El Banco Central de Alemania (Bundesbank) constata que la caída de la economía durante el segundo trimestre del año no ha sido un tropezón aislado. En su boletín mensual de agosto apunta que el PIB sigue contrayéndose este verano a medida que el sector industrial sigue hundiéndose ante una falta de demanda exterior de pedidos. La guerra comercial, la desaceleración de China y la incertidumbre del Brexit siguen golpeando a la economía alemana, muy dependiente de las exportaciones.
Una semana después de que se hiciera oficial la entrada en contracción de la economía alemana con una caída del PIB del 0,1%, el Bundesbank ha confirmado los peores presagios, con los últimos datos disponibles del tercer trimestre, al señalar que la economía sigue contrayéndose. Lo que supone, si finalmente se confirma las previsiones de los economistas de la institución, que Alemania entrará oficialmente en recesión en el tercer trimestre del año. Algo que no sucedía desde finales de 2012.
"La razón principal es que la recesión continua en la industria", detalla el informe del banco central, señalando una disminución significativa en los pedidos y una gran caída en los indicadores de sentimiento para las empresas manufactureras.
Pero lo más preocupante es a la conclusión a la que llegan los economistas del Bundesbank. "Tal como están las cosas actualmente, no está claro si las exportaciones y, por extensión, la industria recuperarán su equilibrio antes de que la economía nacional se vea más gravemente afectada". Un aviso a navegantes de que los problemas para la primera economía del euro solo acaban de empezar.
El final de la crisis industrial, la más afectada por la guerra comercial, "aún no es evidente"
El diagnóstico de los expertos alemanes abunda a que el final de la crisis industrial, la más afectada por la guerra comercial, "aún no es evidente" y temen que pueda extenderse al resto de la economía alemana.
El departamento de análisis del Bundesbank alerta de que la caída de la economía alemana ya está afectando al mercado laboral, con un aumento del empleo a un ritmo "considerablemente más lento" en el segundo trimestre y con ajustes de plantilla por parte de las fábricas germanas.
El empleo aguanta en positivo en el sector servicios y construcción. La buena noticia para la economía alemana es que el consumo interno se muestra "aislado", ante los signos de debilidad del empleo y la pérdida confianza del sector servicios, señala el Bundesbank. También destaca la fortaleza del sector de la construcción.
Para una economía de la que el 20% del PIB depende de la demanda exterior, la guerra comercial y la incertidumbre del Brexit está suponiendo un fuerte impacto para la economía germana que está basada en un modelo de exportaciones de bienes de equipo y de consumo. En lo que va de año, las exportaciones acumulan una caída del 8%.
La situación es de tal gravedad que hasta ha encendido las alarmas en el Gobierno de Merkel. El país puede ser el primer de la zona euro que entre en recesión por la tensión comercial y termine arrastrando a toda región. Tras el dato del segundo trimestre, faltó tiempo para que saltaran voces internas y externas pidiendo a Berlín una reacción, en la línea con lo que llevan demandando el BCE y el FMI para recurrir al enorme superávit que genera la economía alemana desde 2014.
De momento, el Gobierno de Merkel no se ha movido ni un ápice para mover la regla de oro de equilibrio presupuestario, que impone límites al endeudamiento y al gasto. Pero lo que sí ha ofrecido el ministro de Finanzas, Olaf Scholz, son los 50.000 millones de euros de gasto adicional que le permite cuentas públicas de este ejercicio al reducirse la deuda al 58% del PIB.