
Las compañías aseguradoras han acelerado la reducción de su cartera de inversión casi en la antesala de que el Banco Central Europeo (BCE) ponga fin a seis años de tipos negativos e inicie un recorrido al alza en el precio del dinero. Su portfolio de inversión conjunto ha adelgazado en 15.753 millones de euros o el equivalente a un 4,92% en los escasos tres meses que transcurren entre diciembre de 2021, cuando sumaban 319.750 millones en cartera, y marzo pasado, con 303.997 millones.
Son datos compilados por el servicio de estudios del sector asegurador ICEA a partir de información facilitada por 126 entidades, que representan el 85,21% de la industria y el 88,54% del volumen total de inversiones, y revelan un comportamiento en línea con la estrategia seguida por otros inversores institucionales a la espera del cambio en las retribuciones de los diferentes activos con el nuevo sesgo de política monetaria.
La banca anticipó los movimientos el pasado año y, solo en deuda, redujo un 15% su cartera, desde 165.244 a 140.127 millones. Su intención es volver a tomar posiciones en el soberano cuando mejoren las rentabilidades con los tipos, algo que ya empieza a ocurrir.
El peso de la deuda pública y de empresas en la cartera de las aseguradoras se ha reducido en el primer trimestre desde el 72,2% de diciembre al 70,97% en marzo, y bascula a favor de otros activos: escala del 6 al 6,88% en las posiciones en depósitos y efectivo; en renta variable pasa de 6,7% al 7,22% y en inmuebles del 3,5% al 3,67% mientras que en fondos o instituciones de inversión colectiva baja del 12,7% al 12,47%.
La corrección en deuda pública es mayor si se compara con el 73,53% que suponía en marzo del pasado año y se alinea con el 6,31% que tenían entonces en efectivo y depósitos o el 3,47% en inmuebles.
Los ajustes del trimestre coinciden curiosamente con un avance en las rentabilidades de la deuda pública, pero la previsión es que vaya a más en meses sucesivos. Los tipos efectivos en las nuevas emisiones de, por ejemplo, las letras a 12 meses redujeron su rentabilidad negativa entre diciembre y marzo pasado desde el -0,611% al -0,471% y en el bono a diez años mejoró desde el +0,391% al +1,310%. En meses posteriores su colocación ha sido cada vez más atractiva para el inversor: en mayo -últimos datos publicados por el Tesoro- los tipos efectivos en las subastas de letras a 12 meses entraron en terreno (+0,089%) y el bono a diez años llegó al +2,050%.
El mercado de futuros espera cuatro subidas de tipos por parte del BCE en 2022 para acabar el ejercicio alrededor del 0,75%.