Jesulín de Ubrique resulta casposo y ha perdido buena parte de la gracia que le daban el precioso acento gaditano y la ingenua osadía de sus inicios. El descomunal batacazo de audiencia da que pensar: no llegó al 12% después de que la cadena gastara una fortuna en llevarle y cebara la entrevista con Bertín. El matador abusa del lenguaje costumbrista, que parece impostado. A sus 49 años, el diestro es uno de los máximos exponentes de esa horrenda pero legítima contradicción que consiste en detestar a la prensa rosa pero recurrir a ella para completar sus ingresos. Él la llama "prensa sensacionalista" y lo hace desde Telecinco, el templo del cotilleo.