
Al Banco de Inglaterra (BoE) le falta el aire. Si ya era complejo de por sí el proceso de endurecimiento de sus políticas tras los estímulos de la pandemia y buscando aplacar la alta inflación, el remate ha venido de un nuevo gobierno conservador en Reino Unido empeñado en rebajar agresivamente impuestos en una difícil coyuntura económica. El caos desatado en el mercado deja al BoE cada día con menos espacio para transitar y ya se contempla con que tenga que retrasar por segunda vez su programa de venta de bonos soberanos. Viendo las barbas del vecino cortar, otros bancos centrales se ponen en guardia. El oxígeno que quieren dar los gobiernos a los hogares en plena crisis energética -un claro 'pulmón' fiscal- puede acabar 'asfixiando' a los institutos de política monetaria.
Aunque el BoE anunció este lunes que mantenía programado para el día 31 de octubre el inicio de la venta de bonos soberanos (gilts) en el marco del proceso de endurecimiento cuantitativo (QT) para empezar a retirar los estímulos lanzados durante la pandemia, la realidad podría ser distinta. Según informa este martes el Financial Times, el banco central podría retrasar aún más este proceso dada la reciente volatilidad en el mercado tras el caos que supuso el 'mini-presupuesto' del gobierno de Liz Truss con agresivos recortes fiscales. El propio BoE ha salido a desmentir la noticia del FT, pero los analistas siguen considerando que tiene poco margen.
Atento a estos acontecimientos, el gobernador del Banco de Francia, François Villeroy de Galhau, también miembro del Banco Central Europeo (BCE), ha alertado de que la reciente agitación en los mercados de bonos del Reino Unido ilustra el "círculo vicioso" al que se enfrentan los gobiernos si socavan los esfuerzos de los responsables de la fijación de tipos para frenar la creciente inflación.
Es lo que se conoce como dominio fiscal. "Uno de los grandes riesgos que recae sobre la independencia de los bancos centrales es la dominancia fiscal, es decir, el riesgo de que la situación fiscal de las economías presione para que el banco central se desvíe de sus objetivos, lo que pondría en peligro la estabilidad de precios", explican desde el servicio de estudios de CaixaBank Research. Se puede llegar a un juego 'del gallina' como el que se ha visto en Reino Unido estas semanas.
En una entrevista recogida por el FT, Villeroy pone de manifiesto la importancia de "una combinación de políticas coherente" entre los bancos centrales y los legisladores. Subrayando los riesgos de la expansión fiscal en un momento de rápido aumento de los tipos de interés, el gobernador del Banco de Francia ha dicho: "Si tienes una política monetaria con una orientación antiinflacionista y hay dudas sobre si tu política fiscal alimentará la inflación, entonces realmente corres el riesgo de alimentar un círculo vicioso".
Villeroy: "Si tienes una política monetaria con una orientación antiinflacionista y hay dudas sobre si tu política fiscal alimentará la inflación, entonces realmente corres el riesgo de alimentar un círculo vicioso"
Precisamente en Francia, el presidente de la República, Emmanuel Macron, declaró a Les Echos en una entrevista publicada este lunes que le preocupaba la opinión de que había que "destrozar la demanda" mediante un endurecimiento monetario agresivo "para contener mejor la inflación". Villeroy no ha querido comentar las preocupaciones de Macron, pero ha expresado su irritación ante la idea de que el BCE se arriesgue a empujar la economía a la recesión, diciendo que esto "no tiene sentido". El riesgo "predominante" no es la subida de los tipos, sino la crisis energética, ha subrayado. También hay expectación por lo que ocurra en Italia con el nuevo gobierno de la coalición de derechas y su programa de importantes rebajas fiscales.
Por el momento, es el caso británico el que sigue en el foco. El BoE ya había retrasado el inicio de la venta de 838.000 millones de libras de gilts comprados en el marco de su programa de flexibilización cuantitativa (QE) del 6 de octubre a finales de este mes precisamente por el caos desatado tras los planes fiscales del gobierno con un recorte de impuestos de hasta 45.000 millones de libras al año sin un esquema claro de financiación.
Las rentabilidades disparadas de los gilts tras estos anuncios hicieron al BoE retrasar este proceso y anunciar una serie de compras de emergencia durante dos semanas. Ayer lunes fue la primera sesión ya sin compras, tras aguantar el banco las presiones para que siguiera.
El gobernador, Andrew Bailey, aguantó estoicamente el pulso de los mercados y del gobierno manteniendo la fecha de fin de las compras y desencadenó, en cierta forma, la maniobra desesperada de Truss: cesar al canciller Kwasi Kwarteng y dar un giro de 180 grados haciendo 'trizas' su querido plan fiscal con Jeremy Hunt al frente del Tesoro.
Sin embargo, la incertidumbre sigue ahí y es probable que el banco se vea obligado a hacer otra pausa antes de iniciar esta venta de bonos para no complicar más las condiciones de mercado. "Seguimos pensando que existe una posibilidad no despreciable de que el Banco de Inglaterra tenga que posponer, como mínimo, sus planes de iniciar el endurecimiento cuantitativo a finales de este mes debido a la continua inestabilidad del mercado de los gilts, aunque esto sea principalmente un reflejo del endurecimiento de la Fed y del contexto mundial más que de los acontecimientos nacionales", señalaban ayer los analistas de ING pese a los intentos del gobierno británico de reconducir la situación.
"No estoy seguro de que sea prudente que se vendan de inmediato, porque el mercado es muy frágil en este momento", declara al FT Jim Leaviss, director de inversiones de renta fija pública de M&G Investments. "Cuando han tenido que apoyar al mercado tan recientemente, no estoy segura de que puedan seguir adelante sin arriesgarse a tener más problemas", añade Sandra Holdsworth, responsable de tipos en el Reino Unido de Aegon Asset Management.
'Solo' subidas de tipos
Desde el propio Banco de Inglaterra, sus funcionarios sostienen que el control de la inflación puede llevarse a cabo mediante la modificación de los tipos de interés, en lugar del QT. Al ritmo que el banco ha establecido, completarlo QT llevaría una década o más.
En Washington, el sábado, Andrew Bailey, gobernador del BoE, confirmó que el Comité de Política Monetaria trataría de utilizar los tipos de interés bancarios en lugar de las ventas de activos como su principal arma en la lucha contra la inflación.
"El Comité de Política Monetaria no está utilizando el stock de activos como una herramienta activa de política monetaria en este momento", dijo a una audiencia de banqueros centrales. "La intención era deshacer el stock de QE de forma gradual y predecible, y de una manera que no estuviera ligada a las condiciones económicas subyacentes", añadió.
El Banco de Inglaterra todavía espera deshacerse de 80.000 millones de libras esterlinas de activos en el primer año de reducción de su balance mediante una combinación de vencimiento de activos y ventas activas.
Es probable que el banco mantenga su política de permitir que los bonos que vencen expiren sin reinvertir sus ingresos en otros valores. Pero las ventas activas podrían provocar una mayor agitación en el mercado, perjudicando a la economía y complicando los planes de subida de los tipos de interés, zanja también desde ING el analista Antoine Bouvet.