Reclamaciones desproporcionadas tras un accidente de coche, simular una lesión de mayor gravedad o reportar falsos robos de artículos son situaciones a las que las aseguradoras se enfrentan día a día. Detectar esos casos a tiempo es una de sus prioridades. Según datos de Icea, el servicio de estadísticas y estudios del sector asegurador, la inversión media que realiza una aseguradora para evitar estas situaciones es de unos 57 euros por cada fraude, con datos de 2022, aunque varía mucho mucho en función de las líneas de negocio. Su esfuerzo rinde frutos, ya que el pago fraudulento evitado gracias a esas investigaciones e inversiones es de 38,7 euros por cada euro invertido.