Ni la Reserva Federal, ni el Banco de Inglaterra consideran que el reciente repunte en los intereses todavía es preocupante para sus economías, con lo que dejan al BCE prácticamente solo ante el desafío de meter en cintura la rabieta de los bonos. El retraso en el despliegue de vacunas y los nuevos cierres dejan a Europa retrasada respecto a EEUU y Reino Unido.
Hoy el Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés) ha dejado más solo al BCE en su nuevo frente contra los bonos. La preocupación de Frankfurt ahora pasa por evitar una salida en falso en la recuperación provocada por un encarecimiento del crédito para empresas y familias. La semana pasada dio el paso de incrementar las compras de su programa PEPP de emergencia para controlar los rendimientos de los bonos. De esta manera, siguió los pasos de otros bancos centrales como el Banco de Australia o el Banco de Japón que han decidido establecer un control sobre la curva de tipos para garantizar unas condiciones de financiación favorables para la economía.
Sin embargo, ayer la Fed se desmarcó de este tipo de medidas y tiene la intención de mantener su política monetaria acomodaticia, pese a la previsión de recuperación económica más fuerte este año y un aumento brusco, aunque transitorio, de la inflación. Jerome Powell, el presidente de la Fed, no teme un recalentamiento temporal de la economía con el objetivo de garantizar el pleno empleo, pese a que enfatizó el mensaje de flexibilidad.
"El mercado sigue escuchando lo que quiere escuchar, y esto sigue siendo un dolor de cabeza" porque "el mercado sigue queriendo poner a prueba la determinación de la Fed", señala Jack Janasiewicz de Natixis Investment Managers. Y añade "el mercado seguirá dudando de la Fed, y esto significa que las expectativas de inflación seguirán aumentando", lo que conlleva más intereses sobre la deuda pública estadounidense.
El mercado comienza a tener por descontado que el rally en los rendimientos del bono americano. Grandes bancos de inversión como JP Morgan, Citi o Société Générale apuestan por un interés del 2% del bono a diez años a final de año. El BCE puede contar como una derrota, de momento, su anuncio de doblar la mano al mercado desde su anuncio. Tomando de referencia el bund alemán, el día del anuncio registraba una rentabilidad del -0,33% este jueves se sitúa al -0,26%. El bono español, italiano, francés o austriaco también ha visto crecer sus intereses. Y todo ello, con el BCE pasando de las palabras a los hechos. El banco central elevó las compras de la semana pasada a 14.000 millones de euros frente a los 12.000 millones de las anteriores semanas.
Gran Bretaña se está beneficiando del rápido lanzamiento de las vacunas contra el coronavirus
Hoy la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha advertido que las compras no serán las visibles las próximas semanas por el elevado volumen de vencimientos en balances que obligará a la entidad a fuertes reinversiones. El consenso del mercado espera que el banco central alcance un ritmo de 20.000 millones de compras semanales en los próximos meses y que sea suficiente para controlar el rally en los intereses.
El BoE hoy tampoco ha ayudado al BCE. El gobernador de la institución, Andrew Bailey, considera que el incremento y la inclinación en los intereses es una señal de optimismo en la economía británica. Gran Bretaña se está beneficiando del rápido lanzamiento de las vacunas contra el coronavirus, abriendo la posibilidad de una reapertura completa de la economía, prácticamente en junio. Mientras en el continente Francia, Italia o Alemania ya están planteando nuevos cierres ante una cuarta ola.
La situación sanitaria trastoca los planes de Bruselas de iniciar la recuperación aprovechando el verano. EEUU ha arrancado el año con fuerza, mientras la zona euro tiene casi todas papeletas para entrar de nuevo en recesión técnica en el primer trimestre del año. "La presión deflacionista parece estar mucho más arraigada en la zona euro que en el Reino Unido o Estados Unidos y explica por qué el BCE tiene más miedo", indica Steven Barrow, jefe de estrategia de Standard Bank.
Tanto es así que el BoE espera alcanzar en primavera el objetivo de inflación del 2%, por la evolución de los precios de la energía. Sin embargo, "estos desarrollos deberían tener pocas implicaciones directas para la inflación a mediano plazo. Las expectativas de inflación se mantienen bien ancladas".
Y hoy ha añadido que "si las perspectivas de inflación se debilitan, el Comité está listo para tomar cualquier acción adicional que sea necesaria para lograr su objetivo. No tiene la intención de endurecer la política monetaria al menos hasta que haya evidencia clara de que se está logrando un progreso significativo al logro de la meta de inflación del 2% de manera sostenible.
"Esperamos que los bancos centrales lleguen a la conclusión de que la mayor parte del reciente repunte de los rendimientos refleja la mejora de las perspectivas económicas", apunta Dan Hanson economista de Bloomberg.