Para más de uno, esa taza (o tazas) de café por la mañana es un placer al que no pueden renunciar, ya sea por su sabor o por ese chute de energía tan necesario para afrontar el día. Un hábito amenazado por el cambio climático, en parte consecuencia del incremento de la demanda de café y la expansión de la deforestación masiva para dar respuesta a la misma. Un círculo vicioso del que ahora se podrá salir gracias a la ciencia, que ha logrado cultivar café sostenible a partir de células vegetales en biorreactores.
