La ketamina, originalmente conocida como un anestésico y un medicamento utilizado en entornos veterinarios y quirúrgicos, ha emergido como una opción prometedora para el tratamiento de la depresión resistente a otros tratamientos. Esta evolución en su uso terapéutico ha generado interés y debate sobre su seguridad y eficacia, especialmente en su forma oral, es decir, en pastillas.
