análisis
El Mobile World Congress (MWC) cierra este jueves sus puertas con el regusto del nacimiento del 5G y con una cuadrilla de dispositivos compatibles con la nueva tecnología que nacen sin que estén las calles puestas. Es decir, sin que por ahora existan redes en Europa que permitan dicho uso diferencial. Pese a ese desajuste espacio temporal, la principal conclusión de la feria es que se han acabado las pruebas, las aproximaciones y los sucedáneos: la nueva generación de telefonía móvil ya forma parte íntima de la industria. Por su parte, los operadores de telecomunicaciones y los fabricantes de equipos e infraestructuras han culminado un tortuoso camino que estos días se ha materializado con las primeras llamadas sobre la nueva tecnología. Solo por este feliz hallazgo ya merece la pena esta edición de 2019.