La crisis bancaria que empezó hace un mes en Estados Unidos ha sentado bien a los inversores en deuda del Tesoro estadounidense. A principios de marzo, el título con vencimiento a 10 años cotizaba en el entorno del 4%, una rentabilidad que se veía impulsada por las perspectivas de que la Reserva Federal iba a tener que seguir subiendo los tipos de interés para frenar la inflación. Los problemas en el sector financiero han disparado las expectativas de que se produzca una recesión en Estados Unidos, y han hecho que muchos descuenten que la Fed va a verse obligada a frenar la subida de tipos, e incluso a empezar a recortarlos este mismo año.