Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.

El Banco Central Europeo (BCE) se reúne este jueves para recortar los tipos de interés por tercera vez este año tras las bajadas de junio y septiembre. Al menos esa es la opinión generalizada en el mercado y entre los analistas. La decisión, que llevaría el tipo de facilidad de depósito del 3,5% al 3,25%, no estaba entre los planes de los más altos funcionarios del organismo, que salieron de su reunión de septiembre bastante seguros de poder decretar una pausa en octubre y retomar los recortes en su cónclave de diciembre. ¿Qué ha ocurrido desde entonces? Se puede decir que un vehículo a toda velocidad ha atropellado al BCE y después se ha dado a la fuga. Ese bólido no es otro que el de la Reserva Federal de EEUU.

Los futuros de petróleo están perdiendo en una jornada todo lo ganado la semana pasada. Es cierto que en el cómputo de los cinco días de la semana pasada, el crudo 'solo' se anoto una subida del 1%, pero la caída de este lunes es significativa dado el contexto geopolítico (ayer domingo Israel volvió a ser atacado en su propio territorio por Hezbolá). El crudo Brent, de referencia en Europa, está cayendo más de un 2%, hasta la zona de los 77 dólares. Parece que en la jornada presente, el miedo a la prematura desaceleración de la economía china (el mayor importador de crudo del mundo) es mayor que el riesgo a un ataque de Israel sobre la infraestructura petrolera de Irán o un bloqueo de Teherán del Estrecho de Ormuz. Los mercados temen que China esté desacelerándose incluso más rápido de lo que ofrecen las cifras oficiales y que el paquete de estímulos sea insuficiente o, simplemente, acabe teniendo el mismo impacto que tuvieron los estímulos en Japón hace más de 30 años. Si China deja de crecer a un ritmo elevado, el petróleo no encontrará sustituto en el mercado para reemplazar el crecimiento de la demanda del 'gigante asiático'.

El mercado de petróleo está viviendo un año extremadamente convulso. La guerra en Oriente Próximo está centrando todos los titulares de los últimos meses ante el creciente riesgo de que se produzcan ataques sobre infraestructuras clave en Irán, el país con las terceras reservas de crudo más grandes del mundo. Sin embargo, mucho más cerca de Europa, se está produciendo otra situación igualmente peligrosa que parece pasar desapercibida para buena parte de la prensa. El petróleo que viaja por mar sobre buques sin mantenimiento y extremadamente viejos se está disparando. La culpa de esta preocupante tendencia es la flota en la sombra rusa, una estratagema de Moscú para seguir 'colando' su petróleo sancionado en casi todos los rincones del mundo, poniendo en peligro los mares y la fauna que los 'puebla'. Rusia ha ampliado la capacidad de su flota en la sombra en casi un 70% interanual pese a la ofensiva de Occidente (sobre todo de Reino Unido y EEUU) contra las aseguradoras y las compañías navieras que le permiten a Moscú eludir las sanciones occidentales.

Probablemente, este verano habrás visto por redes sociales que alguno de tus contactos ha estado por Albania de vacaciones o habrás escuchado a algún amigo o familiar contar que tiene planes para visitar el país. Esto, que en principio podría ser tachado de evidencia anecdótica, es una realidad que puede corroborar con unos datos asombrosos. Albania, uno de esos países olvidados en los Balcanes, está viviendo un auténtico boom del turismo que está catapultando su economía. La llegada masiva de viajeros, especialmente a las playas de la Riviera albanesa, zona costera al sur del país bañada por el Jónico, está transformando esta economía y dando una oportunidad a los albaneses tras décadas de pobreza, conflicto e inestabilidad.

Hay que países que no tienen nada (en términos de recursos naturales) y, pese a todo, han logrado alcanzar la prosperidad económica (por ejemplo, Japón). Luego, hay otros que, teniendo grandísimos recursos naturales, no solo no han logrado aprovecharlos, sino que incluso se convierten en fuente de conflicto y corrupción. Este es por ejemplo el caso de Nigeria, que con una de las reservas de petróleo más grandes del mundo no logra avanzar en términos económicos. Primero porque beneficios del petróleo recaen sobre unos pocos, pero también porque su gestión pasará a la historia como una de las más desastrosas. Nigeria produce alrededor de 1,2 millones de barriles de petróleo al día, pero su potencial es mucho mayor. Por ejemplo, EEUU, que tiene unas reservas probadas de crudo similares, produce más de 13 millones de barriles por día. ¿Por qué existe esta gran diferencia? Probablemente, la causa sea multifactorial, pero la mala gestión es sin duda uno de los motivos.

La revolución económica de los países del sur está en marcha. Tanto es así que hasta el Banco Central Europeo se ha hecho eco del diferencial de crecimiento entre ambas 'regiones' dentro de la zona euro. España, Portugal y Grecia llevan creciendo varios años a un ritmo mucho más rápido que el de la zona euro, pero sobre todo más intenso que el de Alemania. El otrora motor de la zona euro vive en una suerte de letargo después de haber capeado el covid mejor que el sur. Su industria se encuentra en horas bajas y en un proceso de reconversión no tiene el éxito asegurado. La combinación de estas dos tendencias ha llevado a que la brecha de crecimiento de España y Portugal con Alemania se haya reducido a mínimos. Es cierto que la brecha de crecimiento no es sinónimo de prosperidad (se puede crecer por muchas razones), pero es un buen punto de partida para comenzar a rebajar también la brecha de PIB per cápita.

La 'maldición' del mercado laboral español va más allá de una tasa de paro situada en un disparatado nivel del 11,3%, la más elevada de la UE y casi el doble que la media de los Veintisiete, del 5,9% pese a la mejoría de los últimos años. La paradoja es que, según la teoría macroeconómica, no podría bajar mucho más sin convertirse en una señal de serios problemas. La clave está en el concepto de "paro estructural", un indicador que apunta un umbral en el que la mejoría del empleo ya no responde a un crecimiento real del PIB, sino que se convierte en síntoma de una burbuja económica que puede pinchar en cualquier momento. Un patrón que ya vimos en la gran crisis de 2008.

En cuestión de días, el recorte de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) para octubre ha pasado de ser una posibilidad remota a estar totalmente descontado por el mercado. Los operadores le dan más de un 90% de probabilidades y el relato ha cambiado sustancialmente. Sin embargo, están surgiendo analistas que avisan de que la bajada no está tan asegurada como se cree en los parqués. Esta no sería la primera vez que el BCE dice digo donde dijo Diego. En los últimos días, han comenzado a surgir algunas dudas sobre el próximo movimiento del BCE cuando todo el mundo ya estaba convencido de que el recorte de tipos era 'deal done' (trato hecho). La fuerte subida del precio del petróleo en un movimiento casi relámpago podría coincidir en el tiempo con un repunte temporal de la inflación (a medida que el efecto base desaparece). Los 'halcones', que parecían completamente desarmados hace solo unos días, ahora podrían reunir fuerzas para dar 'guerra' a las 'palomas' en lo que será un interesante debate. La reunión de octubre dará más juego de lo que parecía hace unos días tras el discurso de Christine Lagarde, presidenta del BCE.

Los futuros de petróleo Brent, de referencia en Europa, superan los 80 dólares por barril, niveles que no veía desde agosto del año pasado. El crudo lleva varios días subiendo casi sin descanso: el mercado está anticipando la respuesta de Israel al ataque con misiles de Irán de principios de la semana pasada, lo que a su vez desencadenaría nuevas represalias de Irán con un resultado inesperado para el petróleo. Los mercados odian la incertidumbre y ahora mismo es incertidumbre total la que se respira entre los traders, productores de crudo e inversores. "Esta vez, el sentimiento es diferente", aseguran desde JP Morgan en una nota publicada para clientes.

Aunque parezca imposible y temerario, un país con poco más de 30 millones de habitantes y relativamente pequeño está retando a la todopoderosa China, con 1.400 millones de habitantes y el segundo ejército más poderoso del mundo. Además, este reto se está produciendo en aguas 'sagradas' para Pekín, lo que está elevando la tensión en uno de los mares más disputados del mundo, el autodenominado por Pekín 'mar de China'. Malasia está perforando de forma frenética el lecho marino en dichas aguas ante la expectativa de encontrar grandes cantidades de crudo y gas. Obviamente, este movimiento ha desencadenado una protesta oficial del Gobierno de China y el despliegue de la guardia costera de Pekín como un primer aviso.