Profesor de Economía de Comillas ICADE

El pacto de los socialistas con la extrema izquierda y los nacionalistas para investir a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno va a tener consecuencias económicas, y no precisamente buenas. De hecho, las malas noticias ya han empezado a producirse. Recientemente, Bank of America publicó la encuesta de gestores de fondos, con un resultado que no podía ser peor para nuestro país. Quienes mueven los mercados financieros internacionales colocaron a España en el último lugar del ranking para invertir internacionalmente.

El conflicto entre Israel y Hamás tiene unas consecuencias económicas que empiezan por la fecha elegida para el ataque al estado judío. El inicio de las acciones coincidió con el cincuenta aniversario de la guerra del Yom Kipur, en la que los israelíes derrotaron a la coalición de países musulmanes liderada por Egipto y Siria. El conflicto dio lugar a la crisis del petróleo de 1973.

Las tensiones internacionales nunca son buenas, y menos si terminan en conflicto armado debido a su enorme coste en términos humanos y económicos. La crisis entre Rusia y Ucrania no es una excepción y, además, se produce en un momento en el que la economía internacional todavía está debilitada por los últimos coletazos del Covid-19 y por la fuerte subida de los precios de la energía que se inició el año pasado.

Los datos de la EPA del tercer trimestre de 2021 dejan un sabor agridulce. Es cierto que el empleo se recupera, pero un análisis a fondo de las cifras muestra un conjunto de debilidades que podrían dar lugar a un deterioro del panorama laboral en los próximos meses.

La recuperación económica y del empleo puede verse eclipsada por el aumento de la inflación. Desde comienzos de año, el ritmo de incremento de los precios se ha acelerado. Este hecho puede tener consecuencias negativas para la economía.

Las tensiones inflacionistas recientes suscitan la cuestión de si ha llegado el momento de que suban los tipos de interés, tanto en Estados Unidos como en la Eurozona.

Una empresa zombi es una compañía incapaz de pagar los intereses de su deuda con su beneficio de explotación. Sigue adelante gracias a un proceso constante de refinanciación de deuda. En esta categoría de zombis entran también las firmas que sobreviven a golpe de ayuda pública, directa o en forma de avales, o que se benefician de la moratoria concursal aprobada por el Gobierno para evitar un alud de quiebras a causa del Covid-19.