizado. En marzo se situó en el 6,7%, una cifra solo ligeramente superior a la de febrero y en línea con nuestras expectativas y las del BoE en la última reunión", explica Smith.
En cambio, prosigue, es la inflación de bienes duraderos la que está resultando mucho más rígida de lo esperado. En parte, esto se debe a algunos focos de fortaleza en áreas como la ropa y los muebles, que han ayudado a frenar lo que de otro modo habría sido una clara tendencia desinflacionista en los bienes duraderos. "Dudamos de que esta reciente rigidez dure, dada la mejora de las cadenas de suministro, los menores costes de los insumos y la menor relación entre pedidos e inventarios que hemos observado en las encuestas de los últimos meses", completa.
"La caída menor de lo esperado de la inflación medida por el IPC en marzo y la obstinación de la inflación subyacente sugieren que el Banco de Inglaterra subirá los tipos de interés del 4,25% al 4,5% en la reunión de mayo. El riesgo de que esa no sea la última subida es cada vez mayor", apunta el experto de Capital Economics. La idea de que el banco optaría ya en mayo por una pausa en las subidas de tipos después de 415 puntos básicos de alzas en poco más de un año parece esfumarse. Los mercados apuestan tras el dato por tres subidas de 25 puntos básicos con un tipo terminal cercano al 5% para septiembre de este año.
El dato de salarios de febrero conocido este martes apoya esa tesis. Los ingresos medios, excluidos los bonus, aumentaron un 6,6% en los tres meses hasta febrero en comparación con hace un año, el mismo ritmo que en el periodo anterior, que también fue revisado al alza desde el 6,5%. Los economistas esperaban una desaceleración hasta el 6,2%.
Sin embargo, Smith no tiene tan claro que en mayo no vaya a haber alza de tipos: "La subida de tipos en mayo no es tan segura, aunque los mercados ya la están valorando. Estamos de acuerdo en que ahora es más probable que no a la luz de la inflación de esta semana y los datos salariales, después de haber pronosticado hasta ahora ningún cambio. Sin embargo, no estamos tan convencidos de que el banco vaya más allá. Los mercados prevén tres subidas de tipos más en las próximas cuatro reuniones, lo que parece extremo".