Economía

Italia es una 'bomba' en el corazón del euro que podría estallar con la crisis del coronavirus

  • En el seno de la UE se lleva discutiendo décadas la sostenibilidad de Italia
  • La deuda italiana podría superar el 180% del PIB en el peor escenario
  • Si el BCE no hace más en el futuro, la prima de riesgo italiana podría dispararse

Han transcurrido 20 años desde que comenzó el euro y una de las principales preocupaciones de sus fundadores se está materializando (de una forma más silenciosa que en otras ocasiones) a medida que el coronavirus impacta en la tercera economía más grande de la región: la maltrecha Italia y su monstruosa deuda pública.

Durante años se ha debatido en los círculos económicos que el endeudamiento excesivo de Italia podría convertirse en todo el problema de Europa. Esta discusión ha sido uno de los debates más recurrentes entre los ministros de Finanzas alemanes a lo largo de los años noventa. A día de hoy, la deuda pública de Italia asciende a 2,4 billones de euros, para hacerse una idea es como si Italia tuviese una deuda que equivale a la economía entera de Francia.

Ahora, a medida que la crisis obliga al gobierno de Giuseppe Conte a tirar por la borda de una década de contención presupuestaria, la estrategia del país para el futuro está asentada una vez más en acumular deuda, lo que puede disparar la deuda pública hasta el 180% del PIB, según el escenario más pesimista de los economistas de Jefferies.

El creciente número de muertos por el coronavirus y las consecuencias económicas del bloqueo del país dejan al gobierno sin otra opción que gastar más para ayudar a su gente. Esta situación sin precedentes conlleva una carga de deuda que ya es la más grande de la zona euro en términos absolutos y la segunda en términos relativos, solo por detrás de Grecia.

El resultado es que las finanzas de Italia ahora dependen totalmente de que el BCE controle sus costes de endeudamiento. Mientras tanto, la única pregunta realista para los funcionarios en Berlín es cómo gestionar la ayuda durante esta crisis, ya que la alternativa puede ser un estado fallido en el corazón de la unión monetaria, amenazando fatalmente al euro.

El BCE mantiene a Italia con respiración asistida gracias a las compras de bonos soberanos

"Todo depende de las garantías a nivel europeo para evitar una reacción del mercado", explica Pietro Reichlin, profesor de economía en la Universidad de Luiss en Roma. "¿Está listo el BCE para realizar las compras necesarias?", se pregunta este experto en declaraciones a la agencia Bloomberg.

El irregular historial económico de Italia evidencia que las preocupaciones han permanecido en las mentes de los responsables políticos durante años. Esta crisis representa la prueba definitiva, incluso más importante que la crisis de deuda existencial del euro en 2012, que tuvo que ser salvada a última hora por Mario Draghi (expresidente del BCE e italiano). Ahora, Christine Lagarde parece más preocupada de contentar a todo el mundo (incluyendo a Alemania y Países Bajos) que de otra cosa.

El problema general es que, si bien los sucesivos gobiernos en Italia han mantenido los déficits bajo control, ninguno ha logrado reducir la deuda acumulada. El estancamiento de la productividad y el crecimiento económico han hecho que la deuda pública tenga cada vez más peso a pesar de unos déficits públicos relativamente bajos.

Mientras tanto, Conte y su equipo toman medidas de emergencia en materia de salud, están desplegando al menos 50.000 millones de euros en ayudas económicas. Eso se sumará a una deuda pública que ya se encuentra en el 135% del PIB, más del doble de la proporción de Alemania.

Si Italia gastara todo el paquete, su déficit alcanzaría el 5%, el más alto desde 2009, cuando se estaba lidiando con las consecuencias de la crisis financiera. Y este déficit se encuentra dentro de un escenario optimista. Lo más probable es que el gasto tenga que ser aún más alto.

¿Hacia una nueva normalidad?

"Unos niveles de deuda pública mucho más altos se convertirán en una característica permanente de nuestras economías" ha asegurado el ex presidente italiano del BCE, Mario Draghi, en un artículo de opinión para el FT. "La alternativa, una destrucción permanente de la capacidad productiva y la base fiscal, sería mucho más perjudicial".

El presidente del Eurogrupo, Mario Centeno, dijo que la zona euro saldrá de la crisis con niveles de deuda mucho más altos, y los gobiernos deben evitar que esto amenace la fragmentación del bloque monetario.

Lo que hace que la situación de Italia sea aún más precaria, como se ve en los mercados de bonos, es que la determinación política para ayudar a los socios (una voluntad necesaria para que el euro funcione) se está rompiendo, aseguran desde la agencia Bloomberg. Además, los partidos populistas en Italia tampoco ayudan a calmar los ánimos.

El líder populista del partido de la Liga, ahora en la oposición, Matteo Salvini, aseguró este sábado que la Unión Europea ha tardado demasiado en responder a su crisis, y que los italianos deberían reconsiderar su pertenencia al club de países europeos.

"Las fuertes emisiones de deuda en Italia y el riesgo político, con Salvini haciendo amenazas que pueden poner nerviosos a los inversores, probablemente limitarán la recuperación económica de Italia", asegura Mark Dowding, director de inversiones de BlueBay Asset Management.

Si el BCE no hace más en el futuro, la situación podría complicarse. "Hay que tener en cuenta que el actual paquete de compra de bonos (QE) del BCE es equivalente a aproximadamente el 7% del PIB de la zona del euro y, por lo tanto, coincide más o menos con los escenarios más optimistas que se describen (en cuento a los déficits públicos). Sin embargo, si la economía de la zona del euro sigue una trayectoria menos favorable, el tamaño del programa del BCE probablemente tendrá que aumentar desde el nivel actual", sentencia el experto de Jefferies. Si la emisión de deuda supera las compras anunciadas por el BCE podrían volver a verse ciertas turbulencias en las primas de riesgo de los países más afectados, como sería el caso de España e Italia.

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