España se sitúa a la cabeza del mercado de la segunda residencia en Europa, lo que supone una ventaja competitiva en términos de rentabilidad y estabilidad para los compradores e inversores interesados en este segmento. Esta posición de liderazgo pone de relieve el atractivo de España como destino no solo por las condiciones que presenta en cuanto a ubicación y clima, por ejemplo, pero también la robustez del mercado inmobiliario español a la hora de adaptarse a las nuevas necesidades y requisitos en materia de vivienda.