Tras el desplome de la inflación en noviembre, al -0,8%, se confirma que no habrá compensación para los pensionistas a comienzos del próximo año por la subida aplicada en el presente ejercicio, ya que con la evolución de los precios desde el estallido de la crisis sanitaria y económica, el colectivo habrá ganado este 2020 entre 1,7 y 1,9 puntos porcentuales de poder adquisitivo. Por lo que los pensionistas no recibirán a en los primeros meses de 2021 la conocida como paguilla, resultado de las compensaciones que realiza la Seguridad Social todos los años en caso de que la subida que se aplica a comienzos de año (+0,9% este 2020) sea inferior al resultado a final de año del IPC.
Históricamente, el Gobierno utiliza como referencia el IPC de noviembre para calcular esta paguilla para los pensionistas. Así ocurrió en 2018, cuando a inicios de año se había aplicado una revalorización de las pagas del 1,6% y el IPC cerró el ejercicio en el 1,9%. Ello supuso una desviación de tres décimas sobre la subida de las pensiones de este año, por lo que la paga compensatoria a los pensionistas fue de unos 386 millones de euros, cifra resultante de multiplicar por tres los 128,6 millones que cuesta cada décima de desviación.

Cabe recordar, no en vano, que esta situación ya se descontaba allá por el mes de mayo, cuando el impacto de la pandemia hizo revisar todas las previsiones macroeconómicas de la economía española. De modo que si a principios de año se esperaba que el IPC se situase en el conjunto de 2020 en el 0,9%, ya para el quinto mes del año, el consenso de Funcas revisó a la baja la evolución de los precios, que para el conjunto del año se espera en el entorno del -1%. Eso sí, el gabinete del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ha descartado en varias ocasiones que esta situación fuera a suponer una deducción de las pagas -operación contraria a la paguilla en el caso de que la desviación fuera positiva-, por lo que simplemente, en base a esta ganancia de poder adquisitivo, se descarta ningún tipo de compensación de cara a 2021.
En este sentido, el cálculo será similar a finales del próximo año. El Gobierno ha previsto una revalorización de las pensiones del 0,9% para el próximo año -con un coste aproximado de 1.400 millones de euros-, en línea con la inflación prevista. Llegado el final del próximo ejercicio habrá que observar el comportamiento real de los precios, de modo que si el IPC queda por encima de ese 0,9%, el Gobierno deberá compensar esas décimas de diferencia a comienzos de 2022.
Persiste la caída de precios
Así, la inflación mantuvo su tasa interanual en el -0,8% debido a que el encarecimiento de la electricidad se compensó con el descenso de los precios de los alimentos. Con el dato de noviembre, el IPC interanual encadena su octava tasa negativa consecutiva, según el indicador adelantado publicado por el INE. El organismo estadístico atribuye la estabilidad de la tasa interanual del IPC en noviembre al repunte de los precios de la electricidad, frente al descenso que experimentaron en noviembre de 2019, y al abaratamiento de los precios de los alimentos, que hace un año se mantuvieron estables. En tasa mensual (noviembre sobre octubre), el IPC subió un 0,2% en el penúltimo mes del año, el mismo crecimiento que se registró en noviembre de 2019.
En el penúltimo mes del año, el Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA), el que se utiliza para equiparar el cálculo en el conjunto de la Unión Europea, situó su tasa interanual en el -0,9%, la misma que en octubre. Por su parte, el indicador adelantado del IPCA subió un 0,1% en tasa mensual, menos que en la lectura nacional.
El sector empresarial advierte a este respecto de que de cara a los próximos meses la inflación continuará registrando tasas negativas y estará condicionada por el comportamiento de los precios del petróleo y la caída de la demanda de algunos bienes y servicios derivada de la crisis del coronavirus. Y que en este contexto de debilidad de la demanda, los precios finales continuarán cayendo al mismo tiempo que las empresas deben seguir asumiendo incrementos de costes de producción, por lo que sus márgenes se están reduciendo.