Tribuna
Europa tiene mucho que ofrecer: diversas culturas, excelentes sistemas educativos, una mano de obra altamente cualificada, una aplicación de la ley muy fiable y el mercado único más grande del mundo, entre otros. Sin embargo, llegar a un acuerdo a menudo puede ser un proceso tedioso y lento en Bruselas, si es que finalmente se produce. Con demasiada frecuencia, los europeos perdemos un valioso tiempo en este proceso. Y eso es una desventaja para las empresas europeas y, posteriormente, para las economías de los Estados miembro. Una desventaja que no podemos ni debemos permitirnos en la actual competición con las principales economías mundiales. El nuevo término legislativo y un nuevo liderazgo son una oportunidad para que Europa y sus responsables políticos cambien esto, una oportunidad para defender el multilateralismo y la reciprocidad y hacerlo con una única voz. Para lograrlo de una manera global, necesitamos construir puentes y no cazar brujas. Los acuerdos deben evolucionar sobre la base de escenarios win to win de confianza e inclusión, más que sobre el nacionalismo y proteccionismo.