Cuando Alemania se constipa, el resto de la eurozona estornuda. El dicho amenaza con volver a hacerse patente ante los obstáculos que se acumulan en el camino. Con una recuperación económica del covid más tibia de lo esperado, la 'locomotora' europea se ha topado con vientos en contra como la guerra de Ucrania y sus efectos en los precios de las materias primas. El escenario ya contemplado de tener que volver al carbón y racionar el gas -nuevo 'momento Lehman'- tras los cortes a conveniencia de Rusia amenaza con una recesión a la que los socios europeos de Berlín no van a poder ser ajenos. Los últimos datos 'macro' conocidos del 'faro' alemán emiten preocupantes destellos.
El pasado 25 de mayo, la Oficina Federal de Estadística (Destatis) confirmaba las cifras de crecimiento económico adelantadas a finales de abril. El producto interior bruto (PIB) en el primer trimestre de 2022 creció un 0,2%. Se evitaba una contracción anticipada por no pocos analistas, pero quedaba de manifiesto que la economía alemana todavía estaba a un 0,9% de alcanzar los niveles previos a la irrupción del coronavirus con el escenario geopolítico europeo condenado a empeorar.
Casi sin tiempo para digerir los agresivos cortes en el suministro de gas decretados por Moscú la semana pasada reduciendo en más de la mitad el flujo del gasoducto Nord Stream 1 -los futuros europeos del gas han pasado de los 80 euros el megavatio hora (MwH) a superar los 130 desde el 13 de junio hasta ahora-, las lecturas flash de los PMI de junio y el prestigioso índice Ifo de confianza empresarial en Alemania han arrojado esta semana otro contundente 'jarro de agua fría'.
Este jueves se conocía que los índices PMI de Francia y Alemania de junio caían mucho más de lo previsto. Estos indicadores, elaborados por S&P Global, muestran el comportamiento de la actividad privada y son una de las referencias más seguidas por los analistas e inversores. En concreto, el PMI compuesto germano se queda en 51,3 puntos y el galo se sitúa en 52,8 puntos. Por tanto, los indicadores adelantados se acercan peligrosamente al nivel de contracción, que está por debajo de los 50 puntos básicos.
Los índices PMI se han convertido en uno de los indicadores adelantados más fiables para detectar caídas súbitas del PIB, como sucedió con el impacto del covid, al tratarse de encuestas masivas a empresas de distintos sectores. Tanto es así que existe una fuerte correlación entre el PIB trimestral de una zona económica y el índice. El dato de junio en Alemania ya apunta a una contracción del PIB en el segundo trimestre.

El otro aldabonazo ha llegado este viernes. La confianza empresarial en Alemania empeora este mes. El índice elaborado por el Instituto de Investigación Económica alemán (Ifo) se ha situado en 92,3 en la lectura de junio, desde los 93 de mayo, cuando subió por segundo mes consecutivo. El dato es peor al esperado por los analistas, que anticiparon que el indicador Ifo se mantendría estable. "Continúa en zona de desaceleración", apunta el Departamento de Análisis de Bankinter.
"Las expectativas eran significativamente más pesimistas", señala el organismo germano, que explica que "el aumento de los precios de la energía y la amenaza de escasez de gas son las principales preocupaciones" de la mayor economía de la eurozona. "Las razones de este menor optimismo son claras: la guerra en Ucrania, los cierres en China y las consiguientes fricciones en la cadena de suministro, el aumento de los costes y los precios, y el debilitamiento de la demanda. En realidad, no es la primera vez que el sentimiento empresarial alemán parece haber tenido una reacción retardada a los acontecimientos mundiales", destaca Carsten Brzeski, analista de ING Economics.
Todo este negativo carrusel se suma a unos datos de inflación más que elevados en un país como Alemania, tan receloso del repunte de los precios tras su experiencia posterior a la I Guerra Mundial con la República de Weimar, cuando compensaba forrar las paredes con marcos en vez de con papel pintado. La inflación en Alemania marcó nuevos récords el mes pasado. Según Destatis, el índice de precios al consumo (IPC) armonizado, referencia para el Banco Central Europeo (BCE), subió en mayo al 8,7% interanual, un nivel nunca visto, casi un punto porcentual superior al dato de abril. En cuanto al IPC 'normal', escaló al 7,9% interanual, una tasa de inflación que no se veía desde el invierno de 1973/1974, cuando los precios de los hidrocarburos también habían aumentado bruscamente como consecuencia de la primera crisis del petróleo.
"La tasa de inflación alcanzó un máximo histórico por tercer mes consecutivo desde la reunificación alemana", resaltaba en la lectura Georg Thiel, presidente de Destatis. "La principal razón de la elevada inflación sigue siendo el aumento de los precios de los productos energéticos. Pero también se observa un aumento de los precios de muchos otros bienes, especialmente los alimentos", añadía este experto.
La inflación mayorista en Alemania también continúa marcando récords. El índice de precios al productor (IPP) aumentó en mayo un 33,6% en comparación con el mismo mes de 2021, según Destatis. La tasa interanual ha superado por una décima la estimación del consenso de analistas (que esperaba un IPP del 33,5%, estable respecto a abril) y es la más alta de la serie histórica.
"Ayer, el PMI alemán cayó por cuarto mes consecutivo, hasta el nivel más bajo desde la cuarta ola de la pandemia. Los detalles mostraron otra fuerte acumulación de inventarios y un enfriamiento en el sector de los servicios, una combinación que definitivamente no presagia nada bueno para la futura actividad económica", se sincera Brzeski de ING. Según el experto, los factores de apoyo a la economía, como la reapertura de las tiendas y el llenado de las carteras de pedidos, han ido perdiendo impulso rápidamente.
"La elevada incertidumbre y el miedo pesarán tanto en la oferta como en la demanda en los próximos meses. La renta real disponible de los hogares se resentirá, y las empresas tendrán cada vez más dificultades para hacer frente a los costes de la subida de los precios de la energía y las materias primas, lo que presionará los márgenes de beneficio de las empresas. No es una historia feliz", presagia.
"La economía alemana no se desplomará como lo hizo durante los cierres de 2020, pero la confianza de los consumidores ya está en territorio de clara recesión y la lectura del Ifo de hoy, sumada a los PMI, sugieren que el sector manufacturero está siguiendo rápidamente su ejemplo. La estanflación para el resto del año sigue siendo nuestro escenario base para la economía alemana, y una recesión total es nuestro escenario de riesgo", concluye el analista.
Ben Laidler (eToro): "Esto se produce incluso antes de que el BCE suba los tipos"
"Los índices de gestores de compras (PMI) de mayo de las principales economías mundiales ofrecen una lectura oportuna, pero desalentadora de los crecientes riesgos de recesión y de las presiones inflacionistas aún persistentemente elevadas. Los vientos en contra de las sanciones a Rusia y los altos precios del petróleo finalmente alcanzaron a la eurozona. Su PMI compuesto cayó más de lo previsto hasta 51,9, acercándose al nivel de 50, que suele ser señal de recesión. Y lo que es más preocupante, esto se produce incluso antes de que el BCE suba los tipos", apunta Ben Laidler, estratega de eToro, añadiendo la variable del banco central.
Más escéptico se mostraba Paul Donovan, estratega de UBS, antes de conocerse el Ifo de este viernes: "Se publicará el índice de confianza empresarial alemán. Es probable que sea bajista, ya que las noticias sobre el suministro de gas y la angustia general de los medios de comunicación deprimirán el sentimiento sin necesariamente deprimir la actividad en la misma medida".
Lo cierto es que el pasadizo es cada vez más estrecho. Una escalada en las sanciones occidentales o una ruptura total entre Berlín y Moscú podría provocar un shock global, advertía ya en abril Paul Gruenwald, economista jefe de S&P Global, y una sangría en el PIB alemán, según los principales institutos económicos teutones.
Los cinco institutos más destacados recortaban ya entonces su previsión de crecimiento para 2022 de la mayor economía europea al 2,7% desde el 4,8% en un escenario base, y preveían un crecimiento para 2023 del 3,1%. Sin embargo, en caso de que llegue un corte repentino del suministro de energía ruso, la economía alemana crecería un 1,9% este año y se contraería un 2,2% en 2023. En plata: llegaría la recesión. La pérdida acumulada del PIB en 2022 y 2023 en caso de congelación del suministro será probablemente de unos 220.000 millones de euros, lo que equivale a más del 6,5% de la producción económica anual, según calculan estos institutos.