Economía

El crecimiento del PIB quedará casi plano durante el primer trimestre del año

  • Se retrasa la recuperación al segundo semestre de 2023
Foto: Dreamstime

España comenzará el año 2022 sin registrar prácticamente crecimiento económico hasta el mes de abril. Las nuevas restricciones por la variante ómicron del coronavirus y la inflación dejarán prácticamente plano el Producto Interior Bruto (PIB) del primer trimer trimestre. El inicio del ejercicio arrastra, además, la falta de inercia de los últimos meses de 2021. La situación, que deja en pausa el rebote, retrasará la recuperación española hasta el segundo semestre de 2023.

El consenso de analistas prevé el crecimiento para el conjunto del año que viene en el 5,7%. Sin embargo, las casas de análisis revisan aún sus previsiones tras el mal desempeño de los últimos meses. En cualquier caso, todos los expertos sitúan el grueso de ese crecimiento en la segunda mitad del año. Para los tres primeros meses de 2022 esperan un crecimiento de tan solo un punto, que ahora puede quedar incluso borrado por la inflación.

De esta forma, la economía recuperará tracción al final de año. Las mayores tasas se producirán en verano, con la llegada de la temporada turística. Las incertidumbres son todavía incluso elevadas para esa época por la dificultad de prever el comportamiento y la incidencia del virus.

El Consejo General de Economistas (CGE) ha sido la última institución en revisar sus previsiones para 2022. Los Economistas, dirigidos por Valentín Pich, esperan que el crecimiento del primer trimestre de 2022 sea plano, debido en parte a la falta de inercia de este último trimestre de 2021, y al elevado incremento del IPC, 6,7% en tasa interanual, el mayor de los últimos 30 años.

La actividad ya viene tocada del final de 2021, en el que se esperaba un cierto repunte de la actividad. La nueva variante ómicron ha provocado la ralentización brusca de la incipiente recuperación de la economía a nivel mundial. En el caso español, esta sexta ola -con una incidencia de 1.775,27 contagios- está provocando bajas laborales, personal confinado, y la adopción de medidas restrictivas relacionadas con el ocio, que hacen que la actividad económica se esté contrayendo. Por ello, se espera que el crecimiento del último trimestre del año se sitúe entre el 1,8% y el 2%, y 2021 cierre con un crecimiento en torno al 4,7%, como apuntábamos en las previsiones de noviembre.

El problema de la inflación

En diciembre, el IPC se ha incrementado el 1,2%, debido fundamentalmente a la subida del precio de la electricidad, y en menor medida, al aumento de los precios de la alimentación. No obstante, preocupa el incremento que está sufriendo la inflación subyacente, que no tiene en cuenta en incremento de precios de los productos energéticos ni de los alimentos no elaborados, que ha sido de 2,1%, cuatro décimas más que en el mes anterior. Desde junio, que era del 0,2%, está registrando subidas considerables todos los meses. El aumento de los precios de los productos energéticos está siendo repercutido por parte los productores, lo que está influyendo en los precios del resto de los productos. Esto hace que el incremento de la inflación ya no sea coyuntural, sino que, en parte, sea estructural.

Por su parte, la variante ómicrón a frenado en seco la economía en Europa, con especial impacto en España. Los índices PMI indican una cierta ralentización de la actividad en el mes de diciembre. En el caso español, el índice manufacturero se ha situado en 56,2, por debajo de 57,1 registrado en noviembre, debido a un crecimiento más débil de los nuevos pedidos. No obstante, las expectativas de actividad futura en los próximos doce meses han mejorado ligeramente, tanto en la zona euro impulsadas en parte por la esperanza de nuevas mejoras en los suministros tanto en la zona euro como en España.

En cuanto a la tasa de paro, se prevé que esta finalice en 2021 en torno al 14,7% y en 2022 disminuya al 14,2%, aunque es relevante indicar que, de octubre de 2020 a octubre de 2021, cuatro de cada cinco empleos creados han sido en el sector público, lo cual es lógico teniendo en cuenta los refuerzos que se han producido en el personal del sector sanitario y en menor medida en el sector de la educación.

Retraso de la recuperación

El nuevo frenazo supone otro retraso para la recuperación Española, que llegará ahora a mediados de 2023, mientras el resto de economías desarrolladas ya lo han recuperado. El PIB de la OCDE recuperó el nivel prepandémico en el tercer trimestre de 2021, a pesar de un crecimiento más lento que en el segundo trimestre. El PIB de los países desarrollados aumentó un 0,5% entre el cuarto trimestre de 2019 y el tercero de 2021, según las estimaciones provisionales, impulsado por los buenos resultados de Estados Unidos, Corea, Israel y algunos países europeos.

Por su parte, en la Unión Europea, el conjunto de economías recupera ya el PIB pre-Covid mientras España sigue a mitad de lo perdido. La brecha del nivel actual del PIB frente al anterior a la pandemia es de 6,6 puntos porcentuales en España (0,5 puntos porcentuales en el área del euro), debido, en gran medida, a la mayor dependencia en España del sector turístico y a la mayor debilidad del consumo y la inversión.

Precisamente, las asimetrías en la recuperación de los países de la Unión Europea dificultan la retirada de estímulos y añaden más dudas sobre las políticas de ajuste en la Unión Europea. Mientras las economías más dependientes del turismo y de sectores que conllevan mayor contacto social -entre ellas, España- sentirán durante más tiempo las secuelas de la crisis, el resto muestra ya síntomas de recuperación. Socios europeos como Francia o las economías del norte firman ya cifras de PIB previas a los niveles de la crisis del Covid.

Aceleración a final de año

Las últimas previsiones de crecimiento publicadas, como la del Banco de España o la del Fondo Monetario Internacional, incluyen ya el efecto de ómicron en sus estimaciones. La mayoría de analistas ha situado en torno a un punto del Producto Interior Bruto (PIB) el recorte en sus proyecciones, lo que atribuiría a España un crecimiento de entorno al 4,5% para el año que viene. Los más optimistas creen que el recorte apenas llegará al 0,5%, mientras que los más pesimistas alertan de que la situación puede costar incluso hasta el 2% del PIB.

En lo que sí hay un consenso amplio es en que la situación vírica ha dejado en pausa, al menos de momento, la recuperación. AXA IM recoge el sentir de la mayoría de analistas y reconoce que ómicron "puede hacer mella en el crecimiento del PIB este invierno", aunque "sería una mera pausa en la trayectoria de recuperación. No hemos vuelto a la casilla de salida en la lucha contra la pandemia". Lo que está claro es que los altos niveles de crecimiento registrados durante estos meses evitarán que la economía vuelva a caer. Ómicron será incapaz de tumbar un crecimiento de los países desarrollados que se sitúa en torno al 5,6% para este año y el 4,5% para el año que viene. El impacto de las nuevas restricciones enfrenta sin embargo esta recuperación y amenaza con quitar un punto al dato del ejercicio que viene.

Los analistas están ahora pendientes de las posibles restricciones para retocar sus escenarios macroeconómicos. Desde BBVA, Carlos Serrano Herrera, economista jefe de la entidad en México, apunta que es importante considerar que de darse nuevamente este distanciamiento social sí habrá efectos significativos.

"La recuperación económica que se ha venido observando perderá fuerza y por ende los escenarios de inflación también serán elevados, es decir que nuevas restricciones en fábricas, puertos, embarcaciones y otros medios de transporte significarán más cuellos de botella en la distribución de insumos y bienes finales", señala el especialista. "Este confinamiento podría propiciar más demanda de bienes y que de servicios que crearán situaciones de exceso de demanda que presionarán los precios", añade sobre este asunto.

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