
Para más de uno, esa taza (o tazas) de café por la mañana es un placer al que no pueden renunciar, ya sea por su sabor o por ese chute de energía tan necesario para afrontar el día. Un hábito amenazado por el cambio climático, en parte consecuencia del incremento de la demanda de café y la expansión de la deforestación masiva para dar respuesta a la misma. Un círculo vicioso del que ahora se podrá salir gracias a la ciencia, que ha logrado cultivar café sostenible a partir de células vegetales en biorreactores.
Para producir el café de laboratorio, el grupo de investigadores del Centro de Investigación Técnica VTT de Finlandia está utilizando cultivos celulares que flotan en biorreactores llenos de medio nutritivo para producir diversos productos de origen animal y vegetal. Un proceso similar al de producir carne falsa, aunque mucho más sencillo y, por consiguiente, más económico.
Según el comunicado del centro, su café de laboratorio huele y sabe como el café convencional. Habrá que fiarse de sus papilas gustativas hasta que obtenga la aprobación reglamentaria de la FDA para ser comercializado en Estados Unidos y se apruebe como nuevo alimento en Europa, para lo cual tendrán que transcurrir unos cuatro años.
Aseguran también que este proyecto forma parte de una estrategia más amplia encaminada a resolver, mediante la ciencia, los mayores retos del mundo. Dado el peso de la agricultura en la lucha contra el cambio climático, la agricultura celular se postula como una de las vías hacia una producción de alimentos más sostenible.
Precios disparados
En 2021, algunos de los mayores exportados de café del mundo, Brasil, Colombia y Vietnam, se han visto afectados por olas de frío polar, protestas políticas y parones consecuencia de la pandemia. Todo ello ha provocado que el coste del grano se incremente más de un 50%.
Otras materias primas también han visto como sus costes de producción se disparaban a nivel mundial. En el caso del azúcar, el descenso de la producción, el aumento de la demanda de importaciones de Asia, la crisis en Cuba (uno de los principales productores del mundo) y el fortalecimiento de la moneda de Brasil (principal exportador de esta materia prima), han conseguido que su valor en los mercados financieros se encarezca un 13%.
Por su parte, el trigo ha aumentado su valor un 13% y está poniendo en un aprieto a los ganaderos que alimentan a sus cabezas con esta materia prima, pues representa el 70% de los costes del sector.