opinión | Pablo Picazo
Lo sucedido desde que el pasado jueves se conoció la sentencia dictada por la sección segunda de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, con fecha del día anterior 16 de octubre de 2018, ha marcado un hito en la historia judicial española en un momento en el que, si algo no es oportuno para la sociedad ,es que el más Alto Tribunal del Estado provoque una convulsión del calado que ha tenido el citado pronunciamiento.