Firmas

El futuro de 'Trumpnomics'

E l discurso del presidente estadounidense Donald Trump ante el Congreso, ha dejado descolocada a una gran masa de analistas, políticos y periodistas. De pronto, pareciera como si Trump hubiera cambiado radicalmente sus intenciones y ahora mostrara un perfil más "moderado", dejando a otro lado el conjunto de políticas de carácter proteccionista que se ha popularizado desde noviembre como Trumpnomics.

Sin embargo, la realidad con su habitual tozudez (como decía Lenin) vuelve a desmentir las elucubraciones realizadas incluso desde antes de que Trump siquiera ganara las Elecciones. Analistas, economistas, periodistas y políticos han desperdiciado más de tres meses elaborando teorías y cábalas sobre Trump abalanzándose sobre la literalidad de sus discursos, sin tan siquiera intentar comprender cuál era el verdadero fondo de las cuestiones y tomando al pie de la letra su retórica agresiva y políticamente incorrecta. Resulta sorprendente que no se le haya concedido ni los tradicionales "100 días" que a todo gobernante se le da para ver qué tipo de política realizará a medio plazo.

En este sentido, se ha cometido un error de libro y es juzgar a un responsable público sólo por sus palabras aparentes y no por sus obras. Esto ha conducido a una gestión nefasta de las expectativas, algo crucial para la toma de decisiones tanto de empresarios como de individuos. Precisamente, la incertidumbre generada está ocasionando retrasos en las inversiones, flujos de capitales que quedan parados a la espera de los acontecimientos y familias que no saben a qué atenerse si sólo se guían por lo que dicen los políticos y la prensa.

Pongamos un ejemplo. Mientras Trump maneja de una forma intensa la retórica en contra de la inmigración ilegal y defiende terminar de construir el muro en la frontera con México, su secretario de Estado y los altos funcionarios de la Casa Blanca se encuentran negociando con las autoridades mexicanas la actualización y realce de sus relaciones comerciales, al mismo tiempo que con Canadá. Y por si fuera poco, las tres partes se muestran comprometidas a reformar un tratado como el Nafta, cuyos términos se encuentran anticuados en este momento.

Si sólo fuera por el ruido mediático, poco más que los dos países ya estarían en "guerra comercial". Pero la realidad muestra cómo en política internacional, las cosas no son inamovibles y todas ellas forman parte de una lógica negociadora cuyos resultados pueden ser positivos para ambas partes.

Lo mismo sucede con China. La opinión internacional rechazó de plano que el TPP no se pusiera en marcha por la amenaza proteccionista que eso pudiera suponer. Nada más lejos de la realidad: rechazar el TPP ha puesto en bandeja las relaciones entre EEUU y China, ganando confianza mutuamente. De igual forma con otros de los países que formaban parte de este tratado político anti-chino como Australia, Nueva Zelanda o Corea del Sur. En este sentido, el miedo proteccionista nace de una mala interpretación de las palabras. Un juego en el que el propio Trump se siente muy cómodo ya que realza su carácter de outsider.

Uno de los pocos mandatarios que advirtió de este carácter de Trump y de cómo las cosas serían de una forma muy distinta ha sido el presidente argentino Mauricio Macri. Conocedor de Trump desde hace décadas, es el que ha dado en el clavo explicando el carácter del personaje. Sólo en el mes de enero, Argentina ha duplicado las exportaciones de biodiesel a EEUU alcanzando precios superiores a los 800 dólares por tonelada, un precio muy superior al mercado internacional.

En el caso de México, EEUU tiene un interés importante en participar en su reforma energética. El impulso del sector energético encuentra un mercado abierto como es el mexicano y otros de América Latina dispuestos a realizar operaciones conjuntas que modernicen sus infraestructuras. La política fiscal expansiva denominada Trumpnomics se está materializando en más inversiones, anuncios de rebaja de impuestos, control del déficit y control de la deuda.

En este último punto y en el de política monetaria, la reacción de las compañías norteamericanas está siendo muy favorable. Además, el perfil de los policy makers nombrados por Trump ayuda a gestionar unas expectativas que pasan por subidas de los tipos de interés, una FED despolitizada y lejos de lo que Obama la convirtió (anteriormente ya lo hizo Bush en el primer paquete de rescate de Henry Paulson) y un impulso decidido a controlar el gasto público.

En suma, el tan temido Trumpnomics tiene una alta probabilidad de ser muy diferente a lo que se pintó en noviembre. Como siempre suele suceder en Economía, el tiempo coloca a cada uno en su sitio. Esta máxima también parece cumplirse de nuevo con Trump.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky