Si el año 2017 fue el de la consolidación de la recuperación pese a la crisis catalana, el 2018 deberá ser el tiempo de afrontar las reformas pendientes. La crisis del principal partido socialista primero, -que paralizó parlamentariamente al PSOE hasta que se resolvió el proceso de primarias-, y la necesidad de dar prioridad al desafío independentista después, han dejado muchas cuentas pendientes en un año de sequía legislativa.