Economía

El Banco de Inglaterra consuma la mayor racha de subidas de tipos desde 1988 y alerta de que la inflación rebasará el 10%

  • Tres miembros del Comité hubieran preferido subir los tipos en 50 puntos básicos
  • El BoE dispara su previsión de inflación hasta el 10,25% para este año
  • Rebaja la previsiones y abre la puerta a una entrada en recesión en 2023
Andrew Bailey, gobernador del Banco de Inglaterra

El Banco de Inglaterra (BoE) ha subido los tipos de interés por cuarta reunión consecutiva en un intento por topar la imparable escalada de precios que sufre la economía británica. El BoE ha elevado el precio del dinero en 25 puntos básicos para dejar el umbral clave en el 1%, un nivel que no se veía desde 2009. De este modo, el instituto monetario ha consumado también la mayor racha de subidas de tipos que se recuerda desde 1988, seis consecutivas entonces y cuatro ahora. La institución ha dibujado un panorama sombrío para la economía, con la inflación superando el 10% este año y una caída del PIB en 2023.

El Comité ha mostrado una mayor divergencia de lo esperado. Tres miembros del BoE habría preferido ejecutar una subida de tipos de 50 puntos básicos en lugar de 25, lo que abre la puerta que en la próxima reunión se vuelva a anunciar otra subida de tipos.

La economía británica está sufriendo una inflación históricamente alta. El IPC se ha situado en el 7% en marzo, unos niveles que no se veían desde enero de 1992. Mientras tanto, los salarios crecen al mayor ritmo en décadas y la escasez de trabajadores se agudiza. La tasa de paro ha caído al 3,8% y ya se encuentra frisando los mínimos alcanzados antes de la pandemia. Todo ello hace pensar que la inflación podría estar enquistándose en Reino Unido con una espiral entre precios y salarios a la vuelta de la esquina.

De hecho, ha sido el principal argumento para que Michael Saunders, Catherine Mann y Jonathan Haskel votaran a favor de la ssubida de 50 puntos básicos. Esta preocupación del BoE se ha reflejado también en la revisión de sus previsiones. Estima que el IPC llegará al 10,25% este año, frente al 5,75% anterior. La subida está justificada por el aumento estimado del 40% en el precio de la energía. El crecimiento salarial aumentará al 5,75 % en 2022, muy por encima de la perspectiva de febrero, algo que ha preocupado a tres miembros que han votado por subir los tipos en 50 puntos básicos.

La institución mantiene la previsión de crecimiento para este año al 3,75%, pero para 2023 prevé una caída del PIB del 0,25%. La economía continuará estancada en 2024, con un crecimiento débil de 0,25%. En la anterior previsión, esperaba un incremento del PIB del 1,25% en 2023 y del 1% en 2024.

El mercado descontaba para hoy esta subida de 25 puntos básicos. Ahora la clave será si el Banco de Inglaterra seguirá las previsiones del mercado y alcanzará el 2,25% para final de año, que implica seis alzas o habrá una disminución en el ritmo de subida para evitar una caída dura del PIB. "A corto plazo la inflación aumentará incluso más de lo que había anticipado el BoE en febrero, esto se debe enteramente al aumento de los precios de las materias primas tras la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero. En un horizonte relevante para la política, digamos dentro de dos años, el shock de Putin probablemente deprimirá el crecimiento de la demanda, lo que también puede afectar la dinámica de la inflación con el tiempo", destaca Kallum Pickering de Berenberg. 

Y añade que "si la suerte no acompaña, probablemente el Reino Unido ya se encuentra en la etapa inicial de una recesión, en medio de una incertidumbre inusual, los formuladores de políticas, que deberían tratar de minimizar las pérdidas de producción durante el ciclo económico, deberían mantener la política sin cambios por ahora hasta que los datos entrantes dicten la respuesta política adecuada".

El BoE viene a reconocer en sus previsiones que tendrá que ralentizar el crecimiento económico con sus políticas para frenar la inflación. Es más, las previsiones hablan de una contracción del PIB en 2023 (la economía se contraerá un 0,25%). Estas previsiones están hundiendo la cotización de la libra esterlina. 

La divisa británica ha llegado a caer un 2% en su cruce con el dólar por debajo de los 1,24 'billetes verdes', marcando el nivel más bajo desde julio de 2020. El oscuro panorama económico recogido en las previsiones del BoE ha hecho a los operadores barruntar que el banco central tendrá que proceder más cautelosamente de lo que se esperaba con las subidas.

Tras el anuncio ayer de la Fed de que las subidas de 75 puntos básicos están descartadas por el momento, el dólar se depreció, avanzando claramente la libra en ese momento. A lo largo del día la divisa británica ha ido corrigiendo este ascenso hasta que el BoE le ha dado la puntilla. 

Ahora mismo, los tipos de interés se encuentran en el 1%, niveles que no se veían desde 2009. Sin embargo, el precio del dinero aún se encuentra muy lejos del 5%, que fue el nivel predominante entre 2006 y 2007. En esta ocasión no espera que lleguen a ese nivel pese a que la inflación se encuentra muy por encima de los niveles de entonces. Si se mira a la inflación, la comparación, a priori, debería realizarse con los años 80.

¿Cómo en los años 80?

Si se atiende solo a la inflación, el Reino Unido parece estar en una situación similar a la de finales de los 80, cuando el IPC también rondaba el 8% y el Banco de Inglaterra subió los tipos hasta seis veces consecutivas en unos tres meses, la mayor racha de subidas que se recuerda en la historia moderna del banco central. Sin embargo, al profundizar en los datos y la información se puede ver que existen enormes diferencias.

A finales de los 80 la economía británica crecía con gran vigorosidad impulsada por los grandes recortes de impuestos aprobados por Nigel Lawson, el Ministro de Hacienda de Margaret Thatcher, Ese periodo se conoce en Reino Unido como el boom de Lawson, marcado por la inflación, el auge de los precios de la vivienda, los bajos impuestos, confianza muy elevada y el recalentamiento de la economía. El BoE tuvo que subir los tipos hasta casi el 15% para lograr contener la inflación.

Ahora, el Reino Unido se encuentra en un momento de mayor incertidumbre (la guerra en Ucrania es una fuente de incertidumbre nada despreciable), los impuestos vienen subiendo y buena parte de la inflación procede del auge de los precios energéticos, no solo de un boom de demanda. En este ciclo, el BoE seguirá subiendo tipos para evitar que las expectativas se desanclen e impedir una espiral entre salarios y precios, pero el ritmo será inferior al de 1988 y la intensidad será mucho más baja.

Desde Bank of America Merrill Lynch creen que "el BoE seguirá subiendo los tipos hasta que vea un aumento del desempleo, probablemente en el tercer trimestre. Con la inflación ya aparentemente arraigada, creemos que el BoE no puede permitirse el lujo de acolchar el último shock de oferta".

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