Paso histórico para el Banco Central Europeo (BCE). La institución presidida por Christine Lagarde ha cambiado su objetivo de inflación para dar mayor claridad y transparencia a la política monetaria. Hasta la fecha, este objetivo se encontraba en un punto indefinido, cercano pero por debajo del 2%. Sin embargo, el Consejo de Gobierno del BCE ha acordado elevarlo hasta el 2% simétrico en la primera revisión estratégica en casi 20 años. Además, este objetivo será flexible, lo que puede tener implicaciones de calado para la economía y los mercados.
Según el comunicado, el Consejo de Gobierno considera que la mejor forma de mantener la estabilidad de precios es teniendo un objetivo de inflación del 2% a medio plazo. "Este objetivo es simétrico, lo que significa que las desviaciones positivas o negativas respecto de ese objetivo son igual de indeseadas". No obstante, estas desviaciones (más o menos inflación) se pueden producir de forma temporal sin que salten las alarmas.
El propio comunicado explica es que "cuando la economía opera próxima al límite inferior de los tipos de interés nominales (tipos de interés cero como los actuales), son necesarias medidas de política monetaria especialmente contundentes o persistentes para evitar que se afiancen las desviaciones negativas del objetivo de inflación, lo que también podría implicar un período transitorio en el que la inflación se sitúe ligeramente por encima del objetivo", sostiene el banco central. Estas palabras apoyan la actual política del banco central, que mantiene desplegado todo su arsenal monetario pese a que la inflación está en el objetivo.
Esto abre la puerta a que la inflación supere el 2% de forma prolongada sin que se activen los 'frenos' del BCE (subidas de tipos y retirada de estímulos), siempre que la inflación haya estado por debajo de esa meta durante los meses o años anteriores, como es el caso de la situación actual en la zona euro. El IPCA en la zona euro se sitúa hoy en el 1,9%, pero rebasará este crecimiento con claridad en los próximos meses a medida que la economía reabre (si la variante Delta lo permite).
Sobre el papel, un cambio en la meta de inflación tan pequeño no parece algo relevante, pero los expertos de Berenberg creen que sí lo es, en parte, porque explícitamente permite que se supere esta meta y por lo tanto deja la puerta abierta a que la política monetaria expansiva se prolongue en el tiempo. Por otro lado, "no supone una sorpresa en nuestra opinión, ya que la mayoría de los miembros del consejo probablemente han estado apuntando a eso de todos modos. La nueva estrategia está más en línea con la de otros grandes bancos centrales".
¿Por qué cambia el objetivo de inflación?
Según explica Filip Carlsson, estratega del grupo financiero SEB, el cambio en el objetivo de inflación se produce después de que varios miembros del Consejo considerasen que el objetivo anterior "por debajo, pero cercano al 2%" no es lo suficientemente claro, dando lugar a continuas especulaciones que no benefician a la estabilidad financiera y al cumplimiento de los objetivos del banco central. Además, este difuso objetivo podría haber contribuido a generar unas expectativas de inflación que se quedaban de forma constante por debajo del 2%.
"Sin embargo, ha habido cierto desacuerdo sobre cómo debe formularse la nueva meta. Gran parte de los países del sur de Europa han defendido una meta en la que el BCE se comprometiese de forma clara a tolerar una mayor inflación después de períodos de inflación demasiado baja. Sin embargo, al igual que la Reserva Federal, el BCE parece haber acordado un objetivo de inflación simétrico del 2%, pero con flexibilidad", explica este experto.
Vivienda y cambio climático
Por otro lado, el BCE empezará a prestar más atención al precio de la vivienda, que actualmente no forman parte de la cesta de precios del consumidor. El BCE comenzará a considerar lo que se conocen como alquileres imputados, que no son ni más ni menos que el servicio 'ficticio' que pagarían los propietarios de una vivienda por tener un techo donde cobijarse. Mientras que los alquileres sí ponderan en el IPCA, no lo hacen los alquileres imputados, que corresponden a las familias que tienen vivienda en propiedad. No obstante, a partir de ahora el BCE lo añadirá en sus cálculos para complementar el IPC tradicional.
Dirk Schumacher, economista de Natixis, lo explica de la siguiente forma: "La tasa de inflación actual solo incluye los alquileres como categoría de gasto para los hogares en lo que se refiere a la vivienda. Las denominadas "rentas imputadas", es decir, la renta que pagaría el propietario de una casa si tuviese que pagar un alquiler por la casa en la que vive, no son un insumo en los cálculos de los precios al consumidor. De esto se desprende que la dinámica de los precios en el sector de la vivienda se refleja solo parcialmente en el índice de precios al consumidor, con un peso relativamente bajo del 7,5%". Este experto considera que de haber introducido este componente en el IPC, la inflación habría sido levemente más alta en el periodo 2016-2019, por ejemplo.
Por otro lado, el BCE también ha publicado un comunicado aparte en el que hace hincapié en el cambio climático y el medioambiente. "El BCE acelerará el desarrollo de nuevos modelos y realizará análisis teóricos y empíricos para vigilar las implicaciones del cambio climático y las políticas relacionadas para la economía, el sistema financiero y la transmisión de la política monetaria a través de los mercados financieros y el sistema bancario.
Habrá que esperar a 2022
Además, el BCE introducirá requisitos medioambientales para los activos del sector privado como criterio de elegibilidad o como base para un tratamiento diferenciado para las compras de activos y garantías. El BCE podría dar prioridad a los activos (bonos, préstamos...) que tengan un fin 'verde' o incluso ofrecer mejores condiciones por los mismos. Esta decisión también ha generado fuertes tensiones en el seno del banco central.
"Dichos requisitos tendrán en cuenta las políticas e iniciativas de la UE en el ámbito de la divulgación y la presentación de informes sobre sostenibilidad medioambiental y promoverán prácticas de divulgación más coherentes en el mercado, manteniendo al mismo tiempo la proporcionalidad a través de requisitos ajustados para las pequeñas y medianas empresas. El BCE anunciará un plan detallado en 2022".
Respecto a las compras de activos del sector empresarial, el BCE ya ha comenzado a tener en cuenta los riesgos relevantes del cambio climático en sus procedimientos para adquirir activos del sector empresarial en sus carteras de política monetaria.
De cara al futuro, el BCE ajustará el marco que guía la asignación de las compras de bonos corporativos para incorporar criterios de cambio climático, en línea con su mandato. Estos incluirán la alineación de los emisores con la legislación de la UE que implementa el Acuerdo de París a través de métricas relacionadas con el cambio climático o compromisos de los emisores con dichos objetivos. Además, el BCE comenzará a divulgar información relacionada con el clima a través del programa de compras del sector empresarial (CSPP) para el primer trimestre de 2023.
El BCE ha cumplido con lo que se esperaba, lo que no quita que haya una leve sensación de decepción, puesto que muchos expertos habían previsto cambios más intensos y rápidos. Todo lo relacionado con el medioambiente y el cambio climático empezará a implementarse en 2022, mientras que la inclusión de los 'alquileres imputados' en los parámetros que valora el BCE para tomar sus decisiones no ha quedado demasiado clara, puesto que el BCE no puesto una ponderación (peso en la cesta del IPCA) ni ha creado un indicador nuevo para ver este impacto en los precios.