El dato sobre el PIB alemán que hoy publicaba la oficina de estadísticas germana, Destatis, centraba buena parte de la atención del día porque estaba pendiente saber si la primera economía de la Eurozona había entrado en recesión técnica o no. Finalmente no ha sido así, pero lo que ha publicado el organismo tampoco trae la calma al mercado: la economía alemana se estancó en el cuarto trimestre (0%) al no registrar ningún avance respecto al trimestre anterior, cuando cayó un 0,2%. En el conjunto de 2018 el avance fue del 1,4%.
Una nueva caída en el último trimestre del año tras la del 0,2% que sufrió entre julio y septiembre hubiese significado que Alemania había entrado en recesión técnica (dos trimestres consecutivos de caídas intertrimestrales), algo que ocurrió por última vez en el país entre el último trimestre de 2012 y el primero de 2013.
No obstante el estancamiento del cuarto trimestre confirma, según Destatis, el contraste entre la segunda y la primera parte del año cuando se había registrado un crecimiento del 0,4% en el primer trimestre y un 0,5% en el segundo y apunta en la misma dirección que lo que ya anticipan muchos organismos internacionales: una desaceleración económica en la Eurozona.
Ya lo certificó la semana pasada la Comisión Europea con unas previsiones que tumbaron las bolsas y que fueron especialmente críticas para Italia y preocupantes sobre Alemania, la primera economía del euro. El 'tijeretazo' que dedicó Bruselas a la economía alemana fue de siete décimas para 2019 hasta el 1,1%, desde el 1,8% anterior.
Por su parte, el Gobierno ha rebajado recientemente su pronóstico para este año del 1,8%, que estimaba en otoño, al 1%.
En la comparación interanual se registró una ralentización del crecimiento
En el cuarto trimestre, con respecto al mismo período del año anterior, el PIB creció un 0,9% tras haber subido el 1,1% en el tercero, el 2,3% en el segundo y el 1,4% en el primero.
La ralentización ha sido atribuida a la debilidad de la coyuntura mundial y las turbulencias en las relaciones comerciales con EEUU que han afectado a las exportaciones. A ello se agregan los problemas de la industria automovilística, uno de los pilares fundamentales de la industria alemana.
Un factor adicional fue la sequía en el verano, que dificultó el transporte fluvial de algunos bienes dentro de Alemania.
Del lado positivo, según Destatis, se registró un aumento en las inversiones en equipo de parte de las empresas. El consumo privado aumentó ligeramente, mientras que el gasto público tuvo un claro repunte.
El año 2018 fue el noveno año consecutivo de crecimiento para la economía alemana, con el citado avance del 1,4%.