
Llegan curvas peligrosas para la economía y con ella, para el sector financiero. El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, ya avisó este verano a la banca de que no se deje cegar por el efecto de la subida de los tipos de interés en sus márgenes porque la morosidad va a subir, la economía se va a desacelerar y la inflación va a seguir siendo alta. De momento, el ratio de impagos de la banca sigue cayendo a mínimos de hace 14 años, con una ratio del 3,88% a cierre de junio, pero los expertos de S&P esperan que los problemas emerjan en algún momento y la ratio de activos improductivos (créditos dudosos más adjudicados, también llamados en el argot financiero activos tóxicos) suba del nivel del 6% en el que se situó a cierre de 2021 hasta niveles algo más cercanos al 7%, aunque sin llegar a tocarlo.
Esto supondría, atendiendo a los distintos datos publicados por el Banco de España, que estos activos apuntan a crecer según las previsiones señaladas en 10.000 millones de euros. La banca cerró diciembre de 2021 con unos activos dudosos de 52.500 millones de euros y unos adjudicados por 23.000 millones de euros, en total 75.500 millones. Este volumen supondría una ratio del 6% de improductivos sobre el total de sus activos y elevarlos a niveles de en torno el 6,8%, implicaría en torno a 10.000 millones de euros más.
A pesar de que las previsiones de supervisores y expertos apuntan a que el repunte de la morosidad está por llegar, en la actualidad es difícil atisbar este escenario con el constante camino de bajada que ha protagonizado, situándola en niveles de 2008, previos a la gran crisis financiera mundial. La morosidad ni si quiera se vio afectada en los peores momentos de la pandemia, en parte gracias a las ayudas puestas en marcha por el Estado como los créditos avalados por el ICO, las moratorias de préstamos o los ERTE que evitaron un repunte preocupante del desempleo.
Recesión "moderada"
Sin embargo, los mensajes son otros y ya nadie duda de que la subida de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) para frenar la inflación a medio plazo va a suponer un mayor esfuerzo financiero para familias y empresas, reduciendo el consumo y desacelerando la economía. A lo que hay que sumar unos precios aún muy altos y un coste de la energía presionado al alza por los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania.
El economista jefe del Banco Central Europeo (BCE), el irlandés Philip Lane, señaló este martes que la economía de la zona euro se enfrenta a una ralentización tras el fuerte rebote del crecimiento experimentado, que incluso podría llegar a convertirse en una "recesión moderada", aunque lejos de un escenario de crisis como el de 2008. Un empeoramiento de la economía se traduce en mayor desempleo, menor consumo, menores ingresos para las empresas y, sumado al alza de tipos, también mayor esfuerzo para compañías y familias a la hora de pagar sus créditos, lo que podría afectar a los balances de la banca elevando el volumen de impagos.
Atendiendo a los mensajes del supervisor de que la recesión será moderada y quedará lejos de la de 2018, los niveles de mora tampoco se esperan preocupantes, sino manejables, tal y como han insistido en los últimos meses los principales banqueros españoles. En los peores momentos de la gran crisis, en 2013, la ratio de créditos impagados llegó a superar el 13%, un nivel que no se espera en la actualidad.
Sin embargo, España, después de que el turismo se haya acercado este verano a cifras pre-pandemia, comienza a dar los primeros signos de alarma. El consumo se frenó en julio, a pesar de la temporada vacacional, y no en septiembre como se esperaba. Según los datos del Instituto Nacional de Economía (INE), las ventas del comercio minorista cayeron un 3,3% en julio frente al mismo mes del ejercicio previo, rompiendo tres meses consecutivos de crecimiento. En datos desestacionalizados, la caída de las ventas en el comercio al por menor fue más leve, del 0,5%.
La subida de los tipos de interés, y con ella, la del euríbor, ha encarecido la hipoteca a tipo variable media en España (de 145.000 euros, a un euríbor más diferencial del 0,92% y un plazo de 24 años) en casi 2.000 euros (1.932 euros) al año. El principal indicador de referencia hipotecaria se situó el 1 de septiembre en el 1,851%, nivel que no tocaba desde enero de 2012. Las empresas también harán un mayor esfuerzo para pagar sus deudas. Dos tercios de la cartera crediticia de la banca está referenciada a variable y el euríbor a 3 meses, el que se usa como referencia para las compañías, ha escalado 1,14 puntos porcentuales en el año hasta situarse en el 0,712%. A mayor dificultad de hogares y empresas para afrontar los préstamos, mayor posibilidad de que crezcan los impagos.
Parapeto del ahorro
El alto ahorro de los hogares españoles, que cerró julio en los 997.446 millones de euros marcando un nuevo récord histórico de depósitos, hará de parapeto entre las familias a la hora de afrontar la desaceleración de la economía o incluso una recesión moderada como avisa el BCE, según apuntan los principales supervisores del sector financiero y banqueros. Los hogares afrontan una nueva crisis con 317.600 millones de euros más ahorrados que los que tenían a diciembre de 2008, antes de que comenzaran los efectos de la gran recesión. Concretamente, entonces sumaban 679.763 millones de euros en depósitos. Además, entonces, las familias estaban un 27% más endeudadas que ahora. A cierre de 2018 acumulaban crédito por 819.411 millones y hoy se sitúa en 642.989 millones. Las empresas también han rebajado su nivel de endeudamiento un 44% desde la gran crisis, hasta situar el saldo vivo en 561.373 millones y tienen un ahorro de 312.000 millones, un 46% más que en 2017.