Por muy gurú empresarial que se sea, predecir cómo responderá el mercado ante un nuevo producto es casi imposible. Mientras que unos se están forrando vendiendo taburetes que facilitan la defecación o comercializando aire embotellado, otros pensaron que la lasaña de Colgate, la Coca-cola con café o las Pringles sin grasa serían un rotundo éxito. El Museum of Failure (del inglés, Museo del Fracaso), inaugurado en Suecia el pasado siete de junio, ha recopilado una buena parte de algunas sonoras decepciones. La idea es lanzar el mensaje de que "tenemos mucho que aprender del fracaso", según explica su fundador, Samuel West, en una entrevista a Evasión.