Las casas de análisis ajustan de nuevo el crecimiento de la economía española. Tanto Funcas como BBVA Research moderaron el alza del PIB de 2021, que tras la incertidumbre del último cuarto del ejercicio se situaría en el 5,1%. Para el presente año, las previsiones de los economistas se rebajan hasta cuatro puntos porcentuales amenazadas por el impacto de la inflación: estas casas proyectan un crecimiento parejo del 5,5% para la Fundación y del 5,6% según el departamento económico del banco. En los dos extremos del análisis, S&P colocaría el PIB de 2021 en el 4,5%, mientras que el 2022 supondría un impulso económico hasta el 7%.
El director de BBVA Research y economista jefe de Grupo BBVA, Jorge Sicilia, confirma, de esta manera, que el crecimiento se ha ralentizado en comparación con las proyecciones realizadas en verano y antes de otoño. Según el horizonte macroeconómico de Funcas, hay dudas con el comportamiento que pueda provocar la variante ómicron en el desarrollo de diciembre. No obstante, señala, los datos que ofrecen los tres informes de análisis de cara a los próximos ejercicios son elevados y, por ende, optimistas.

Reto inflacionista y político
El principal desafío será la inflación de precios energéticos, y sus efectos de segunda ronda en la economía española. Funcas prevé un escenario en el que los precios de la electricidad y los hidrocarburos se relajarán a partir de primavera. Según los mercados de futuros, el precio del gas y de la electricidad debería descender un 15% a partir del mes de abril y la cotización del barril de Brent lo haría un 10% (hipótesis que también se incorporan en el escenario central). Asimismo, fruto de la recomposición de la cadena de suministros, los cuellos de botella seguirán relajándose, facilitando la respuesta del aparato productivo al incremento de la demanda.
BBVA Research habla de ralentización económica al comienzo del bienio 2022-2023: según sus proyecciones, el rally del precio de la energía ya supuso una pérdida del 1,1% del PIB en 2021. Esta tendencia, avisan, contará con cierta continuidad durante el presente 2022, donde la inflación energética supondrá un coste de oportunidad del 0,7% del PIB.
Entre los países del euro, el IPC se colocará en el 3% medio anual en 2022, una cifra por debajo del hipotético carácter estructural que parecen sufrir los precios en Estados Unidos. La media de la Eurozona se moderaría hasta cerrar 2023 en el 1,5%, según las previsiones de BBVA. Así, Europa contaría con una evolución más optimista que China, Estados Unidos y la media mundial al cierre del bienio.
La demanda interna, del lado de la absorción del ahorro familiar por parte de la economía, además de la demanda exterior, continúan siendo el eje sobre el que se cimenta el despegue económico de 2022. Además, Funcas remarca la importancia del despliegue de los fondos europeos y su impacto real: España deberá absorber hasta 24.000 millones de euros presupuestados en 2022, y otros 17.000 el próximo año.
Entre críticas a la burocracia también está la postura de los tres analistas en su publicación de ayer. El responsable de ratings soberanos para Europa de S&P Global, Marko Mrsnik, criticó la falta de ambición de las reformas españolas. La agencia S&P Global Ratings señala la incertidumbre política como uno de los "puntos débiles" de la solvencia de España, ya que la fragmentación parlamentaria dificulta desde hace años acometer reformas en profundidad y estructurales, señalando el caso de la reciente revisión de las pensiones, que "no es suficiente" y retrasa la introducción de los cambios necesarios para abordar el "irreversible" reto del envejecimiento.
S&P defiende que las reformas deberían tener el objetivo de mejorar la productividad de la economía, pero critica la situación política en España. En esta línea concuerda BBVA, que indica que la certidumbre que aporta que se haya concluido la reforma laboral -a falta de ser tramitada en el Congreso-, no excluye que el acuerdo entre Gobierno y agentes sociales "podría haber sido más ambicioso.
El mecanismo de equidad intergeneracional (MEI) implementado en la primera pata de la modificación de Escrivá también fue objeto de crítica. S&P opina que introducir esta medida únicamente pospone que España tenga que hacer frente a una reforma estructural.
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