Escribiendo cosas económicas desde 2018, pero ya he pillado unas cuantas crisis. Di mis primeros pasos en Europa Press y luego en El Confidencial. Ahora sigo el rumbo del dinero y los mercados en El Economista.

Tras el último recorte del BCE la semana pasada parece que una nube de deflación se ha posado sobre el continente y el BCE tiene vía libre para pisar el acelerador. Los aranceles de Trump, unos salarios moderándose, la fortaleza del euro, los precios de la energía cayendo a marchas forzadas… todo conspira a favor de los recortes hasta tal punto que Lagarde, en su rueda de prensa, ya se mostraba abierta a seguir la senda de flexibilización. El mercado ahora da por hecho un ajuste de mínimo tres bajadas en lo que resta de año y algunos creen que incluso esto podría quedarse corto. Sin embargo, crece el temor de que el mercado se exponga a una gran decepción: los recortes podrían tener un suelo mucho más sólido que acabe imponiéndose.

La energía nuclear es un tema realmente espinoso en Europa. Un 24% del suministro continente viene de esta fuente de energía en particular gracias a Francia, aunque países como Suecia y otros fuera de la UE como Reino Unido la comienzan a abrazar. Hasta Alemania está dando un giro de 180 grados a su política energética. Solo España están dando pasos ya casi definitivos para culminar el abandono total de esta forma de energía. Mientras el debate sobre la fisión sigue muy presente, Europa ha dado pasos hacia el renacimiento nuclear incluyéndola como 'energía verde' y fomentando desde Bruselas su adopción. En 2024 los países de la UE votaron triplicar su capacidad de producción de cara a los próximos años.

Los aranceles pueden provocar un golpe inesperado para muchos: un golpe mortal contra el renacimiento nuclear, al menos en EEUU. Con la demanda de energía de cara al futuro disparada, el país norteamericano se había embarcado a un proceso de expansión de todas sus fuentes energéticas y la nuclear tenía un rol capital. Los gigantes tecnológicos estaban tomando decisiones clave comprando directamente centrales abandonadas, como Three Mile Island (escenario de una de las mayores catástrofes nucleares de la historia). Tal era la euforia, que en plena fiebre IA, la firma nuclear Vistra fue el gran ganador bursátil de 2024 con alzas del 258%. Constellation Energy vio duplicarse el precio de sus títulos, ahora ambas recorren el camino opuesto.

Esta semana Argentina ha tomado una decisión histórica. Gracias al acuerdo con el FMI, por el que inyecta 20.000 millones, el líder sudamericano considera que ya tiene liquidez suficiente para quitar el cepo cambiario. Es decir, el límite legal que impedía a los argentinos y a las empresas cambiar pesos por otras monedas. El cepo cambiario era el 'Río Rubicón' que tenía en el horizonte económico Javier Milei. La medida era el gran escudo protector frente a la inflación y el colapso del peso, al mismo tiempo que el gran lastre que impide despegar a la economía del país y la bloquea. Levantar el muro de divisas es para lo que se ha estado preparando desde que llegó a la Casa Rosada y renegó de la idea de dolarizar al 100% la economía.

El debate de la IA y su impacto en el trabajo ha dominado la conversación prácticamente desde que esta tecnología se ha convertido en una realidad. Pero pocos pensaban que uno de los primeros puestos de trabajo que podrían verse afectados serían el delos pilotos europeos. La Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA por sus siglas en inglés) ha puesto en marcha una evaluación sobre la posibilidad de reducir el número de pilotos en cabina gracias al apoyo de la inteligencia artificial. Los tiempos de esta medida no están cerrados pero parece que las conclusiones podrían emerger en 2029 y oficializarse en 2030.

El petróleo se está derrumbando a pasos agigantados. El barril de referencia en Europa ya ha perdido los 65 dólares y parece seguir condenado a las caídas. Desde el 'Día de la Liberación' los precios ya han caído un 13% ante una economía mundial fuertemente enfriada por el asalto de Trump al comercio. Esta caída de los precios ha provocado un giro de 180 grados en los acontecimientos que ya está siendo reflejada en el último informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE): ante la demanda en retroceso y los precios en caída libre, el gran motor del mundo petrolero hasta ahora, EEUU, palidece. Mientras tanto, la OPEP, que había estado intentando drenar barriles recortando producción, se rinde ante la nueva realidad y ayuda a cubrir ese vacío en la oferta. Un cambio de papeles que termina con un resultado claro, unos superávits de crudo cada vez más evidentes que han venido para quedarse.

El petróleo está atravesando un momento crítico. Con el barril europeo (brent) deslizándose por debajo de los 65 dólares, el mercado se encuentra atrapado en una espiral bajista. El golpe de los aranceles está siendo la clave que está limitando la demanda y la OPEP ha dado la puntilla a la materia prima en medio de los colapsos. Es por ello que los mercados esperaban con ansia el nuevo informe del cártel en el que dejan claro que no es que esperen una recuperación del mercado que justifique la decisión de aumentar la producción, sino que han acelerado el paso a sabiendas de que el barril está condenado por ahora a las bajas y asumido el golpe.

Ríos de tinta han corrido sobre el impacto de la guerra comercial en la industria de EEUU y el gigantesco golpe que se viene para los consumidores. Se ha señalado el precio de los iPhones y sus componentes extranjeros, el motor… Estas preocupaciones se vieron refrendadas en que el republicano ha eximido a los smartphones y productos concretos (como ordenadoras y chips) de los aranceles recíprocos. Sin embargo, pocos han reparado que la industria no es el elemento más expuesto a los componentes e insumos del gigante asiático y que el sector que más puede verse afectado es otro: la construcción.

Tras dos inviernos en los que Europa se 'salvó' por las suaves temperaturas, todo parecía indicar una crisis del modelo gasista del Viejo Continente. El frío volvió con toda su intensidad y se mezcló con un Dunkelflaute, un fenómeno que impide la generación eólica. En resumen, los almacenes del continente se vaciaron a un ritmo preocupante y los precios se duplicaron respecto al año anterior. Con esta situación y la necesidad obligatoria (por legislación Europea) de llenar los tanques al 90% antes del 1 de noviembre el mercado se rompió, disparando incluso más el megavatio y creando el temor de una espiral alcista imparable. Sin embargo, la guerra comercial lo ha cambiado todo y, sumada a la respuesta de Europa a esta crisis, ha llegado un auténtico desplome que ha borrado el problema de un plumazo, al menos por ahora.

Los ojos del mundo están totalmente fijos en Donald Trump y sus aranceles. Sin embargo, mientras todos los focos se los lleva el comercio, hay otro frente que podría desatar la volatilidad en cuestión de horas: Irán. Este fin de semana los países se reúnen para negociar un acuerdo nuclear cargado de tensión. El mismo Trump ha dicho este miércoles que si no hay avances está dispuesto a poner fin al programa nuclear persa a través de una invasión directa. Preguntado al respecto de la opción, el republicano mencionó que "si es necesario, absolutamente (invadiremos el país), si se requiere intervención militar la tendremos, no podemos permitir que Irán tenga un arma nuclear".