El freno de la economía alemana se confirma. La lectura final del producto interior bruto (PIB) germano muestra una contracción del 0,1% en el segundo trimestre de este año. En consecuencia, la mayor potencia de la Eurozona abre la puerta a una recesión.
La lectura preliminar del PIB alemán, publicada hace menos de dos semanas, ya avanzó la contracción respecto al primer trimestre del año. En cambio, en tasa interanual, la economía germana se mostró plana (0%), según ha informado hoy el servicio estadístico del país (Destatis).
En nota de prensa, el organismo indica que la principal causa de la desaceleración de Alemania es el "desarrollo del comercio exterior", especialmente golpeado por la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
"Las exportaciones ajustadas (estacionalmente) por precios cayeron un 1,3% respecto al trimestre anterior, notablemente más que las importaciones (-0,3%)", indica Destatis.
De hecho, según los cálculos provisionales, las exportaciones ajustadas por precios cayeron un 0,8% entre los meses de abril y junio. "Este es el mayor descenso registrado en los últimos seis años", señala el instituto estadístico germano. En cambio, las importaciones de bienes y servicios ajustadas por precios aumentaron un 1,8% respecto al año anterior.
Y esto tuvo su claro efecto en la industria del país: según Destatis, la aportación del sector manufacturero a la economía sufrió una "fuerte disminución" (-4,9%).
"Contribuciones positivas"
Mientras tanto, las "contribuciones positivas" a la economía alemana vinieron entre abril y junio desde la demanda doméstica. "El gasto de consumo final de los hogares aumentó en un 0,1% desde el primer trimestre y el gasto de consumo final del gobierno aumentó en un 0,5%", relata el organismo. También aumentó la formación de capital en el segundo trimestre.
En total, 45,2 millones de personas tuvieron empleo en Alemania en el periodo, "lo que representa un aumento de 435.000 personas (+1%) respecto al segundo trimestre de 2018.
Alemania puede entrar en recesión
Si el PIB de Alemania se reduce también en el tercer trimestre, el país entrará en recesión técnica al sumar dos trimestres seguidos de contracción.
El país ya esquivó este escenario a finales de 2018: cerró el año con un PIB plano, en el 0%, tras haberse reducido un 0,2% entre julio y septiembre del año pasado. Pero esta vez las señales no son esperanzadoras: el pasado jueves se conocía que la industria alemana continúa en niveles de contracción, aunque haya repuntado levemente en agosto, según el índice PMI.
Además, la destrucción de empleo se ha acelerado hasta niveles de 2012 y la demanda de pedidos cae a niveles de abril de 2013, al tiempo que el sector servicios empieza a dar síntomas de fatiga.
El Bundesbank alerta de los riesgos
El banco central alemán (Bundesbank) no ignora todas estas señales. En un informe publicado el pasado día 19, el organismo señalaba que "la recesión continúa en la industria". Por ello, "tal como están las cosas actualmente, no está claro si las exportaciones y, por extensión la industria, recuperarán su equilibrio antes de que la economía nacional se vea más gravemente afectada", concluía el documento.
Sin embargo, la institución no ve necesaria por ahora la aplicación de estímulos fiscales en el país, pese a que ya varios indicadores económicos apuntan a un frenazo de la economía germana.
Así, el pasado jueves descartó la puesta en marcha de estímulos, y lo hizo apenas tres días después de que el ministro germano de Finanzas, Olaf Scholz, asegurase que Berlín podría inyectar hasta 50.000 millones de euros de gasto adicional para estimular su debilitada economía. "Si tenemos un nivel de deuda en Alemania en relación con el PIB que está por debajo del 60%, entonces esta es la fortaleza que tenemos para contrarrestar una crisis con toda su fuerza", afirmó Scholz.