España lleva décadas sufriendo una baja productividad y un crecimiento mediocre de los salarios reales (descontando la inflación). Políticos, medios o analistas intentan buscar soluciones rápidas (salario mínimo, Ley Rider...) a un problema complejo y cuya solución permanente puede requerir de años de costosa transformación e inversión. El problema de la productividad tiene que ver, sobre todo, con la composición sectorial de la economía española, muy centrada en sectores de bajo valor añadido, poco intensivos en capital y cuyo crecimiento de la productividad es relativamente mucho más bajo. Dado el elevado peso de estos sectores, la economía de España se encuentra en una situación muy comprometida para afrontar los retos del futuro.
Un nuevo trabajo publicado por el Banco de España ha advertido de que los sectores que tienen todas las papeletas para ser los grandes ganadores en los próximos años en la economía global tienen un peso relativamente pequeño en la economía española. Estos sectores son intensivos en tecnología, presentan crecimientos de la productividad por encima de la media y suelen remunerar mejor en términos relativos al factor trabajo (sus empleados).
El estudio del BdE explica que estos sectores económicos, como pueden ser la fabricación de productos informáticos y electrónicos, las actividades profesionales, científicas y técnicas, las de I+D, las de información y comunicaciones, y las financieras y de seguros, entre otras, se encuentran muy bien posicionados en términos tanto de productividad como de resiliencia de cara al futuro, pero sin embargo tienen un peso relativo en el PIB español inferior al de otros países del entorno.
Por el contrario, los sectores peor posicionados de cara al futuro como es el caso del comercio físico, la hostelería o el transporte tienen un peso relativamente superior en la economía nacional. El elevado peso de estos sectores podría explicar también el misterio del bajo crecimiento de la economía española durante la recuperación actual. Son estos sectores (de bajo valor añadido y productividad) los que están llevando el peso de la generación de empleo, lo que a su vez podría explicar la fuerte caída de la productividad por empleo y hora trabajada en el tercer trimestre de este año.
Los sectores 'top'
En concreto, el peso de estos "sectores top" sobre el valor añadido bruto (VAB) total es del 12,6% en España, frente al 15,1%, 17,4% y 22,5% de Alemania, Francia y Estados Unidos, respectivamente, según destaca el Banco de España en su análisis sectorial de los retos futuros de la economía española.
La autoridad monetaria señala que la crisis sanitaria provocada por el covid-19 ha puesto de manifiesto la importancia de la heterogeneidad sectorial a la hora de entender el impacto económico de las perturbaciones que afectan a una economía.
Además, este trabajo recalca que la fuerte recesión se ha producido en un contexto en el que la economía española se encuentra inmersa en una serie de desafíos estructurales, entre los que destacan el reducido crecimiento de la productividad, el proceso de cambio tecnológico, en particular, el asociado a la digitalización, el cambio climático y el envejecimiento poblacional.
En este escenario, el documento del Banco de España asegura que los sectores con mejor posición relativa para afrontar los diferentes retos analizados exhiben un peso "relativamente reducido" en la estructura productiva de la economía española, inferior al observado en otras economías avanzadas.
Productividad y futuro
Por el contrario, los sectores que se pueden considerar clave en la economía presentan un mayor grado de vulnerabilidad ante los retos futuros. Los propios economistas del BdE explican que "buena parte de la industria manufacturera y de suministro de energía son sectores muy centrales por sus efectos arrastre sobre otros sectores y presentan niveles relativos de productividad elevados, pero son más vulnerables ante desafíos como el cambio climático, dado su mayor nivel de emisiones".
De su lado, apunta que las actividades inmobiliarias y de servicios sociales se encuentran mejor posicionadas ante dichos cambios, sobre todo ante el envejecimiento, pero su desempeño en términos de productividad es inferior.
Por último, el Banco de España identifica algunos sectores que presentan carencias en términos tanto de productividad como de resiliencia, tales como la hostelería, el sector primario y los servicios de transporte.
¿Qué se puede hacer?
Los autores proponen que dada la meta de alcanzar un crecimiento "sostenido y sostenible" de la productividad, "clave" para asegurar un aumento del bienestar económico a largo plazo, es necesario prestar una atención especial a la reasignación entre sectores, "lo cual puede ser un proceso complejo y costoso, pero también fundamental a la hora de mejorar la capacidad de la economía española para afrontar los retos futuros analizados".
Desde este punto de vista, el Banco de España afirma que la mejora de los mecanismos que faciliten la reasignación sectorial y entre empresas de los recursos productivos, en particular del factor trabajo, parece un "objetivo primordial". No obstante, este no será un proceso rápido ni sencillo. El sistema educativo debe jugar un papel clave para transformar al capital humano y adecuarlo a esta transformación de la economía.
No obstante, indica que habida cuenta de que, a priori, la transferibilidad de conocimientos entre los sectores potencialmente perdedores y los potencialmente ganadores no parece particularmente elevada, es clave el fortalecimiento de los sistemas de aprendizaje continuo de los trabajadores.
Asimismo, advierte de que los procesos de reestructuración suelen conllevar costes de transición que se concentran en determinados colectivos de los potenciales sectores en contracción, por lo que afirma que sería necesario también valorar en qué aspectos hay que reforzar las redes de protección social existentes.