El Gobierno logró este jueves el rechazo a todas las enmiendas a la totalidad a los Presupuestos Generales del Estado de 2021 con la ayuda de sus socios de investidura, e incluso con la de Ciudadanos, y por primera vez en la historia de la democracia, con la de EH Bildu, para quien María Jesús Montero, titular de Hacienda, tuvo palabras de agradecimiento.
Sin embargo, en el último tramo del debate y antes de la votación, la formación vasca PNV, que votó en contra de las enmiendas, manifestó su contrariedad por que estas Cuentas Públicas incluyan un alza del impuesto al diésel. Los nacionalistas vascos dejaron claro que de este modo "minan" su confianza.
El malestar de los jeltzales con el Ejecutivo fue manifiesto. Y la ministra de Hacienda rápidamente cogió el guante, y en el tiempo de réplica declaró estar dispuesta a negociar, e incluso a frenar este tributo. "¿Creen que podemos comprar ahora un coche eléctrico con la que está cayendo", pregunto la diputada Idoia Sagastizabal.
Pero el PNV no solo puso el acento, de cara a la tramitación de Presupuestos, en la subida del diésel -lo que tendría difícil justificación en el empresario vasco de automoción y de componentes-. También rechaza la subida del IVA a las bebidas azucaradas, con la que no están de acuerdo, y preguntan por "numerosos acuerdos por cumplir", como los convenios para que el Tren de Alta Velocidad llegue las capitales vascas.
La cesta de los fondos
A este "socio prioritario" -como permanentemente le califica el Ejecutivo- no le gusta que el Gobierno ponga "todos los huevos en la cesta de los fondos europeos". De hecho este fue otro de los disensos del discurso de su portavoz económica en el Congreso. Y es que Sagastizabal, prácticamente enmendó de alguna forma las cuentas de Montero, por un cuadro macroeconómico "endeble", el desconocimiento de los proyectos que irán vinculados a los fondos, o la ausencia de claridad de esos criterios, que ni siquiera pasarán por el Parlamento, señaló.
Asimismo, aseveró que el cálculo de los ingresos les parece erróneo, que la recaudación de las tasas Google y de transacciones financieras resultan "inciertas" o, que el impacto de algunos impuestos es más "político" como efectivo, sobre tributos como IRPF, rentas altas o Patrimonio. "La fiscalidad -subrayó la portavoz- tiene que ser verde, pero con racionalidad y progresividad", recalcó a Montero.
La 'explosión' de los barones
A parte de la 'enmienda-aviso' del PNV, la otra noticia del día fue el apoyo en esta fase de EH Bildu, y al mismo tiempo de Ciudadanos. Dos partidos políticos antagónicos. La propia Inés Arrimadas reclamó al Gobierno que despeje la duda y aclare si prefiere unas cuentas públicas con el sustento de su formación, o si por el contrario prefiere "la humillación" de Arnaldo Otegi.
Sin eco en el Congreso, las 'exigencias' de Cs pasaron desapercibidas por los socios de investidura que ven incompatible que Arrimadas aguante sentada en la misma mesa con ERC y EH Bildu. Dan por hecho que, siendo así, Cs acabará levantándose, y colocándose con los de "la foto de Colón", como azuza Pablo Echenique.
En medio de este ruido, las quejas no se han hecho esperar entre las filas socialistas, además de los líderes de la oposición. este jueves hubo un aluvión de críticas de quienes no comparten que se llegue a pactos con Bildu. Es el caso de los barones Susana Díaz, Guillermo Fernández Vara, Emiliano García Page y, de Adrián Barbón. A ellos también se sumó Albert Rivera, expresidente y exlíder de Ciudadanos.
Pero el Gobierno está en otra clave de acuerdos presupuestarios. Por eso María Jesús Montero le dijo a EH Bildu que cree que "hay espacio para que todos podamos sentirnos identificados, y siendo ustedes independentistas y de izquierdas, podrán encontrar muchas partidas que van dirigidas a paliar el sufrimiento de las personas", sentenció en el Parlamento.
Así, hinchados de su posición, el portavoz de EH Bildu, Oskar Matute, afirmó que su coalición tiene intención de dar más pasos en este sentido, sin renunciar a sus objetivos independentistas.
Un apoyo histórico
El Pleno del Congreso rechazó las siete enmiendas que pedían la devolución de los Presupuestos para 2021 por 198 votos en contra, 150 votos a favor y ninguna abstención las enmiendas de PP, Vox, Junts per Catalunya, BNG, CUP, Coalición Canaria y Foro Asturias. Este apoyo al PGE supera el que obtuvo en 1983 el Gobierno de Felipe González cuando fueron rechazadas las enmiendas a la totalidad por el voto de 181 parlamentarios. El archivo del Congreso recoge que esa votación de mayo de 1983 acudieron 304 diputados de los que 116 votaron a favor de la devolución del texto y 7 abstenciones.
En La Moncloa no ocultan su felicidad por el respaldo logrado. Con este avance no solo queda despejado el camino a la tramitación de lo PGE sino también, extrapolan, el desarrollo de toda la legislatura.