Al Banco Central Europeo (BCE) le preocupa una indebida comercialización de productos por parte de la banca en dos vertientes: ofertas complejas donde asuman riesgos excesivos buscando ganar rentabilidad y malas colocaciones a clientes, por los elevados costes reputacionales e, incluso, indemnizatorios que eso puede acarrear cuando derivan en demandas judiciales.