La inflación entró en nuestras vidas como un elefante en una cacharrería. Tras años de precios contenidos o incluso de coqueteo con la deflación, los precios comenzaron a dispararse a mediados de 2021, dando inicio a una tendencia que ha llegado hasta hoy. Economistas y casas de análisis intentan ir más allá de las explicaciones 'macro' (cuellos de botella, auge de materias primas...) y tratan de estudiar qué más está detrás de este auge de los precios. Cada vez son más los expertos que ven en los márgenes empresariales uno de los posibles culpables. Todo hace indicar que los costes para las firmas se dispararon entre 2021 y 2022, pero a su vez algunas empresas aprovecharon la inercia para elevar su margen de beneficio por unidad vendida. Algunos casos en EEUU llaman especialmente la atención.
Aunque es difícil generalizar, incluso por sectores, un número creciente de analistas e investigadores ven casos que se reproducen en toda la América corporativa, con empresas que utilizan perturbaciones inusuales como excusa para subir los precios de sus bienes y servicios, lo que les permite ampliar sus márgenes de beneficio. Detrás del palabro 'excusaflación' hay una serie de datos que apuntan en esa dirección -los márgenes de beneficio de las empresas estadounidenses alcanzan tras la pandemia niveles que no se veían desde después de la Segunda Guerra Mundial- y ejemplos concretos que van desde famosas multinacionales hasta el dueño de una pastelería.
Como reveladoramente señalaba Ken Jarosch, propietario precisamente de una pastelería en Chicago, hace días a los periodistas de Bloomberg, "cuando algo se convierte en noticia nacional, el simple hecho de llevar un negocio supone una oportunidad para subir los precios sin que los clientes se quejen en masa". Y ponía como ejemplo la gripe aviar que el año pasado hizo dispararse el precio de los huevos en EEUU hasta un 138% en aquellos de categoría A.
Un porcentaje muy por encima de lo obtenido por los ganaderos, cuya asociación Farm Action ha denunciado "juego sucio" por parte de los grandes productores y distribuidores. Según el Egg Market News Report del Departamento de Agricultura de EEUU, los precios de los huevos para los granjeros estadounidenses se redujeron aproximadamente a la mitad en 2023. Sin embargo, los huevos subieron un 8,5% intermensual en el IPC de enero, mientras que el IPC mensual fue del 0,5%.
Jarosch se dio cuenta antes del covid, pero otros negocios han visto esta ventana abierta primero con la urgencia sanitaria de la pandemia y después con la guerra de Ucrania. El relato de la escasez o el aumento de costes ha podido servir en ocasiones de coartada. El fenómeno, según los expertos, se sustancia en dos pasos. Primero, subir los productos con algún pretexto puntual y empezar a averiguar cuánto aguanta el consumidor. Segundo, el efecto conjunto: si todas las empresas lo hacen y se justifican con la misma razón, el relato parece indiscutible.

Un cliente sin alternativas dificulta la teoría de la libre competencia: si esta superficie sube los precios, recurrir a la de al lado. Además, hay otros agravantes. En el caso de EEUU, el potente mercado laboral (bajo desempleo, repunte salarial) hace que el fenómeno se consolide: los consumidores soportan lo que les echen encima. También juega a favor de las empresas el factor marca, como se ha apreciado claramente en el caso de la multinacional de refrescos Pepsi.
Samuel Rines, director general de Corbu LLC, habla de la 'teoría PPP' (Pepsi Pricing Power, en español Poder de fijación de precios de Pepsi). Entrevistado por medios estadounidenses, explica que esta dinámica permitió al gigante de los refrescos subir los precios para compensar las pérdidas de volumen de ventas en Rusia tras la invasión de Ucrania. Esto es muy diferente de la narrativa convencional de que la guerra fue inflacionaria porque sacudió los mercados de materias primas clave, en particular el petróleo, el gas y el trigo.
El experto también pone sobre la mesa el caso de la cadena de restaurantes de alitas de pollo Wingstop. Cuando el precio al por mayor de las alitas se disparó en 2021 -subió un 125% en un periodo de 12 meses-, Wingstop empezó a subir y subir los precios, pero el consumidor permaneció fiel. Cuando los precios al por mayor de las alitas empezaron a bajar desde su reciente máximo, Wingstop no dio marcha atrás. El precio ha bajado un 50%, pero la cadena no ha dejado de subir los suyos. Los márgenes de beneficio de la cadena han subido y sus acciones se han disparado casi un 250% desde el mínimo tras el estallido del covid en 2020.
Aunque la literatura económica tradicional argumentaría que los consumidores deberían eventualmente recurrir a alternativas de menor precio o a Coca-Cola, así como a otra cadena de alistas de pollo en el particular de Wingstop, ese no ha sido realmente el caso hasta ahora. Al preguntársele recientemente en una llamada con analistas si Pepsi podría considerar la posibilidad de reducir los aumentos de precios si la demanda se debilita, el Consejero Delegado Ramón Laguarta argumentó que la empresa estaba "tratando de crear marcas que puedan representar un mayor valor para los consumidores y los consumidores están dispuestos a pagar más por nuestras marcas". Aquí vuelve a operar el efecto conjunto: una vez consumadas las subidas de precios, no hay mucha motivación para revertirlas. El resultado es el citado aumento de los márgenes de beneficio.
"Las empresas no bajan los precios porque podrían desencadenar una guerra de precios. Las corporaciones compiten por cuotas de mercado, pero si bajan los precios para ganar territorio a otras empresas, deben esperar que sus competidores respondan bajando sus precios a su vez. Esto puede dar lugar a una carrera a la baja que destruya la rentabilidad del sector", escriben Isabella Weber y Evan Wasner, economistas de la Universidad de Massachusetts Amherst, en un reciente paper en el que abordan lo que en los años 50 el economista Abraham Ptachya Lerner acuñó como "inflación de los vendedores" y en el que se trazan los paralelismos con los márgenes y la inflación de posguerra en 1947.
Concentración y oligopolios
Los dos economistas ponen el foco en la concentración empresarial (un tema del que se lleva hablando tiempo en EEUU): "La inflación de los vendedores no es posible en una economía perfectamente competitiva, pero en una economía altamente concentrada en la que las grandes empresas son las que fijan los precios, es una posibilidad real, como estamos presenciando de nuevo hoy. Si la inflación de los vendedores se ataja induciendo una recesión mediante herramientas diseñadas para el exceso de demanda agregada, puede agravar las condiciones institucionales que la originaron en primer lugar", sostiene ambos expertos.
Además, estos economistas detallan que "las empresas gigantes que hemos estudiado en este documento expresan en las llamadas de beneficios su confianza en que están a prueba de una recesión. Sus carteras de productos son tan versátiles y su gestión de ingresos está tan perfeccionada que disponen de un manual para asegurarse de que los clientes les sigan en los malos tiempos".
"Los cuellos de botella pueden crear un poder de monopolio temporal que incluso puede hacer que sea seguro subir los precios no sólo para proteger, sino para aumentar los beneficios. Esto implica que el poder de mercado no es constante, sino que puede cambiar dinámicamente en un entorno de oferta cambiante. Los cuellos de botella en la cadena de suministro y las crisis de costes de los que se informa públicamente también pueden servir para legitimar las subidas de precios y hacer que los consumidores acepten pagar precios más altos, lo que hace que la demanda sea menos elástica", prosiguen ambos autores.
Aunque no es un trabajo fácil cuantificar qué porcentaje de la inflación se debe a esta ampliación de los márgenes, el estratega jefe de UBS Paul Donovan lleva meses siendo posiblemente el analista que más ha insistido en ello. Ya en un comentario de junio de 2022 dejaba esta frase: "Son los beneficios y el poder de fijación de precios, y no los salarios, los que impulsan la subida de precios". Pero ha sido en una nota de hace unos días en la que ha hecho una síntesis general: "Las economías desarrolladas han sufrido tres oleadas de inflación desde la pandemia: la inflación transitoria de los bienes duraderos, la inflación de los productos básicos y, por último, la inflación impulsada por el margen de beneficios".
"La inflación inducida por el margen de beneficios no está causada por un desequilibrio entre la oferta y la demanda. La inflación inducida por el margen de beneficios se produce cuando algunas empresas inventan una historia que convence a los clientes de que los aumentos de precios son 'justos', cuando en realidad encubren una expansión del margen de beneficios. Técnicamente, las empresas pueden utilizar historias para reducir la elasticidad-precio de la demanda de sus clientes", ahondaba Donovan.
El analista también criticaba a los bancos centrales por cómo enfocan el combate contra esta inflación: "Subir los tipos para reducir la demanda acabará por exprimir la inflación impulsada por el margen de beneficios, pero es un planteamiento político burdo e innecesariamente destructivo. Convencer a los consumidores de que no acepten pasivamente las subidas de precios es una forma potencialmente más rápida y menos destructiva de invertir la inflación impulsada por los márgenes de beneficio. Las redes sociales podrían desempeñar un papel en este proceso".
En un comentario de diciembre, también percutía sobre los bancos centrales por centrar su lucha contra la subida de precios del lado de las presiones salariales: "Los beneficios han crecido más deprisa que los salarios en siete de los últimos ocho trimestres, y las tasas reales de remuneración de los trabajadores son las peores de la historia, con un -4%. La resistencia de la demanda de los consumidores (financiada por el ahorro y los préstamos de las tarjetas de crédito) ha permitido a las empresas ampliar sus márgenes, y a los clientes se les ha vendido la historia de que los aumentos de precios están justificados".
Qué pasa en Europa
Una voz autorizada es la Victor Constancio, el que fuera vicepresidente del Banco Central Europeo durante el mandato de Mario Draghi. El economista portugués era una de las voces más respetadas de todo el Consejo de Gobierno del BCE por su formación, experiencia y sabiduría. En más de una ocasión se atrevió a quitar el turno de palabra a Draghi para dar él mismo las explicaciones más técnicas durante las ruedas de prensa de política monetaria.
Constancio ha admitido recientemente que "el aumento de los márgenes de beneficio está ocurriendo en todas partes en las economías avanzadas (incluida la Eurozona) debido al predominio de los mercados de competencia imperfecta donde las empresas deciden los precios y amplifican la inflación provocada por los choques de oferta". El economista portugués sostiene que la mayor parte de la inflación proviene por un aumento de los costes, pero otra parte es producto de unos márgenes mayores.
Mario Centeno, otro luso con mucho poder y respetado en las instituciones europeas, coincide y pone de ejemplo lo que está sucediendo en Portugal: "La evidencia de Portugal sugiere que algunas empresas en la zona euro han podido aumentar los márgenes de beneficio a un ritmo que amenaza con obstaculizar los esfuerzos para reducir la inflación", aseguraba en enero el presidente del banco central portugués.
"Los números para Portugal son muy claros: los márgenes de beneficio aumentaron bastante en 2022", según reveló a Reuters Centeno, miembro del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo. "Eso no es sostenible, no solo porque tendrá un impacto en los precios, sino también en la demanda. Así que creo que sería una perspectiva miope por parte de las empresas. Esto aumentará la presión social sobre los salarios para que suban".
"Un punto porcentual de márgenes adicionales o un 1% de los salarios evitará que la inflación baje. Eso podría ser bueno en el corto plazo, pero si la inflación se resiste a bajar, el banco central debe ser más contundente en términos de política y será malo para todo el mundo", sentenció el luso.
El BCE empieza a darse cuenta
Philip Lane, economista jefe del BCE, también hacía alusión a este fenómeno (en una presentación con varios gráficos) y llevaba la explicación más atrás en el tiempo: "La pandemia ha afectado a la dinámica de la inflación no solo a través de cuellos de botella en la oferta, sino también a través de los desajustes entre oferta y demanda asociados inicialmente con episodios de confinamiento y, posteriormente, con la reapertura sostenida de la economía de la zona del euro durante el último año. Los límites a las elasticidades de la oferta a corto plazo significaron que la recuperación de la demanda permitió a las empresas aumentar también los márgenes de beneficio en aquellos sectores que presentaban desajustes entre la oferta y la demanda", admitía el economista irlandés, que además apuntaba si las empresas volvían a normalizar sus márgenes este año, eso sin duda ayudaría a aplacar parte de las presiones inflacionistas.
Fabio Panetta, otro peso pesado del BCE, va más allá y llama oportunistas a algunas firmas: "El comportamiento oportunista de las empresas también podría retrasar la caída de la inflación subyacente. De hecho, los beneficios unitarios contribuyeron a más de la mitad de las presiones de los precios internos en el último trimestre de 2022. En algunas industrias, los beneficios están aumentando considerablemente y los precios minoristas aumentan con velocidad, a pesar de que los precios mayoristas llevan cayendo algún tiempo".
"Esto sugiere que algunos productores han estado explotando la incertidumbre creada por la inflación alta y volátil y los desajustes entre la oferta y la demanda para aumentar sus márgenes, elevando los precios más allá de lo necesario para absorber los aumentos de costes. Deberíamos vigilar el riesgo de que una espiral de beneficios y precios pueda hacer que la inflación subyacente sea más rígida", culmina la acusación del economista del BCE. También la presidenta, Christine Lagarde, ha hablado este controvertido asunto admitiendo un aumento de los márgenes "de muchas empresas en muchos sectores.
Aunque ahora es cuando se está debatiendo más sobre este auge de los márgenes empresariales, la agencia Reuters, siempre con buenas fuentes en el sendo del BCE, ya comentaba hace varias semanas que los miembros del Consejo de Gobierno del banco central se reunieron un pueblecito de Finlandia a finales de febrero para tratar esta cuestión: los salarios han centrado el debate y las comparaciones (la espiral de precios de los 70), cuando hasta ahora han sido los beneficios los que han llevado la voz cantanten.
Diferencias entre países
Algunos economistas hilan más fino y desagregan este fenómeno por países. En una nota reciente, el departamento de investigación de Unicredit ha publicado de forma detallada cuáles han sido los componentes que más han contribuido a la subida de precios en 2022 en la Eurozona, Alemania, Francia, Italia y España.

"Nuestro gráfico de la semana ilustra cómo el crecimiento del deflactor del PIB, que mide el 'precio' del producto interior bruto por unidad de producción y funciona como indicador de la presión de los precios internos, se aceleró el año pasado a nivel de la eurozona y en las economías más grandes del mundo".
Los expertos de Unicredit han dividido el deflactor entre sus principales componentes, a saber, los costes laborales; la rentabilidad de las empresas, medida por el excedente bruto de explotación (el equivalente en cuenta nacional del EBITDA); e impuestos sobre la producción y las importaciones, menos subsidios, todo dividido por el PIB real. En la eurozona, la contribución de los beneficios unitarios (un indicador de los márgenes de beneficio) a la tasa de crecimiento del deflactor del PIB superó ligeramente la de los costes laborales unitarios y fue superior a su media de las últimas dos décadas.
Los datos trimestrales indican que la contribución de los beneficios al deflactor del PIB se incrementó significativamente en la segunda mitad del año pasado. "Nuestro gráfico muestra que la contribución de los beneficios unitarios al crecimiento del deflactor del PIB varió significativamente de un país a otro, siendo España y Francia situaciones extremas en este sentido. En España, los beneficios unitarios explicaron casi todo el crecimiento del deflactor del PIB, ya que el sólido crecimiento de la productividad laboral compensó en gran medida la presión alcista de los costes laborales".
En el otro extremo se encuentra Francia, sumida hoy en el caos por la controvertida reforma de las pensiones, el país galo experimentó una contracción del crecimiento de los beneficios unitarios, lo que frenó el aumento de la tasa de crecimiento del deflactor del PIB, compensando en parte un fuerte repunte del crecimiento de los costes laborales unitarios. La situación ha estado relativamente equilibrada en Alemania e Italia.
"Estos datos sugiere que el BCE debería ampliar su análisis de la inflación para poner el foco también en los beneficios y no solo en los salarios, puesto que el crecimiento de los primeros ha sido sorprendentemente fuerte en los últimos años a pesar de un aumento masivo en el precio de los insumos importados. Esto proporcionaría una imagen más completa de los impulsores actuales de la presión subyacente sobre los precios en la Eurozona, aunque es poco probable que esto tenga implicaciones para la política monetaria. En el futuro, es probable que los márgenes de beneficio disminuyan a medida que se ralentiza el crecimiento de la demanda, mientras que el crecimiento de los costes laborales unitarios puede permanecer alto durante más tiempo a medida que aumentan los salarios para compensar en parte a los trabajadores por la alta inflación actual y pasada", sentencian los analistas de Unicredit.