
Reclamaciones desproporcionadas tras un accidente de coche, simular una lesión de mayor gravedad o reportar falsos robos de artículos son situaciones a las que las aseguradoras se enfrentan día a día. Detectar esos casos a tiempo es una de sus prioridades. Según datos de Icea, el servicio de estadísticas y estudios del sector asegurador, la inversión media que realiza una aseguradora para evitar estas situaciones es de unos 57 euros por cada fraude, con datos de 2022, aunque varía mucho mucho en función de las líneas de negocio. Su esfuerzo rinde frutos, ya que el pago fraudulento evitado gracias a esas investigaciones e inversiones es de 38,7 euros por cada euro invertido.
Pese a ser una sus prioridades, hay defraudadores que logran sus objetivos. Los seguros encajaron más de 334 millones de euros en fraudes en 2022, lo que supone el 37,52% del valor de los siniestros fraudulentos identificados por las compañías, según recoge el informe "El fraude al seguro español" realizado por Icea. Se trata de un 12,7% más que en 2021.
La parte positiva es que las compañías consiguieron evitar estafas por valor de 556,3 millones, un 6,5% más que en el ejercicio anterior. Para elaborar el estudio, Icea ha contado con la participación de 36 compañías, que gestionan el 58,7% del mercado.
A pesar del elevado volumen, la incidencia es limitada. En 2021 se cifraba en apenas el 1,60% los casos que escondían algún tipo de fraude del total de expedientes que tramitaron las compañías, aunque su daño es generalizado para el conjunto de clientes ya que los precios de los seguros tienen en consideración los costes por siniestros, incluidos los fraudulentos.
La mayor picaresca recayó en el seguro de automóviles. Los intentos de estafa al seguro a cargo de las coberturas de automóviles representaron más del 66% de los casos totales identificados y en relación con la cuantía supone el 47,1% el coste pagado. Donde menos casos delictivos se produjeron fue en los seguros de vida, accidentes y salud. Apenas representan uno de cada 10 casos, lo que significa que entre enero y diciembre de 2022 se consiguieron evitar el 88,44% de los fraudes, es decir, algo más de 492 millones.
Tipos de estafas
El estudio diferencia entre intentos de fraudes por importes inferiores a los 500 euros y mayor de dicha cantidad. Son los segundos los que acaparan la mayor parte de los casos, el 66,36%, aunque en la última década han ido perdiendo terreno con respecto a los de menos importe. En 2011 representaban el 71,7% del total. Cerca del 23,5% de los fraudes que hacen frente las aseguradoras se deben a ocultaciones de daños o lesiones preexistentes. Este tipo de estafa al seguro es el más común según recoge el informe anual elaborado por Icea.
En segunda posición siguen muy de cerca los fraudes relacionados con reclamaciones desproporcionadas, estos representan el 20,69% de los casos. El podio lo completa los fraudes relacionados con la exclusión de cobertura, que representa el 17,28% del total. En el lado contrario de la tabla se encuentran los fraudes relacionados con la falta de nexo casual, la falsedad de facturas, minutas u otros documentos.
Los primeros representaron en 2022 el 5,5% del total mientras que en los segundos fueron el 6,27%. Además, el apartado catalogado como otros engloba el 4,14% de los fraudes asumidos por las aseguradoras.
2.208 euros
Es la cuantía media de las reclamaciones fraudulentas evitadas por las compañías. La cifra oscila entre los 22.958,3 euros repudiados en intentos de estafa con cargo a seguros de decesos y 598 con partes irregulares de rotura de lunas de vehículos. Para el estudio, las compañías aportaron los datos sobre las investigaciones y resultados de gestión con 251.988 intentos de fraude, casi 28,8 casos por cada hora.