Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.

La economía de España se encuentra lejos de la de Alemania. La brecha de renta per cápita es todavía notable y lo seguirá siendo en el corto plazo. Sin embargo, tras esta pertinente aclaración, es cierto que la situación ha dado giro intenso en cosa de cuatro años. En 2020, con la pandemia azotando con toda su fuerza a economías como la de España, el diferencial de PIB per cápita con Alemania (con un sistema productivo a prueba pandemias gracias a su sector industrial) se estiró como un chicle, llegando casi a alcanzar los 13.000 euros. Ahora, casi cinco años después, la situación ha sufrido un vuelco que pocos habrían vaticinado: España produce lo que todo el mundo quiere (ocio, experiencias, turismo...), mientras que Alemania sigue intentando reanimar un modelo económico que parece desfasado y que tiene competidores más baratos por todos lados (China, Vietnam...). De este modo, la brecha de PIB per cápita se ha reducido en 3.000 euros desde entonces y todo hace indicar que va a seguir estrechándose. Aunque el camino aún es largo, la economía de España se acerca a toda velocidad a la de Alemania.

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca viene marcado por dos grandes líneas de actuación: la guerra arancelaria y la ofensiva contra la inmigración. La primera busca reforzar el papel hegemónico de Estados Unidos respecto al resto del mundo, aunque sea a costa de abrir un frente de consecuencias económicas impredecibles. La segunda, complacer a un electorado al que se ha ganado con su retórica populista sobre una 'invasión extranjera' que, entre otras cosas, afecta a los empleos de los estadounidenses. Ninguna de las dos estrategias es nueva: Trump ya las aplicó en su primera legislatura, entre 2016 y 2020, y su sucesor, Joe Biden, también la esgrimió. Eso sí, ahora el republicano promete convertirlas en una ofensiva sin precedentes. Pero el escenario actual es muy diferente al de hace cinco años y el 'veto' a la mano de obra migrante amenaza con provocar un 'agujero' inédito en el empleo y hundir la competitividad laboral de la primera economía del mundo. De hecho, en la agricultura ya empieza a ocurrir.

Donald Trump está obsesionado con lograr una rebaja de la factura energética en EEUU. Los hogares americanos son grandes consumidores de energía (grandes coches, grandes casas…) y el precio de la gasolina influye en la popularidad de los presidentes del país. Por ello, el nuevo presidente de EEUU busca vías para rebajar el precio del crudo aunque por ahora sus movimientos han sido como mínimo contradictorios (aranceles al petróleo canadiense, amenazas a Irán…). Por ello, algunos analistas creen que si Trump quiere un petróleo barato es mejor que no haga nada, que deje que las fuerzas del mercado actúen por sí mismas y el crudo caerá por su propio peso. La OPEP está deshaciendo sus recortes, la producción de crudo en América (EEUU, Canadá, Guyana, Argentina…) está en máximos históricos y la demanda global muestra un crecimiento tibio. Si Trump quiere un petróleo barato, solo tiene que adoptar una postura observadora y esperar. De hecho, creen que los movimientos actuales pueden limitar esta tendencia y ser contraproducentes.

La temperatura sigue subiendo en el Ártico y no solo en grados centígrados. La importancia estratégica del (todavía) gélido océano que corona el globo terráqueo se ha multiplicado en los últimos tiempos. Por pura cuestión geográfica, Rusia ha sido la potencia que más influjo ha tenido sobre una zona cuya superficie helada durante gran parte del año convertía en poco práctica. Sin embargo, el progresivo deshielo de la región por causa del cambio climático ha traído aparejadas unas derivadas en la seguridad mundial y el comercio global que, existencia de siempre 'golosas' materias primas al margen, han alterado el tablero. China está aprovechando su amistad con Rusia para conseguir influencia en la zona mientras la Administración entrante de EEUU ha entendido que tiene que poner coto a esta dinámica. Este telón de fondo explica las repetidas declaraciones de Donald Trump insistiendo en comprar Groenlandia y en 'anexionar' Canadá, así como su anuncio de que, paradójicamente, en pleno avance del deshielo, EEUU construirá una gran flota de 40 buques rompehielos para 'patrullar' mejor y en todo momento el área.

Probablemente, nunca antes la península ibérica había sido tan importante para mantener en marcha a la economía del euro. Entre las dos economías ibéricas apenas suman el 13% de todo el PIB de la eurozona, sin embargo, Portugal y España representan el 50% de todo el crecimiento del euro en el último trimestre. Es más, si se extrae a la península ibérica de la ecuación, el crecimiento trimestral de la zona euro en el último trimestre habría sido negativo (contracción del PIB) y el interanual habría caído a la mitad. Ya lo señalaba JP Morgan en un informe reciente: "España sola está suponiendo un tercio de todo el crecimiento de la zona euro", esto es algo que no es sostenible, puesto que España y Portugal no pueden mantener de forma indefinida esta suerte de 'milagro económico'.

La economía de España volvió a sorprender la semana pasada con un dato de PIB que batió todas las expectativas de analistas y el consenso del mercado. Ya parece algo habitual que cada vez que se anuncia un dato preliminar de la actividad en España, la publicación supere con creces, incluso a los vaticinios de los más optimistas. Pues bien, este último dato obliga, nuevamente, a modificar a todos los organismos las previsiones que habían lanzado en los últimos meses para la economía de España en este 2025. Cosas de la contabilidad nacional, un gran trimestre a finales de año modifica por completo el dato de PIB esperado para todo este 2025. Tal es el cambio, que aunque la economía de España quedase absolutamente congelada durante todo el 2025 (este es un escenario hipotético), el crecimiento final del PIB este año sería superior al de Francia, Italia o Alemania. ¿Por qué sucede esta singularidad? El carry-over effect o efecto arrastre tiene la respuesta.

Los mercados clavan su mirada en Donald Trump y sus aranceles, pero la OPEP se prepara para una decisión clave que puede afectar de forma decisiva al mercado petrolero. Este lunes el cártel se ha reunido para evaluar su estrategia de cara a los próximos meses y analizar el mercado petrolero. Si bien la salud del mercado petrolero se ha focalizado en la demanda china, las sanciones a Rusia y la monstruosa producción de EEUU, la realidad es que hay un factor que puede entrar en la ecuación los próximos meses. Este grupo de exportadores está restringiendo cerca del 5,7% de todo el suministro mundial de crudo para mantener los precios elevados y todo parece indicar que, tras retrasar una y otra vez el 'aterrizaje' para volver a producir como antes, está vez ya será la definitiva.

La inflación de la eurozona ha dado un pequeño disgusto con los datos de enero en la mano. El Índice de Precios al Consumo (IPC) repuntó una décima el mes pasado hasta el 2,5% interanual, según los datos publicados este lunes por Eurostat. La lectura se sitúa una décima por encima de lo esperado. En la misma línea, el IPC subyacente (en este cálculo excluye energía, alimentos, alcohol y tabaco) se mantuvo por quinto mes consecutivo en un aún elevado 2,7% interanual. Los analistas confiaban en un retroceso de una décima de este último indicador, más enquistado y, por tanto, más observado en la última época. Pese a que ambos índices les está costando regresar al objetivo del 2% fijado por el Banco Central Europeo (BCE), esta pequeña sorpresa negativa no debería alterar a los funcionarios del organismo, embarcados en los recortes de los tipos de interés dada la debilidad económica de la región.

Trump ha iniciado su guerra comercial a gran escala. Tras anunciar un 25% de aranceles contra México y Canadá y un 10% contra China fue preguntado por si impondrá otros sobre Europa. "Definitivamente se implementarán. No se llevan nuestros coches ni productos y nosotros nos llevamos todo". Este problema se perfila como una de las grandes amenazas sobre el Viejo Continente. La misma Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha dejado claro que para la recuperación de Europa es necesario que se recupere la demanda externa. Por lo tanto, la francesa reconoció que Trump es la gran amenaza sobre el futuro del Viejo Continente. "Si las tensiones comerciales aumentan, se podría frenar nuestro crecimiento y haría mucho más inciertas todas las perspectivas macro y de inflación de la zona euro".

En unos pocos años el mundo ha cambiado de forma radical y pocos dirán que para bien. Las tensiones geopolíticas se han disparado, el dividendo de la paz está desapareciendo y una naciente carrera armamentística amenaza con protagonizar los próximos años. Un buen ejemplo de esto se puede observar en China, cuyo gasto militar no para de crecer. Esto no suponía una amenaza cuando la economía del 'gigante asiático' era relativamente 'pobre' y la tecnología brillaba por su ausencia. Ahora, China es la mayor economía del mundo en Producto Interior Bruto (PIB) en paridad de poder adquisitivo (PPA), la segunda a precios corrientes y su sector tecnológico ha dado un salto gigante. Buena prueba de esta amenaza (si se le puede llamar así) es la construcción de una suerte de base, refugio, centro de mandos, como se quiera llamar, preparado para la guerra y que va a tener un tamaño que multiplica por diez el del Pentágono de EEUU.