Economía

El plan b de Fedea contra la 'trampa de la temporalidad' y ante la imposible mochila austriaca

  • La dualidad es uno de los mayores problemas del mercado laboral, apunta
  • Reconoce que la opción de implantar la 'mochila austriaca' es inviable
  • Los autores alertan de la 'trampa de la temporalidad' asentada en España
Foto: Archivo

En pleno debate sobre las vías para reducir la temporalidad, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ha planteado dos posibles estrategias para acabar con la dualidad en el mercado laboral español: un modelo de contrato único indefinido, "posiblemente" acompañado de la llamada mochila austríaca que defiende el Banco de España, o un modelo simplificado de tres tipos de contratos (indefinido, temporal y formativo), en línea con el componente 23 del Plan de Recuperación.

Los catedráticos José Ignacio Conde-Ruiz y Jesús Lahera Forteza, que firman el estudio contra la dualidad laboral publicado este lunes, recuerdan que el modelo de contrato único indefinido busca reducir el uso de los contratos temporales "a su mínima expresión" y sustituir el "muro" que implica la diferencia entre el coste de la contratación indefinida y la temporal por una "rampa" mediante un contrato único cuya indemnización por despido crece gradualmente con la antigüedad.

Sacar adelante esta medida conlleva la eliminación directa de la contratación temporal, que pasaría a permitirse únicamente para la interinidad o la formación. Según apuntan, el nuevo marco contractual debería estar diseñado de tal forma que el coste agregado que soportan las empresas por despido ni aumente ni disminuya. 

Los autores sostienen que el nuevo modelo también debería aplicarse únicamente a las nuevas contrataciones para respetar los derechos adquiridos; habría de encajarse en la regulación de despido causal bajo la separación entre procedencia/improcedencia/nulidad, y podría complementarse con un pequeño fondo o mochila austríaca, que "generaría ganancias de eficiencia y productividad".

Por su parte, el modelo de tres contratos (indefinido, temporal y formativo) que analiza Fedea como segunda opción permitiría, aseguran, un mayor uso de la contratación temporal, pero restringiéndola sólo para necesidades realmente transitorias. Según se indica en el informe, "esto podría hacerse, por ejemplo, mediante la supresión de los actuales contratos por obra y servicio, manteniendo los contratos temporales por causa organizativa o productiva, esto es, los ligados a la sustitución de otros trabajadores o a la aparición de necesidades de trabajo de carácter temporal".

En este punto, que aborda el planteamiento del Gobierno, sería necesario penalizar "fuertemente" el uso fraudulento de la contratación temporal y flexibilizar la extinción de los contratos indefinidos. También se requeriría otorgar de mayor seguridad jurídica a las causas objetivas de despido y modular sus costes para incentivar la generalización del contrato indefinido.

La mochila austríaca tiene difícil su aprobación

Para los autores, estas medidas deberían complementarse con otras dirigidas a aumentar la flexibilidad laboral interna de las plantillas fijas. Y es que Fedea ve de "especial interés" la posibilidad de flexibilizar los expedientes de regulación temporal (Erte) vigentes e introducir Ertes específicos, tal como se prevé en el componente 23 del Plan de Recuperación.

A su juicio, la primera opción es preferible, aunque entiende que "resulta difícil de implementar políticamente" (ya expresó la vicepresidenta económica Nadia Calviño la dificultad de encontrar consenso en este punto) mientras que la segunda, el plan b, puede generar resultados similares y "es más viable políticamente y más conforme con el marco jurídico vigente".

Comparativa España-UE

Desde Fedea advierten de que la dualidad es uno de los mayores problemas del mercado laboral español. Según apuntan los autores, "no existe ninguna justificación para que sistemáticamente tengamos una de las tasas de temporalidad más altas de los países industrializados". Además, alertan de que "la excesiva temporalidad no sólo resulta una auténtica injusticia para las personas que la padecen, sino que también desincentiva la formación de los trabajadores y tiende a hacer que las empresas se concentren en actividades de bajo valor añadido".

Y es que, cada año, apuntan Conde-Ruiz y Lahera, "en circunstancias normales, se producen más de 26 millones de altas a la seguridad social y 25,5 millones de bajas", lo que significa que el número de nuevos registros a la seguridad cada año puede llegar a ser 1,5 veces el stock de trabajadores afiliados. Pero además, "cada vez que tenemos una crisis económica la tasa de paro supera el 20%, algo que no ocurre en ningún otro país desarrollado. Es un marco de relaciones laborales dual que si lo miramos en detalle encontramos que hay un uso abusivo de contratación temporal y del despido improcedente.

De ahí que España cuente con una de las tasas de temporalidad más alta de los países industrializados, superando por mucho la media de la UE en todos y los sectores y en todas las ocupaciones. Esta cuestión afecta especialmente a los jóvenes.

En su caso, las tasas de temporalidad que llegan a superar el 60% para cualquier nivel educativo, indican los autores, mientras que en la UE-15 "sólo aquellos que exclusivamente tienen educación primaria tienen una tasa de temporalidad del 60%". En España incluso los jóvenes universitarios se acercan a esa tasa.

"Un 40% de los que tienen un contrato temporal a los 20 años continua teniéndolo cuando cumple 40 años"

Esto ocurre porque la temporalidad en España no actúa como un puente hacia un contrato permanente. Como recuerda el estudio, el mercado de los trabajadores con posibilidad de acceder a un contrato indefinido esta segmentado. "La evidencia empírica nos dice que un 40% de los que tienen un contrato temporal a los 20 años continua teniéndolo cuando cumple 40 años". Es esto lo llaman "trampa de la temporalidad" donde una vez que entras es muy difícil de salir.

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Estos señores catedráticos José Ignacio Conde-Ruiz y Jesús Lahera Forteza se siguen mirando el ombligo propugnando un contrato fijo para toda la vida, cerca de casa y si es posible de 25 o 30 horas semanales, como si fueran funcionarios que han sacado una oposición y han conseguido tener una plaza en propiedad. Qué diferencia con Estados Unidos donde los jóvenes quieren cambiar por diversas empresas para aprender de cada una de ellas y acabar montando la suya propia. Con un tejido empresarial paupérrimo debido a los impuestos abusivos a nuestras débiles y enclenques Pymes, ahora pretenden que todos sean fijos obligando a las empresas a contratarlos de por vida laboral desconociendo que las empresas nacen, crecen, se desarrollan y pueden morir. En fin, estos señores deberían montar su propia Pyme para saber de qué va el asunto y después hablar y realizar estudios, que todos sabemos que el papel aguanta mucha tinta inútil. Pretender que todos los empleados gocen de los privilegios abusivos de los funcionarios a costa del resto de españoles, para hacer a todos iguales bajo la amenaza de multas exageradas a las empresas lo único que puede acarrear es más paro. De hecho, en España hasta la palabra empresario está mal vista tras más de 40 años de ininterrumpida victoria sindical. Además, si las empresas juegan en un mercado de libre competencia entre ellas, que así es en una sociedad libre y democrática, como quieren que aseguren para siempre a sus empleados si ni tan siquiera ellas mismas saben si van a existir el próximo año. Por otra parte, se nota la ingenuidad de estos señores tan doctos, ya que cuanto mayor es la seguridad de un empleado menor es su capacidad de trabajo e interés debido a la propia naturaleza humana, y de muestra se pueden poner ellos mismos que consideran que con esos estudios tan elaborados cumplen con su obligación de trabajar, teniendo la espalda completamente cubierta por su condición de funcionarios. Seguramente en una empresa privada si tan solo saben realizar eses tipo de informes los hubieran puesto en la calle o, visto lo que hay, ni tan siquiera los hubieran contratado. Ahora les falta solicitar que todos los numerosos contratados de la administración pasen directamente a ser fijos sin ni siquiera haber pasado por el trámite de una oposición y todos más contentos. Es lamentable el desprecio profundo de nuestra sociedad por el trabajo bien hecho y por la responsabilidad en el desempeño de su función. Si a un jabalí le pones el pienso delante de su madriguera deja de correr y se vuelve grueso e inútil hasta para los propios cazadores que lo alimentan, ya que su carne se llena de grasa.

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Los señores de Fedea desconocen que cuando una Pyme solicita un crédito ICO para seguir manteniéndose en el negocio y a sus empleados, su empresario en notaría firma dos veces, la primera en nombre de la empresa que responde con todos sus bienes, y la segunda el mismo como avalista, que responde con todos los suyos y para eso debe llevar su declaración de renta y de patrimonio si lo hace. Y tras estudiar muy bien estos datos por el director de sucursal y el jefe de zona, se lo conceden, pero él sabe muy bien que tiene la obligación de cumplir por encima de todo. Y quieren que todos sean iguales, el empresario y el trabajador. Estos señores para redactar su informe no se juegan su seguridad empresarial, laboral y familiar por firmar y elaborar esos trabajos. Ahí radica la diferencia entre ser funcionario o ser empresario que parece que en España se desconoce por la ministra del Paro y por los sindicatos, y por muchas otras personas.

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