Director adjunto de elEconomista. Asesor del Fondo Tressis Cartera Eco30. Promotor del Eco10 y Eco30 Stoxx

La pasada semana publicábamos que Telefónica alcanzaba el ‘dividendo de la bestia’. Al cruzar su cotización los 6,66 euros, con los cuarenta céntimos con los que retribuye, su rentabilidad por dividendo superaba el 6%. El problema es que el inversor en Telefónica sufre ceguera al cambio, teoría que consiste en que los giros dramáticos en el campo visual a menudo pasan desapercibidos si se introducen de forma gradual. Por este motivo, el dividendo es un gran reclamo para quien quiere comprar, pero un pobre consuelo para quien lo hizo mucho más arriba en precio. De nada sirve que la primera gran decisión de José María Álvarez-Pallete fuera devolver a Telefónica a la senda de la retribución real, quitando el dividendo dopado de César Alierta, y que Telefónica esté haciendo un ingente esfuerzo en reducir la abultada deuda, que se ha recortado un 17% desde que en 2016 alcanzase máximos históricos al superar los 52.500 millones de euros.

La pasada semana publicábamos que Telefónica alcanzaba el ‘dividendo de la bestia’. Al cruzar su cotización los 6,66 euros, con los cuarenta céntimos con los que retribuye, su rentabilidad por dividendo superaba el 6%. El problema es que el inversor en Telefónica sufre ceguera al cambio, teoría que consiste en que los giros dramáticos en el campo visual a menudo pasan desapercibidos si se introducen de forma gradual. Por este motivo, el dividendo es un gran reclamo para quien quiere comprar, pero un pobre consuelo para quien lo hizo mucho más arriba en precio. De nada sirve que la primera gran decisión de José María Álvarez-Pallete fuera devolver a Telefónica a la senda de la retribución real, quitando el dividendo dopado de César Alierta, y que Telefónica esté haciendo un ingente esfuerzo en reducir la abultada deuda, que se ha recortado un 17% desde que en 2016 alcanzase máximos históricos al superar los 52.500 millones de euros.

Joaquín Gómez

El pasado viernes escribíamos que Powell se ha convertido en el faro que alumbra Wall Street en la oscuridad que provoca Trump. Me han dicho que es demasiado poético y que no se entiende. Lo que quería decir es que el presidente de la Reserva Federal es una guía para el mercado mucho más clara que en el caso de sus antecesores, porque tiene que contrarrestar las apariciones incontroladas del presidente 'vampiro' de los EEUU. Luz ante la tinieblas. Puede que se entienda todavía menos.

Cortito y al pie del Ibex

Seguramente el mayor error que he cometido en mercado es pensar que soy mejor que los demás. El alto ego te dice: estoy en mercado porque soy capaz de batir a los índices, o porque los productos que hay ofrecen tanta mediocridad que puedo superarlos. Es como el corredor que sabe que es más rápido que los demás. Pero, salvo en el caso de los velocistas, no es el hijo del viento el que gana, sino el que mejor conoce sus objetivos, y gestiona los contratiempos cuando hay ventisca.

Cuando lees los libros de los grandes apóstoles de la inversión te das cuenta de que guardan como oro en paño el elemento diferencial de sus recetas, y nunca llegas a pillar el secreto de lo que de verdad hacen. Cuando conoces a algunos de ellos piensas que incluso serían incapaces de transmitirlos, salvo que te pegases años a su lado, y por algún tipo de ciencia infusa su conocimiento se transmitiese. Uno de los apóstoles de la inversión en nuestro país reconoce, creo que con más soberbia que con amargura, que hay gente que está años con él, y no sabe qué hace.