Análisis
Después de meses de expectación y especulaciones, finalmente la Administración Trump ha presentado su proyecto de reforma fiscal para someterla a la consideración de las cámaras legislativas y su posterior puesta en funcionamiento. Más allá del enfoque ante los medios que está dando la Casa Blanca, la reforma fiscal supone una importante bajada de los impuestos directos en un momento en que el mercado ya descontaba una actuación fiscal de signo fuertemente expansivo. Además, la previsible pérdida recaudatoria en el gravamen sobre Sociedades será más que compensada con el alza de los ingresos por el impuesto sobre la renta, a la luz de una proyección basada en los modelos estimativos de Gruber y Rauh.