Como explica un diplomático en Bruselas, todo el dinero comunitario "tiene condicionalidad", porque es el dinero de todos. Por eso, la gran pregunta es cuáles serán los requisitos que pedirá la Comisión Europea, y aceptarán los Estados miembros, a cambio del mayor estímulo fiscal en la historia de la UE para superar la crisis del covid-19.
La pregunta importa por tres motivos. El primero porque, tal y como demostró la aprobación del nuevo instrumento del Mecanismo Europeo de Estabilidad, la condicionalidad continúa teniendo una digestión pesada en gran parte de los socios, al recordar a los ajustes y reformas de los rescates de la pasada crisis.
La segunda razón es que si esta condicionalidad implica sanear las cuentas con demasiada rapidez tras el aumento del gasto se volvería a los errores de hace casi una década. El exceso de austeridad provocó en 2012 una segunda recesión causada por los errores de los europeos.
En tercer lugar, cuanto mayor sea el montante que se dedique a ayudas a fondo perdido (grants) en vez de préstamos, presumiblemente más estricta será la condicionalidad para los países que reciban la ayuda.
Francia y Alemania propusieron este lunes un fondo de medio billón de euros de ayudas directas a fondo perdido para las regiones y sectores más afectados. La propuesta no fue bien acogida en el Ecofin por los ministros de Finanzas de Austria, Holanda, Suecia, Finlandia y Dinamarca.
La propuesta francoalemana supone un giro de 180 grados en la posición de Berlín, que hasta ahora había defendido dar préstamos a los países, en vez de transferencias que no abulten su deuda nacional.
Resistencia entre los 'duros'
Sin embargo, sus compañeros en el grupo de los duros ya avisaron a la canciller alemana, Angela Merkel, que su posición no ha cambiado. "Estamos dispuestos a ayudar a los países más afectados con préstamos", reiteró el lunes en Twitter el primer ministro austriaco, Sebastian Kurz.
Para intentar ablandar la posición del norte, y asegurarse dar buen uso a los fondos, la iniciativa de París y Berlín señala que los fondos de la recuperación estarán basados "en un claro compromiso de los Estados miembros para seguir políticas económicas sólidas y una agenda de reformas ambiciosa".
La Comisión, encargada de elaborar la propuesta sobre el fondo, saludó la contribución francoalemana. Aunque este martes ya marcó algunas diferencias, también sobre la condicionalidad.
Aunque sigue sin desvelar la cifra, confirmó que incluirá no solo ayudas directas sino también préstamos. Y también dio un esbozo sobre cuáles serán los requisitos y el mecanismo para asegurar que el dinero se emplea bien.
El vicepresidente de la Comisión para Economía y Finanzas, Valdis Dombrovskis, explicó que gran parte del fondo se dedicará a inversiones y reformas estructurales que apoyen la recuperación y la resiliencia europea. Para marcar las prioridades de financiación y controlar su seguimiento, apuntó que se utilizará un sistema similar al que los Estados miembros acordaron para el instrumento presupuestario para la convergencia y la competitividad (BICC, en inglés) la versión aguada del presupuesto para la eurozona.
De ser así, los Estados miembros marcarían unas prioridades comunes, que se espera que estén relacionadas sobre todo con la transformación digital y la agenda verde. A continuación, los países presentarían proyectos de inversión y reformas en base a esas prioridades, para obtener recursos del fondo. La Comisión vigilaría la aplicación correcta hacia los objetivos comprometidos. Está por ver hasta qué punto Bruselas también podría enmendar esas propuestas nacionales, por ejemplo añadiendo algunas de las recomendaciones específicas que dirige a cada uno de los Estados miembros en primavera, y que se cumplen de manera irregular.
España pide coherencia
Una fuente diplomática española explica que tiene que ser "coherente" con la emergencia que encaramos y el carácter "extraordinario" de la pandemia. Por lo tanto, añade que "no podemos repetir" el modelo de control establecido para el instrumento presupuestario de la eurozona.
Por su parte, la jefa del grupo socialista en la Eurocámara, Iratxe García, alude a la ambigüedad de la formulación francoalemana sobre este punto, en tono de advertencia para la propuesta que pueda salir de la Comisión. Apoya que el dinero se dedique a transformar nuestras economías y mejorar su sostenibilidad, la digitalización, la resiliencia social o las industrias europeas frente a futuras crisis. "Pero si alguien piensa en imponer de nuevo la disciplina de la austeridad nos tendrán en contra, porque eso arruinaría toda la recuperación económica y lastraría a toda una generación", añade en declaraciones a elEconomista.
Por su parte, la directora adjunta del centro de análisis Bruegel, Maria Demertzis, valora que el dinero se utilice de manera correcta. Explica que la condicionalidad actual "no tiene nada que ver" con los programas del MEDE, y tampoco se debe ver como una "condicionalidad camuflada". Por el contrario, "es magnífico si podemos salvar la economía y al mismo tiempo transformarla", comenta a este diario.
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