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Google anunció el domingo que rompía relaciones con Huawei, lo que afectaba directamente al futuro del software de sus móviles. Ahora, la compañía británica ARM (a la que pertenecen el diseño de los chips) también ha anunciado que suspende relaciones con la empresa china con lo que no podrán montar sus propios procesadores en sus próximos teléfonos.