Economía

La inflación empieza a perder fuerza: el IPC se sitúa en el 8,4% en abril tras la moderación de la energía

  • Caen los precios de la electricidad y de los carburantes durante el mes de abril
  • Por el contrario preocupa la constante subida del precio de los alimentos
  • La inflación subyacente se ha situado en el 4,4%, un punto por encima de marzo

¿Cambio de tendencia o simple respiro? Aún es pronto para contestar a esta pregunta, pero lo cierto es que la inflación en España se ha situado en el 8,4% interanual, un descenso de 1,4 puntos respecto al mes de marzo (cuando se situó en el 9,8%) y por debajo de las estimaciones del mercado, que preveían un IPC al 9% para este mes. Esta desaceleración se debe en parte a la moderación de los precios energéticos (carburantes y electricidad) y a las medidas adoptadas por el Gobierno para contener, precisamente, el auge sin control del componente energético. No obstante, la inflación sigue presentando una tasa históricamente alta y preocupante para la economía.

Ha sido un dato de luces y sombras. Por un lado la inflación mensual ha caído un 0,1%, un signo esperanzador que parece romper la tendencia de subidas mensuales. No obstante, la nota negativa la ha puesto la inflación subyacente (no pondera energía ni alimentos frescos) que se ha situado en el 4,4% interanual, un punto porcentual superior al del mes anterior. Desde el INE destacan que, de confirmarse, sería la más alta desde diciembre de 1995.

Más allá de la contención de la energía, este mes pierde gran parte del efecto base, puesto que los precios ya se comparan con abril de 2021, cuando el IPC se situó en el 2%. Ahora, las comparaciones interanuales se van a realizar con un índice de IPC que ya se encontraba en plena subida, por lo que la tasa de variación debería rebajarse salvo que la energía vuelva a dar otro susto o lo que sería aún peor, la aparición de efectos de segunda ronda.

Otra parte de la desaceleración del IPC se debe a las políticas adoptadas por el Gobierno, que han reducido de forma 'artificial' el precio de los carburantes. No obstante, esta política traslada el coste de unos agentes a otros, no resuelve el problema: la parte que deja de asumir el consumidor (los 20 céntimos por litro) pasa directamente a la factura del propio Gobierno y las petroleras.

Desde el Gobierno han comunicado que se espera que la inflación siga disminuyendo en los próximos meses, una vez que se ponga en marcha la medida para limitar los precios del gas, que permitirá "reducir sensiblemente" el precio de la electricidad.

"Se ha alcanzado un acuerdo con la Comisión Europea esta semana y esperamos ponerlo en marcha lo antes posible, para que la bajada en la factura de la luz de los hogares y de las empresas se produzca cuanto antes", han asegurado fuentes del Ministerio.

Sea a o no un cambio de tendencia, lo cierto es que la inflación ya venía cogiendo impulso en 2021, aupada por la recuperación de la demanda y la incapacidad de la oferta para mantener el ritmo de producción. El covid paralizó a la industria y a buena parte de los sectores productivos congelando la inversión y la reposición de capital. Sin embargo, el consumo se recuperó mucho más rápido de lo previsto y con mayor intensidad de lo esperado gracias al ahorro acumulado durante los meses de confinamiento y a los bajos tipos de interés.

Ahora, tal y como señalaba este miércoles el Banco de España, "el conflicto bélico ha aumentado de una manera muy significativa los precios de la energía, que, en el contexto previo de elevada inflación, podrían agudizar las tensiones inflacionistas e impactarían negativamente a la actividad. Las posibles disrupciones sobre el transporte y la oferta de ciertos materiales pueden agravar también los cuellos de botella sobre las cadenas de valor globales, intensificando los riesgos a la baja sobre el crecimiento".

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