Redactor de Internacional. Aprendí a cubrir economía en Argentina, aunque mi pasión siempre ha estado en Reino Unido y EEUU, en las que me centro actualmente, porque si algo no son precisamente estos dos países es aburridos. Estudio sobre el bitcoin y el universo de ideas y fraudes que ha crecido alrededor en mis ratos libres.

Las elecciones presidenciales estadounidenses entran en su recta final. Ya hay más de 60 millones de personas que han dejado sus votos en las urnas, lo que supone casi un tercio de los que se esperan en total, y los candidatos están peleando para atraer a los votantes indecisos hasta el último instante.

Buenas noticias para Microsoft. La tercera firma más valiosa del mundo, y la tercera de las 'Siete Magníficas' en presentar resultados, ha batido las expectativas, impulsada por el sector de la 'nube', mientras que el de la IA empresarial sigue creciendo a buen ritmo, aunque sin alcanzar los mismos niveles. Unos datos positivos pero que han dejado un poco frío al mercado, con subidas del 1% en el after hours.

Los mercados han recibido con los brazos abiertos los resultados de Alphabet, la matriz de Google, que ha batido todas las expectativas. La firma que dirige Sundai Pichar no ha dejado ni un solo resquicio para que los inversores entren en pánico pese a la borrasca judicial que amenaza a la firma, y ha cumplido de lejos con todos los deberes que le habían puesto los analistas. La firma lo celebra con subidas de hasta el 4% en el after hours de Wall Street.

Dice el refrán, o el dicho, que cuando Estados Unidos estornuda, el mundo entero se resfría. En esta cita electoral no es distinto, y lo que decidan los votantes norteamericanos tendrá consecuencias en todo el planeta. Pero en esta ocasión la sensación es que, los ciudadanos están preocupados, sobre todo, por cuestiones domésticas. Así, el debate sobre la inmigración o el aborto han sido fundamentales entre los votantes a la hora de decidir a quién votar. Pero, sobre todo, estas elecciones son una cuestión de economía.

El mercado ha entrado en una situación insostenible. Si se analizan los rendimientos que está ofreciendo ahora la bolsa estadounidense frente a la renta fija, se ha producido una descompensación que debe ser corregida de una u otra forma: la rentabilidad de los beneficios que ofrece el S&P 500 en este momento es inferior a la que da el bono estadounidense; teniendo en cuenta que la bolsa es un activo considerado de más riesgo que el bono, lo normal es que la situación sea la contraria. De hecho, en los últimos 20 años esta ha sido la norma, hasta que el bono, en los últimos meses, ha empezado a ofrecer más rentabilidad, alcanzando niveles que no se veían desde 2002. Para que esta situación se corrija y la bolsa consiga volver a dar una rentabilidad mayor que el bono sin sufrir un desplome, el S&P 500 se está encomendando ahora, sobre todo, a dos variables: la bajada de impuestos de Donald Trump, y la promesa del desarrollo de la inteligencia artificial. Ambos elementos tienen potencial de mejorar los beneficios que ofrece la bolsa y devolver a la normalidad la relación entre la rentabilidad que ofrecen uno y otro activo.

La crisis de Thames Water, la firma que gestiona el agua de Londres, sigue empeorando por momentos. La firma está negociando con sus bonistas para conseguir 3.000 millones de libras con las que pagar sus deudas más inmediatas y evitar una quiebra que se espera en apenas cuatro meses. Pero los distintos acreedores de Thames Water están discutiendo entre sí, con planes muy distintos para rescatar la firma, mientras el reloj sigue con la cuenta atrás.

Hasta las elecciones del 2020, había un mantra en la política de Estados Unidos: el que gabana en Ohio se llevaba las llaves de la Casa Blanca. Aquella norma no escrita mantuvo su validez durante 14 camicios, hasta que Trump perdió ante Biden pese a ganar en el ya mítico Estado. Pero, mientras Ohio perdía sus poderes mágicos, otro Estado ha aparecido para ocupar su puesto de oráculo: Washington.

Los datos de económicos siempre se cuelan en cualquier campaña electoral. Pero en Estados Unidos son muy especiales. Son terribles para los republicanos. Sus rivales demócratas quedan como unos gestores maravillosos y una máquina de crear empleo, mientras el partido de Trump en materia económica es un auténtico desastre. No hay recesión en los últimos cincuenta años, en la que no termine atrapa una Administración republicana. Pero todo tiene su explicación o no.

La reina del streaming ha presentado sus cuentas relativas al tercer trimestre de su año fiscal. La productora de películas como 'Sin novedad en el frente' o 'La sociedad de la nieve' tenía marcado este jueves en el calendario como el día en el que iba a sacarle brillo a la corona que grandes rivales como Amazon y Disney han intentado, sin éxito, arrebatarle. Y así lo ha hecho, pues Netflix ha batido las expectativas en relación a los suscriptores que aceptan consumir publicidad. Ello le ha llevado a pulverizar los pronósticos del mercado sobre sus ingresos y beneficios.