El Cordelia Moon, un gigante de acero de casi trescientos metros de eslora, flota sin destino, como un animal herido que no encuentra tierra firme donde reposar. Con cientos de miles de barriles de petróleo ruso a bordo, las aguas del Golfo de Kutch (donde se encuentra ahora mismo el petrolero, según información a la que ha tenido acceso elEconomista.es), al noroeste de la India, se han convertido en un espejo oscuro bajo la luz de la luna en el que los marineros del Cordelia se pueden mirar todas las noches como si el tiempo no pasara. A bordo, la tripulación probablemente se mueve con el nerviosismo de los marineros atrapados entre la inmensidad del mar y la incertidumbre del hombre. Este buque errante es el reflejo de la tensa relación entre grandes potencias: la lucha entre Rusia y EEUU, mientras que la India busca salir indemne y sacar tajada (económica) de este conflicto a través de un petróleo más barato. Estas relaciones son volátiles, cambian, se dan la vuelta, giran casi 180 grados y más tarde vuelven a su posición inicial. Este es el juego de la geopolítica.